El blog de Gustavo Mata

Estrategia: Las reglas del juego en los negocios

La vida no es tan efímera como a veces parece

La primavera de la vida se nos suele hacer larga: casi todos pensamos que somos niños demasiado tiempo; y la deseada adolescencia, cuando al fin llega, resulta, en muchos aspectos, frustrante. En ese tiempo, llegar a reconocerse en ese ser que nos acompaña es duro; cuando empezamos a lograrlo es que ya somos adultos. Y entonces empezamos a darnos cuenta de que hay cosas que hemos perdido para siempre y que sólo residen ahí, en el recuerdo, en el reino del hubiera sido…

En la madurez se suelen concretar los éxitos y los fracasos, que -como dice Kipling- son las dos caras de una misma mentira; llegan las ilusiones cumplidas y también la certeza de que hay proyectos que se van a quedar en el camino. Ahora no basta con reconocerse, es la hora de asumirse; y, a veces, no es fácil. No se trata tanto de llegar a ser coherente como de llegar a ser consciente de nuestras contradicciones y aprender a vivir con ellas.
Y en el otoño de la vida, cuando todo inevitablemente decae, aunque a veces decaiga incluso con esplendor, empieza a no tener sentido mirar hacia atrás; a estas alturas mirando hacia atrás apenas se ve con precisión casi nada; la memoria deforma la realidad como los espejos de las ferias: a veces el efecto resulta cómico y a veces dramático o incluso trágico. Tampoco es un momento para mirar decididamente hacia adelante: ¡da vértigo!

Y cuando los días se hacen cada vez más cortos y las ráfagas de aire frío nos anuncian que el invierno ya se acerca. ¿No será el momento de centrarse en el presente, disfrutar del regalo de estar vivo y de las sorpresas que la vida depara a quien espera aún algo de ella?

¿Y después?: sólo duraremos lo que permanezcamos en la memoria de quienes nos quieran. Por eso se hace tan evidente que lo que buscamos al llegar a viejos es, simplemente, eso: que nos quieran. Pero los méritos para ser amados entonces ha habido que hacerlos antes: ¡a tiempo!

13 Comentarios

  1. Óscar Revuelta

    mayo 14, 2011 at 7:10 pm

    Profundísimo artículo, querido Gustavo. Nuestra labor de «investigación familiar histórica» muchas veces nos acerca al abismo imposible de intentar entender el paso del tiempo, la finitud del hombre y la eternidad del amor, que es lo único que trasciende a nuestra pasajera existencia. Pero el desánimo por lo que hicimos mal no debe empañar nuestra camino hacia lo que está por venir. Y descuida, que los tuyos te quieren, y después…después te seguiremos recordando el tiempo que haga falta. Tal y como nosotros nos hemos preocupado de recordar a tantos que ya no están.

    Tagore también dijo: «La vida es la constante sorpresa de saber que existo». Disfrútala como se merece.

    Abrazos de tu primo,

    Óscar Revuelta Ruiz.

  2. Gustavo Mata

    mayo 14, 2011 at 11:46 pm

    Querido Óscar, soy viejo, pero aún espero mucho de la vida. ¡Cada día trae tantas cosas buenas y malas! De momento ya tengo una cosa más: tu cariñoso comentario a este post.
    Si alguien ha vivido mejor gracias a que tu has vivido merece la pena haber vivido, dijo alguien. En ese sentido, para mí, ha merecido la pena vivir y sigue mereciendo la pena.
    Claro que si alguien ha vivido peor porque tú has vivido… Espero que no haya sido así en ningún caso.
    Un abrazo y gracias.

  3. Enrique Echanique

    mayo 23, 2011 at 11:16 pm

    Estimado Gustavo Muy Buena reflexion!! Sigo Esperando las reflexiones sobre como vio a Ecuador en su visita.

    Saludos,

    Enrique

  4. Estimado Gustavo

    Soy alumno suyo en CEPADE y me he acercado a su blog sobre todo para leer artículos de marketing o estrategia o de ambas cosas y me he encontrado con este artículo. Me ha hecho reflexionar, lo cual es raro hoy en día entre tanto contenido basura escrito con premura y con poca reflexión y que tanto desafortunamente abunda en los blogs. Muchas gracias por compartir esta reflexión de utilidad para aquellos que vemos que los días son cada día más cortos, la vida cada día más rápida, los errores tan frecuentes como antes (a veces parece que nos cuesta aprender de nuestros errores) y el día a día no come el tiempo de disfrutar de lo que realmente es relevante en esta vida, la familia.

    Un fuerte abrazo

  5. Estimado profesor Gustavo:
    Encantada y agradecida de seguir leyendo sus reflexiones. Hace poco me acordé de usted, al leer un artículo de un profesor en el que se nos pedía qué pensaramos en las cualidades de profesor/-a que nos había impactado y que recordabamos.
    Y usted está entre esos estimados profesores a los que recuerdo con gran cariño y admiración de un Master en Granada. ( Es gracioso lo bien que recuerdo sus clases magistrales pero también la capacidad que tenía para mantener nuestra atención y la inteligencia que demostraba hasta en sus bromas)
    En la vida , como bien dice en un artículo, hay que luchar por hacer lo que nos gusta pero también por amar y ser amado.
    Gracias por compartir y hacernos partícipes de estas increíbles reflexiones.
    Un cariñoso saludo desde Granada,

  6. Gustavo Mata

    junio 5, 2011 at 4:53 pm

    Conchi, tus comentarios son siempre como una suave brisa en mi ánimo.
    ¡Ojalá yo fuera cómo dices que me recuerdas!
    Gracias.
    Un beso.

  7. Gracias a ti por tu comentario y por lo que me mandas.
    Hasta que quieras.
    Un abrazo.

  8. Creo que aparte de ser querido en nuestros últimos días lo que muchos buscamos es trascender y dejar este mundo un poquito mejor de lo que lo encontramos y tal vez ser recordados no solo por cariño sino por haber dejado un libro, una obra de arte, etc.

  9. Tere de Prada Alonso

    agosto 29, 2016 at 12:19 am

    Querido Gustavo , no me canso de releerte . Cada día descubro algo nuevo . Hoy, esta reflexión insuperable. Un abrazo muy fuerte.

  10. Mar A. Casañ

    abril 1, 2020 at 2:18 pm

    He llegado a este artículo de manera improvisada y me ha tocado el corazón.
    Es muy emocionante, especialmente para las personas a las que el tiempo nos da vértigo; por nosotros mismos, o por nuestros seres queridos. Precioso.
    Un abrazo.

  11. Muchas gracias Mar.

  12. Bonita reflexión y tiene algo de Machado y Valle-Inclán.
    ¡Será usted recordado con cariño, profesor!

  13. Gracias, todos los que habéis sido mis alumnos os quedáis luego en mi corazón; ¡es como un gran estadio ya!

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