Quien haya asistido a mis clases seguro que me ha oído decir que la única condición que nos exige la vida para poder vivirla dignamente es no tenerle miedo. Siempre insisto en que no se le puede tener miedo a la vida. Sólo se vive una vez y no se debe vivir asustado la única vida que se nos da.
La vida actúa frente a los hombres como la mayor parte de los perros de guarda y defensa: sólo acaban mordiendo a aquellos que les tienen miedo; a los que no les temen es muy difícil que les ataquen. La vida es igual que esos perros y también suele morder a quien la teme y deja a salvo de sus peores ataques a quien no le tiene miedo. El miedo es el peor compañero, el peor socio; nada digno de ser tomado en consideración se puede hacer con miedo.
Si en alguna situación difícil te da miedo hacer lo que te pide hacer tu voluntad serena, hazlo cuanto antes si no quieres entrar en el rebaño de los manejados del que no se suele salir fácilmente.
Nuestros miedos son casi siempre injustificados. Y la mayor parte de nuestros miedos los provocan quienes quieren manejarnos y condicionarnos: ¡Qué si nos aumentan el sueldo aumentará el paro!, ¡qué si el estado se hace finalmente laico, – lo laico que deberíanos ser – nos cargaremos las esencias de nuestra cultura ancestral y eso nos va a llevar a la catástrofe!, hasta: ¡qué si no cumplimos con las reglas de la secta dominante nos condenaremos! Pero, no os dejéis asustar ni engañar jamás. Con lo que pretenden asustaros son sólo fantasmas o espantajos construidos al efecto, que ellos – los que os quieren manipular y servirse de vosotros – agitan delante de vosotros para amedrentaros y conseguir que os dejéis dominar. Recordad, como dice Serrat – no paro de citarle ultimamente – que los fantasmas no son nada si les quitas la sábana. En cuanto tiras de la sábana no hay nada.
Eso no quiere decir que hagáis de vuestra capa un sayo, sed siempre leales a vosotros mismos, pero, por encima de todo, no os dejéis asustar por los que os quieren manipular. Cuando venga el coco a meteros miedo mandarle a algún sitio feo que es donde debe estar.
LA ELASTICIDAD DE LOS PRINCIPIOS O LOS MACARRAS DE LA MORAL
Todos los que tenemos alguna idea de economía sabemos que cuando pequeñas variaciones de los precios afectan mucho a la demanda de un producto hay una alta elasticidad de la demanda frente al precio. Es la elasticidad precio demanda. Hoy, gracias a la crisis – no hay mal que por bien no venga -, descubrimos un nuevo concepto relacionado que ponemos en circulación: la elasticidad de los principios – son las ventajas para la ciencia del análisis comparado – .
Aunque el concepto es tan viejo como el hombre: “sostendremos inquebrantablemente nuestros principios… ¡mientras nos convenga!” Y, como dicen en mi pueblo: “¡viva Dios que nunca muere y si muere resucita!”.
Leo que la CEOE reclama «un paréntesis» en el libre mercado para atajar la crisis. ¡Buena idea! Así que después de tanto dar la barrila con el libre mercado, ahora ¿lo suspendemos? ¡Vaya por Dios!, me convencen de que el mercado lo arregla todo y ahora que ya me lo había creído resulta que no es así. ¡Vamos hombre! ¡Eso no se le hace a una persona como yo!: o somos o no somos, pero no según estemos; ¿en qué quedamos?
El presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán dijo – os lo prometo por mi honor que lo dijo – «Creo en la libertad de mercado, pero en la vida hay coyunturas excepcionales. Se puede hacer un paréntesis en la economía de libre mercado»; y pidió al Gobierno “socialista” que sea más intervencionista. «El ICO [Instituto de Crédito Oficial] tiene que buscar soluciones, hacer una excepción y dar avales a los bancos para que financien el circulante de las empresas». Es como si dijera: creo en Dios siempre que cuide de mi salud y mi fortuna, pero si enfermo o me empobrezco suspendo temporalmente mi fe. ¿Os suena?
Eso es una moral elástica y lo demás son rigideces dogmáticas. ¡Qué morro! Podía añadir que el mercado es: «mientras los beneficios me los llevo crudos, las pérdidas las socializamos» ¿Vale?
Y luego, me llamarán a mí demagogo por escandalizarme.
Pero luego dijo más y ahí es donde yo entendí la razón moral última que guía el interés de D. Gerardo: su preocupación por los parados. Dijo: «No he visto ninguna situación como ésta en España ni en el mundo. Si no se toman medidas excepcionales, el paro será mucho mayor de lo que el Gobierno cree». “Y el millón de parados más que pronosticó hace meses, asegura, se quedará corto a medio plazo”. Casi como lo del metro: un tío mal encarado se te acerca y te dice: «es triste de pedir pero más triste es robar, señorito deme algo» lo llamaremos chantajitos coyunturales. O sea el recurso a meter miedo.
Ya lo decía Serrat, los que nos tratan de meter miedo para arrimar el ascua a su sardina son los “macarras de la moral”: “son la salsa de la farsa, el meollo del mal rollo, la mecha de la sospecha, la llama de la jindama; son el alma de la alarma, del recelo y del canguelo, los chulapos del gazapo: LOS MACARRRAS DE LA MORAL”. Eso me parece hoy el máximo dirigente de la CEOE, un chulo de la moral neoliberal que vive de ella poniéndola a hacer la calle cuando le interesa.
¡Qué mal ejemplo para los jóvenes emprendedores!
Empresarios: ¡No os afiliéis a esas patronales!
© 2024 El blog de Gustavo Mata
Tema por Anders Noren — Arriba ↑
Comentarios recientes