El blog de Gustavo Mata

Estrategia: Las reglas del juego en los negocios

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RETOS DEL SIGLO XXI: EL MUNDO YA ES MÁS URBANO QUE RURAL

Hace 10.000 años, con la aparición de la agricultura, la especie humana, que había ido desarrollándose como cazadora y recolectora en las áreas más favorables del planeta para esas actividades -estuarios, riberas de los ríos, zonas costeras, entornos de climas más templados- empieza a liberar áreas boscosas para las actividades agrícolas a través de la deforestación, modificando radicalmente el entorno natural, y comienza a vivir en ciudades. El desarrollo al principio es lento. En el año 1800 la gente que vivía en las ciudades era el 10 % de la población total; pero en 1900 el 13 %; en 1950, el 29 %, en 2000, el 47 %. A finales de 2007 la mitad de la población vive ya en ciudades. Somos 6.600 millones en total, repartidos en dos mitades: la rural y la urbana. Y a partir de ahora el mundo será cada vez menos rural y cada vez más urbano. La previsión es que en 2030 el 60 % de los 8.300 millones de humanos viva en ciudades. Es decir los 1.700 millones de incremento de población que se dará entre hoy y el año 2030 serán todos urbanitas, y vivirán, principalmente, en las megalópolis de los países en desarrollo. La población en áreas rurales quedará en 3.300 millones.

Viajo a menudo a México desde hace años y cada vez me deja más atónito la contemplación desde el aire de esa ciudad inmensa. Viéndola un par de veces cada año, desde hace siete, se ve literalmente la película del cambio. Uno se pregunta ¿hasta dónde va a llegar esa acumulación de población aparentemente imparable? En mi último viaje, llegué desde San José de Costa Rica, en pleno día y, cosa insólita, con un día muy limpio y claro. Volamos sobre la ciudad más de media hora y pude contemplarla a gusto. México es absolutamente descomunal y absolutamente caótica, ciertamente inimaginable, realmente increíble. 25 millones de personas amontonadas, abarrotando un espacio urbano, con las casas trepando por los cerros, cada vez más arriba, colgándose casi desesperadamente de las laderas. Te quedas mudo, absorto, sobrecogido, perplejo. No es concebible para la mente humana lo que se contempla aunque se esté viendo. No te cabe en la cabeza que la cuarta parte de los mexicanos vivan en el DF.

El desarrollo humano hubiera sido imposible sin las ciudades. El aumento de la productividad en el campo es la clave para ir liberando mano de obra agrícola y propiciando que ésta se concentre en las ciudades, en donde el desarrollo tecnológico facilitó la producción en masa y más tarde el desarrollo de los servicios en las sociedades urbanas y la terciarización de la economía. La vida en las ciudades representa muchas ventajas: facilita una mayor productividad, posibilita un mayor progreso tecnológico, disminuye los costes energéticos, propicia la construcción de mejores infraestructuras básicas: de transportes, hospitalarias, educativas, etc. Pero también supone grandes problemas. No todo el que se desplaza hacia las ciudades lo hace impulsado por el incremento de la productividad en el campo. Muchos lo hacen impulsados por la más absoluta miseria en busca de oportunidades en la ciudad, que finalmente no aparecen, con el efecto de una tremenda y dramática acumulación de pobreza en los suburbios, con una degradación imparable del entorno natural, con un aumento de la inseguridad a niveles desconocidos hasta ahora, con un aumento galopante de las enfermedades infecciosas, y de otras enfermedades, consecuencia de la mala alimentación y del estilo de vida urbano, como la obesidad, el cáncer, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, etc.

La resolución de los problemas de las grandes ciudades del mundo en vías de desarrollo tampoco parece que estén al alcance de la mágica mano del mercado que todo lo arregla. Tendremos que hacer algo más. Otro reto para el siglo XXI.

