En el programa Cierre de Mercados de Susana Criado.
En el programa Cierre de Mercados de Susana Criado.
Tomás de Aquino decía, inspirándose en Aristóteles, que “en el medio está la virtud.” Yo no lo veo así. ¿Los virtuosos son perfiles equilibrados, promediados? No. Yo estoy en otra línea de pensamiento. Dice San Juan en la Carta a la Iglesia de Ladiocea, en el Apocalipsis, (3:15) “Yo conozco tus palabras y sé que no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente!, pero eres tibio, y por eso, por tibio, te vomitaré, te arrojaré de mi boca”. Eso pienso yo de los tibios. No me gusta la tibieza.
Los equilibrados suelen ser la consecuencia de un montón de defectos innatos corregidos a costa, frecuentemente, de no mejorar las virtudes también innatas. Yo creo que el hombre es contradictorio, y pienso que el virtuoso no es el que no tiene defectos sino el que explota y engrandece cada día sus virtudes. ¿Quién es capaz de transformar uno de sus defectos en una virtud? Pocas veces se logra eso. La lucha contra los defectos está bien, pero, rara vez, da lugar a que el defecto se convierta en virtud; lo normal es que si se lucha mucho se llegue a la mediocridad. Para mí el camino a la perfección no pasa tanto por corregir los defectos sino por cultivar las virtudes para llevarlas al límite.
Mi recomendación es: Haced cada día mejor lo que ya hacéis bien. Concentraos en eso. Además corregid los defectos, pero esa no es la lucha principal. Los defectos os van a acompañar, probablemente, a la tumba, y la lucha contra los defectos resulta deprimente y poco alentadora por el escaso éxito que normalmente se alcanza en la tarea. El que logre corregir sus defectos, probablemente, llegue a ser el perfecto mediocre. ¿Es verdad el aserto de que “in medio est virtute”? ¡No!
¿Cómo son los presupuestos del Estado que presentó ayer el Vicepresidente Sobes? Tibios. Tan inexorablemente equilibrados que no arreglan nada. Están basados en una recaudación prácticamente estable y un déficit del 1,5%-. Aunque saben que el escenario es peor y que los ingresos se van a resentir, lo que constituye el primer error.
Los líderes políticos son acomodaticios. Pero en circunstancias difíciles es cuando los verdaderos líderes deben atreverse a proponer sacrificios y medidas poco populares. Con paños calientes no se arregla nada. Pero este Gobierno no se caracteriza por su capacidad de gobernar proponiendo medidas impopulares aunque sean necesarias. Prefiere atajar las consecuencias que abordar las causas y este momento requiere otra cosa.
Está bien la preocupación política por el gasto social. 4 de cada 10 euros de gasto, van al pago de pensiones y protección por desempleo. Pero con eso se arreglan las consecuencias de la crisis y no sus causas. Porque pagando el paro no se disminuye éste. No es suficiente.
Ya sé que esto se originó en Wall Street. ¿Pero no teníamos una crisis económica propia derivada de la falta de competitividad y de la crisis de ladrillo? ¿Qué pasa con el sector exterior que no corrige el déficit ni a tiros? ¿Hacemos algo? ¿Qué pasa con la poca flexibilidad que tiene el mercado de trabajo? ¿Lo arreglamos? ¿Qué pasa con la rigidez y falta de transparencia del mercado de crédito? ¿Metemos mano en eso?, etc. La pregunta es ¿cómo desde los presupuestos y desde el Gobierno se puede contribuir a activar la economía?
Solbes tiene claro que no hay porque sacralizar en momentos como este el principio de estabilidad presupuestaria: está previsto un déficit presupuestado del 1,5 %. Pero eso no es suficiente como para conseguir un efecto que reanime de la economía. El superávit acumulado permitía una política inversora más valiente; y tenemos en qué invertir. Los aumentos de inversión en infraestructuras son insuficientes y era el momento de hacerlo. Se me puede decir que la inversión en I+D crece casi un 7%, pero dado nuestro retraso ese no es suficiente para inducir nuevas inversiones en el país a medio plazo.
Tampoco el esfuerzo de austeridad propuesto es suficiente. No basta con congelar los salarios de los altos cargos y sus gastos. Es el momento de reducir. Por ejemplo es el momento de prescindir de la mitad de los asesores en todos los niveles de la administración. ¿Por qué necesitan los políticos tanto asesor? ¿Es que son unos inútiles que no saben de nada y para todo necesitan un asesor al lado? La tentación de pensar eso está ahí, pero yo no quiero caer en ella. Sé que esos asesores que no paran de aumentar son los compañeros de partido que el último vuelco electoral de turno se han quedado sin sueldo oficial, sin coche con chofer; vamos, sin una poltrona. Eso son los asesores; ese es el seguro de paro mejorado de los políticos: “no te preocupes si no obtienes un escaño yo te nombraré asesor, le dirá un compañero de partido que sí haya sido elegido”. Ya se sabe: ”hoy por ti, mañana por mí”.
No es usual que desde Inglaterra –la pérfida Albión- se nos elogie. Por eso cuando lo hacen es tan significativo.
Dicen desde FINACIAL TIMES: El Banco de España ha aplicado una política rigurosa que ha contribuido a que el sistema financiero español pueda capear mejor el temporal.
No es que a España no le vaya a afectar la crisis. Tenemos un grave problema específico derivado de la crisis del ladrillo, añadido al que se deriva de nuestro déficit exterior y nuestra falta de competitividad. Pero la banca española, en general, está muy saneada, por los controles y la supervisión estricta del banco central. A nivel nacional e internacional, BBVA y Santander están entre los mejores bancos.
Para el FINANCIAL TIMES el relativo éxito es pro la gestión del Banco de España, que llevó las leyes de la Unión Europea más allá de lo que la UE exigía y que disuadió a la Banca española de usar los instrumentos financieros estructurados que son una de las razones de la crisis.
Suelo decir que Solves hubiera sido un gran ministro de economía con el PP y que Rato lo hubiera sido con el PSOE porque la política económica es casi idéntica con gobiernos de uno u otro signo. Podemos decir que el Gobierno socialista tiene en este aspecto una política conservadora.
En España, ya hace muchos años que la Banca de Inversión local desapareció en una crisis bancaria española. Recuerdo cuando un día tras otro los bancos caían en el Fondo de Garantía de Depósitos.
Hemos sabido escarmentar y esta crisis nos ha agarrado vacunados.
Las bolsas de Tokio, Seúl y Hong Kong cayeron el 5% hoy, siguiendo la caida del Dow Jones, que perdió ayer un 7%, la mayor caída de su historia. Las bolsas europeas, que ayer bajaron estrepitosamente, volverán a bajar hoy; y no poco.
Ya os decía, antes del verano y bastante antes del último lío de la caida progresiva de toda la banca de inversión americana, que llegaríamos a 11.000 en el Ibex 35. Ahora creo que el suelo está más bien en los 10.000.
El lío procede de Estados Unidos y Bush, el pato cojo -así se les llama a los presidentes que deben abandonar la Casa Blanca en breve- parece, además de cojo, un pato loco. El imperio está sin César y nosotros, todo el mundo, movidos como una hoja caida del árbol a la que el viento de otoño -más bien un huracán esta vez- mueve caprichosamente. El ojo del huracán está sobre la isla de Manhattan, pero el viento y la lluvia llega a todo el mundo.
Pretendían arreglar de un plumazo el tremendo follón montado por años de intereses excesivamente bajos, de desregulación creciente de los mercados, de una burbuja inmobiliaria alentada dando crédito a quien no lo podía pagar, de una codicia extrema de los directivos alentada por los escandalosos bonus, de una ingeniería financiera que rozaba la estafa que revendía varias veces la deuda de las hipotecas basura, de falta de control por parte de las agencias de rating, etc. con un plan de tres páginas elaborado por Paulson, el Secretario del Tesoro, que costaría entre 700.000 y 1.300 miles de millones de dólares. o sea más de 2.000 dólares por cada ciudadano americano, incluyendo el tercio de la población que son pobres casi de limosna. Para poder pactarlo en el Congreso hizo falta redactar uno de 100 páginas, matizando y complementando el apresurado e improvisado que Bush, amenazando con todos los males, pretendía colar. El plan finalmente fue rechazado por la mayor parte de los senadores republicanos y una parte importante de lo demócratas; ¿Por qué?: todo el Congreso y un tercio del Senado se va a renovar en Noviembre, al tiempo que eligen al Presidente, y la mayor parte de los Congresistas pretenden ser elegidos de nuevo; sus posiciones deben explicarlas a sus electores en las próximas semanas. No es sólo aquí en donde los políticos djean de lado los verdaderos problemas del largo plazo por atender a los problemas coyunturales de corto plazo de los que dependen sus intereses electoralistas. En USA también.