RETOS DEL SIGLO XXI: ERRADICAR LA POBREZA EXTREMA

Más de 1.000 millones de personas viven con menos de 1 dólar por día, lo que les condena a pasar hambre, a estar desnutridos: su alimentación no es suficiente para satisfacer sus necesidades energéticas mínimas.

Os comentaba el otro día en mi post G-8 QUÉ VERGÜENZA PLANETARIA, que el primer compromiso asumido por toda la comunidad internacional en los ocho objetivos del milenio era erradicar la pobreza extrema y el hambre. Parecía que esta vez iba en serio. Pero Bush se ha encargado, como con casi todos los compromisos internacionales asumidos, a echarle agua al vino durante sus dos mandatos. Pero ahora, con la crisis, empiezan a extenderse al G-8 las reacciones tibias con esos compromisos, como pudimos ver hace una semana.

Debemos recordar y recordarles constantemente que esos ocho compromisos, que iremos comentando, son una obligación para todos. Y que nos va demasiado a todos en lograrlos.  Es un problema que se puede arreglar. Se sabe cómo hacerlo y los medios para lograrlo son asumibles para la Comunidad Internacional. Sólo falta recuperar la plena voluntad política para hacerlo. La que llevó a tomar el compromiso.

Somos hoy 6.600 millones de personas, pese a la disminución de la tasa de fertilidad en el mundo -especialmente en el rico- en unos pocos años, en 2050, seremos según las previsiones medias, algo más de 9.000 millones. Mientras el mundo rico seguirá estando integrado casi por los mismos 1.200 millones de personas, será en los países más pobres en donde se vaya a producir el incremento desde los 5.200 millones actuales a los 7.800 millones: 1.000 millones más en África y 1.300 millones más en Asia. ¿Os parece que hay que preocuparse? El problema debe ser atajado inmediatamente.

Si bien es cierto que la riqueza en el mundo no para de aumentar y que ha disminuido globalmente el número de pobres, especialmente en Asia, la trampa de la pobreza extrema en la que se hayan atrapados esos 1.000 millones de personas es una situación inmoralmente insostenible para la humanidad, que tiene solución y que el mercado no va a arreglar.

El año en que yo nací, los ricos eran un tercio de la población del planeta. Hoy, 60 años después, los ricos sólo somos la sexta parte de esa población. La desigualdad en el mundo no para de crecer. En el año 1800 la nación más rica de la tierra -Inglaterra- era tres veces más rica que la más pobre -en el África subsahariana-. Hoy la nación más rica de la tierra -USA- es veinte veces más rica que la más pobre. En 200 años el desfase, la desigualdad, se ha multiplicado tremendamente y sigue incrementándose.

En el África subsahariana las mujeres se ven impelidas a tener hasta seis hijos, para poder asegurar tres varones, lo que, dada la elevadísima mortalidad infantil, garantiza que, al menos, uno de los varones, el probable superviviente, pueda hacerse cargo de los padres ancianos. Eso condena a todos ellos -padres e hijos- a la miseria. No se sabe cuál es la causa y cuál el efecto. Pero da igual. Es una espiral en la que están atrapados y de la que solos no podrán salir. Las tasas de fertilidad total femenina –número de hijos por mujer- son en África  5 y son todavía mayores en los países al sur del Sahara: Níger 7,5, Mali, 6,7, Chad, 6,5, Sierra Leona, 6,5, Burkina Faso, 6,4, etc. Esas tasas se asocian a tasas de mortalidad infantil elevadísimas, alto índice de población rural, deterioro medioambiental irreversible, analfabetismo, inasistencia a las escuelas de las niñas, etc.Las consecuencias alimentan las causas.

Las mayores brechas de renta en el planeta se producen entre la zona africana, la ribera sur del Mediterráneo, y la zona europea, la ribera norte, y entre la frontera entre México y EEUU. España está en la raya de la brecha. ¿Os extraña que estemos sometidos a fuertes tensiones migratorias? ¡No se le pueden poner puertas al campo! La inmigración no es el problema es simplemente un síntoma de un problema mucho más grave. Lo tenemos que solucionar y, entre todos, lo podemos solucionar.