El artífice del plan, Paulson, es un hombre con más de 500 millones de dólares de fortuna, ¿sabéis dónde la hizo? trabajando en Golman Sachs, uno de los más conspicuos bancos de inversión de Wall Street. Es como poner a la zorra a cuidar del gallinero. ¿No?
Son las 09:00 horas y voy a enchufarme a la bolsa a ver lo que hay.
¡Vaya día! A mirar y a aprender, amigos. Esta lección no la deberéis olvidar en vuestra vida.
Aquí parece que Rodríguez Zapatero quiere reunirse con Rajoy a hablar de economía: ¡pero si no tienen ni idea ningunos de los dos! ¿De qué hablarán?
En España no es fácil hacer negocios. Ocupamos el lugar 49º del ranking en cuanto a la dificultad para hacer negocios, el año pasado éramos el 46º por lo que hemos perdido tres puestos. Hagan todo lo posible por facilitar que se puedan hacer negocios porque la gente que hace negocios son los que mueven la economía. ¿Es difícil entender esto?
En España es complicadísimo abrir un negocio. Estamos en el puesto 140º y hemos descendido en un solo año 17 puestos en el ranking. En el análisis se incluye el número de pasos que los nuevos empresarios necesitan cumplir, el tiempo promedio que toman los trámites, y el coste y capital mínimo requerido. Si alguien resulta disuadido por tanta burocracia es un drama para todos. Tampoco parece complicado entenderlo, ¿no?
En España es difícil contratar trabajadores. Somos el país que ocupa el puesto 160º y encima hemos descendido en el ranking un puesto. Más de lo mismo, encima de que se incrementa el paro, resulta complicado contratar. Aquí es tres veces más difícil contratar gente que lo es en la media de la OCDE, los horarios laborales son poco flexibles: la rigidez es un 50 % mayor, y el despido es el doble de caro en términos de semanas de salario de indemnización promedio.
En España es complicado y oscuro obtener un préstamo. Ocupamos el lugar 43º en el ranking y también hemos empeorado tres puestos. Y eso sin contar con que ahora la banca no presta ni aunque seas el paradigma de la solvencia. Los indicadores se refieren a la poca transparencia de la información crediticia y a la falta de precisión en hasta donde llegan los derechos de deudores y acreedores.
En España, no es nada sencillo obtener un permiso de construcción. Somos el país que ocupa el puesto 51º y hemos retrocedido dos puestos. Para construir un simple almacén hacen falta once procedimientos y completarlos requiere doscientos treinta y tres días, incluyendo la obtención de licencias y permisos, completar las notificaciones e inspecciones requeridas, y la obtención de conexiones a servicios públicos.
En España es complejo e ineficiente el registro de propiedades. Somos el 46º de la lista y hemos empeorado dos puestos. Y eso que Rajoy es registrador y en eso podía decir algo con sentido. Registrar los derechos de propiedad requiere cuatro procedimientos y toma dieciocho días, además de ser el doble de caro que en el conjunto de la OCDE.
En España no se protege eficazmente a los inversores. Somos el 88º de la lista y hemos perdido cuatro puestos. Y parece que nos hace falta que vengan inversiones. ¿Estoy en lo cierto? Falta transparencia en la divulgación de la información de oportunidades y falta capacidad de los accionistas para poder encausar a los directores y consejeros por conducta dolosa.
En España es complejo y oscuro el sistema impositivo, además de caro, aunque en esto hemos mejorado 13 puestos lo que nos lleva a un aún deshonroso 84º puesto. Una compañía de tamaño medio debe pagar un 60 % de sus ganancias en diferentes tipos de impuestos, mientras que en la OCDE de promedio es dos tercios, o sea un 33 % menos.
En cuanto a la facilidad para el comercio transfronterizo ocupamos el lugar 52º y perdemos dos puestos. Los procedimientos relacionados con la importación y exportación de un embarque estándar de mercancías son más complicados, requieren más documentos y son más onerosos que en el promedio de la OCDE.
Las garantías de cumplimiento de contratos nos dejan en un 54º lugar y bajamos un puesto. El tiempo, el coste y el número de procedimientos que se requieren desde el momento en que se establece una demanda legal hasta el momento del pago final son manifiestamente mejorables.
Y cerrar una empresa, menos mal, no es tan complicado. Ocupamos el 19º lugar del ranking aunque empeorando dos puestos.
¿Hay tarea o no? Pues nada, mientras tanto los políticos haciendo… ¿el qué?, ¿qué hacen los políticos?
Los datos son del informe Doing Business 2008.
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