Las gestión empresarial en la crisis

Todo cambia, nada permanece; sólo el cambio es permanente”.

Heráclito de Éfeso, 450 años antes de Cristo.

Peino canas -menos de las que me gustaría porque se me ha caído mucho pelo- y ya he visto muchas crisis. Cuando las cosas van mal, muy mal, parece que nunca van a mejorar. Todos se desaniman. Bueno, casi todos. Justo cuando esa impresión es más generalizada hay una segunda o tercera derivada positiva de la variable en declive, que sólo algunos aciertan a ver, y la situación empieza a evolucionar positivamente. Para esos, las crisis son la mejor de todas las circunstancias posibles. También cuando la situación de bonanza dura y dura, justo cuando parece que esta vez la bonanza va a durar siempre, algo imperceptible cambia y todo se viene abajo con estrépito. Sólo algunos lo perciben anticipadamente, y cuando se desencadena la tempestad, ellos están seguros en un puerto abrigado. Los demás lloran.

Crisis, etimológicamente del latín crisis y, a través de éste del griego κρίσις, significa cambio brusco, momento decisivo, situación dificultosa. Crisis es cambio y cambio acelerado, también cambio imprevisible, cambio que crea dudas, que provoca perplejidad, que genera ansiedad, que produce desasosiego,…Pero, ante todo, para vosotros, la crisis debe ser algo que genere esperanza, ánimo, expectativas de mejora; una circunstancia frente a la que merece la pena movilizar el afán de logro, el deseo de triunfo, las ganas de tener éxito,… La necesidad agudiza el ingenio. Hay quien sostiene que κρίσις -crisis- viene de Kρινω, -cribar, discernir; separar la paja del grano-. No sé si es cierto, pero sí sé que en las crisis debemos cribar oportunidades y que la crítica y el criticismo Kantiano -que obliga a cuestionar las cosas y a cribar y discernir los conceptos- es el origen del progreso del conocimiento y de la ciencia.

Los viejos y los instalados solemos ver el cambio, en general y especialmente el cambio brusco, como una fuente de amenazas a nuestra estabilidad, pues pone en cuestión lo que ya hemos logrado, cambia las reglas de un juego para nosotros conocido y dominado en el que nos desenvolvemos con comodidad. Pero ¿y para los jóvenes? ¿Cómo debéis ver los jóvenes el cambio?: no tengo ninguna duda, el cambio, para vosotros, es la fuente de todas las oportunidades; mejor el cambio profundo que el cambio sosegado; las crisis son vuestras amigas, las que os van a permitir posicionaros mejor.

Suelo decir que el cambio es la primera materia con la que trabajan los directivos. Si nada cambiara ¿haríamos falta? Cuando los entornos apenas cambian y el cambio es previsible cualquiera sirve para dirigir. Por eso, en estas etapas y en esos contextos, es cuando se suele nombrar a validos, parientes y toda suerte de recomendados para dirigir. Cuando el cambio se acelera y se hace menos previsible, más profundo, más impactante, más global es cuando hace falta verdadero talento para dirigir, para saber anticipar el cambio, para lograr posicionarse adecuadamente ante él. Por eso, en tiempos de crisis, sólo los que tienen talento son promovidos a los puestos clave. Los que tiene talento y que además sean optimistas, los tristes no sirven para nada.

¡Enhorabuena a los talentosos! ¡En la crisis vais a tener más oportunidades que nunca!

DIRECTORES DE RECURSOS HUMANOS

Amigo Daven, sé que los odias como especie, pero debo confesarte algo: yo también he sido Director de Recursos Humanos. Lo fui en una gran compañía de grandes almacenes por departamentos, GALERÍAS PRECIADOS, absorbida años después por El Corte Inglés, o, mejor dicho: cuyos despojos, en forma de activos, adquirió El Corte Inglés con la contrapartida de quedarse con el personal.Tenía entonces, cuando yo fui fichado, en el año 80, 12.000 empleados y casi 60 tiendas. Había sido la pionera de los grandes almacenes en España.

El reto principal del puesto era lograr reducir la plantilla de 12.000 a 10.000 empleados en menos de un año y sin que hubiera ni un solo día de huelga, lo que se consideraba mortal para la supervivencia de la firma. La empresa estaba fuertemente sindicalizada: CCOO, UGT, USO, FETICO, FASGA y dos sindicatos minoritarios de ultra izquierda muy activos. Si no se conseguía reducir la plantilla la empresa no era viable. Estaba claro y bien analizado en los papeles que me enseñaron. Era imprescindible la reducción.

Recuerdo que cuando recibí la propuesta para incorporarme me quedé perplejo. Yo no tenía ni idea de las especificidades técnicas del puesto. Ni siquiera conocía a fondo el Estatuto de los Trabajadores. No era un experto en personal. Era un ingeniero de producción que, después de cinco años en planta como tal, había dirigido un par de fábricas -si bien una de ellas con una problemática sindical y laboral complejísima, que se había resuelto con éxito-. Me dijeron que sabían que si contrataban un experto –un abogado inspector de trabajo en excedencia era lo típico- les iba a listar las 25 razones por las que el objetivo a alcanzar era imposible, y que yo -me conocían bien- les iba a preparar un plan con 25 medidas para hacerlo posible. Después de pensármelo un par de días, a fondo, dije que sí. La clave de mi argumentación interna fue que la compañía en la que trabajaba entonces -ERT- tenía también 12.000 empleados, y como el Director de RRHH que teníamos era muy malo, a mi juicio -malísimo de verdad- y tan bueno a juicio de todo el mundo, y yo estaba seguro de que lo podría hacer mejor que él, sin ninguna duda, pensé que yo iba a triunfar y tener éxito; si aquel señor tenía éxito en ese puesto, yo seguro que lo tendría. Ya sabéis que San Agustín se acongojaba cuando veía sus muchas carencias pero se llenaba de osadía cuando se compraba con los demás. Pues algo así. Yo tenía 33 años. Pensé que una tarea así había que hacerla muy honestamente y que yo era capaz de hacerlo, y de hacerlo así, honestamente. Agarrar el toro por los cuernos no era lo usual en temas de RRHH y ese era mi estilo.

Lo hice, se bajó la plantilla en 2.000 personas, nos descolgamos del Convenio congelando los salarios, se deshizo un Plan de Jubilaciones que consistía en dar 100 pagas a cada jubilado en el momento de su jubilación. Ese plan suponía, si se hacía el cálculo actuarial de la carga financiera para asegurarlo, y había que hacerlo, quebrar 5 veces la empresa. Gracias a que se les pudo explicar el problema a los sindicatos, que lo entendieron, y que juntos estudiamos la mejor forma posible de bajar esos empleos con las medidas menos lesivas para trabajadores y empresa, se hizo. Parece un cuento de hadas, pero fue exactamente así. El día que me fui de la empresa, los Sindicatos CCOO y UGT me invitaron a comer con mi esposa y ella se llevó a casa el mayor ramo de rosas -rojas claro- que le han regalado nunca.

Bueno a lo que íbamos. ¿Cómo un señor sin tener ni idea de RRHH puede tener éxito como Director de RRHH? La clave es que para eso hay que ser mucho más Director que de RRHH. Los Directores de RRHH, en general, suelen ser mucho más de RRHH que Directores y así les va. Las especificidades técnicas de RRHH son muy simples, se aprenden rápido, se pueden tener asesores buenos; lo difícil es tener la actitud y el enfoque Directivo en ese puesto.

La finalidad última de un Director de RRHH es hacer que en su empresa su puesto no sea necesario. Así siempre hará falta un Director de RRHH trabajando para ser prescindible, impregnando a toda la estructura de la empresa de su función constantemente. Con ese enfoque cualquiera bien dotado para dirigir tendrá éxito como Director de RRHH. Lo que pasa es que como no suelen abundar los “DIRECTORES de rrhh” y si los “directores de RRHH”, éstos se empeñan en llenar la Dirección de técnicos y de staffs de todo tipo en un afán de llenar de contenido algo que no tiene tanta ciencia, para justificar su existencia. No es complicado ser Director de RRHH, es difícil pero simple. Basta ser Director, tener actitud directiva, y ser una buena persona.

No me extraña que no te gusten, Daven. Hay muchas excepciones, pero el típico Director de RRHH, también a mí me pasa, resulta poco simpático.

ECONOMÍA SUMERGIDA

El otro día en una tertulia en radio interconomía, un contertulio ilustraba lo mal que está la situación comentando que muchos empresarios estaban amagando con pasarse a la economía sumergida para capear el temporal. Me escandalizó con la naturalidad con la que se manejaba ese argumento, como dándole cierta legitimidad a quien se sumerge como reacción a la crisis, que es culpa del gobierno, ¡claro!, y por tanto si no hacen nada pues yo me sumerjo. ¡Intolerable! Sí, pero ¿hay mucho de esto?

También me escandaliza la encuesta en la que un tercio de los directivos españoles reconoce que no perdería un negocio por tener que pagar un soborno. ¡Qué vergüenza! ¿Así estamos?

El dinero negro es una de las asignaturas pendientes de nuestra economía. ¿Se combate con firmeza la economía sumergida en España? Los delitos y faltas relacionados con el fraude a la Hacienda Pública se persiguen con muy poco entusiasmo. ¿Por qué? Ayer el suplemento de Negocios de EL PAIS se dedicaba en gran parte al tema del dinero negro y abría con una información inquietante: uno de cada cinco euros en España, se escapa a los controles.

El tráfico del dinero negro se basa en los billetes de 500 euros. ¿Es difícil investigar esto? ¿Qué resultados se han obtenido con las investigaciones que se han hecho?

Una parte importante del fraude se concentraba en la actividad inmobiliaria. ¿De verdad hay alguien que piense que es difícil hacer una investigación a fondo sobre este tema? A mí me parece sencillísimo. Es un delito bien fácil de investigar. ¿Por qué no se hace? ¿Será porque al final de la cadena puede que esté la financiación de los propios partidos?

En España no hay una clara conciencia de que lo público es nuestro, pero puede que tengan parte de la culpa los partidos políticos que parecen pensar muchas veces que lo público es suyo. Debemos considerar a todos los políticos y funcionarios, quienes viven del erario público, nuestros empleados y exigirles un comportamiento consecuente. Con educación pero con firmeza. Somos ciudadanos, no súbditos. Ellos se deben a nosotros, están a nuestro servicio. Por cierto, para rebajar el gasto público habría que plantearse que todos los asesores desaparecieran. Cada vez que un partido gana unas elecciones locales, autonómicas o generales coloca a una gruesa nómina de asesores a vivir del erario público. No paran de aumentar, a cada cambio de gobierno se incrementa la cantidad de asesores. Es una vergüenza y nadie se queja. ¡Los pagamos cada uno de nosotros!

El otro gran mal, que incide gravemente en la economía sumergida es el tráfico de estupefacientes y ahí hemos hecho un dramático ejercicio colectivo de dejación de responsabilidad en los últimos lustros. Despenalizar el consumo de drogas fue un error histórico. Ser complaciente con el tráfico ha sido y es un crimen horrible. ¿Se hace todo lo que se puede? Todo parece indicar que no. Apenas se habla del tema. ¿Quién está detrás de ese asqueroso entramado? ¿Ya estamos corrompidos por las mafias? ¿Es reversible?

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