Alguien me comentó alguna vez – o lo leí en algún sitio – que a los hijos no hay que trasmitirles que no deben divertirse empleando su tiempo en lo que les gusta sino que antes de nada deben prepararse sacrificándose duramente para tener alguna profesión, carrera u oficio con el que ganarse la vida, y luego, en su tiempo libre, cuando ganen ya su buen dinero con su oficio, que hagan eso que les gusta. Lo que hay que hacer -según la tesis de la que debido a mi mala memoria no identifico la fuente- era estimular a los hijos a hacer las cosas que más les gustan y nunca preocuparles acerca de la dificultad que tiene ganarse la vida; ya que ganarse la vida será fácil siempre que uno haga lo que le gusta, mientras que si uno se ve obligado a trabajar en lo que no le gusta, lo hará mal, va a ser muy infeliz y puede que hasta tenga problemas para ganarse bien la vida.
Como todas las afirmaciones categóricas ésta es susceptible de muchas matizaciones, pero la idea central es muy sugerente.
En toda mi vida he procurado hacer sólo las cosas que más me gustaba hacer y he tratado de no hacer nunca aquello que me desagradaba hacer, aunque pareciera que me iba a reportar grandes beneficios hacerlo. La verdad es que para actuar así he tenido siempre el apoyo de los míos, singularmente el de mi mujer. Sé que eso resulta a veces muy caro, pero de verdad es un lujo conseguirlo, y, a largo plazo, pienso que te lleva a tener más éxito que lo contrario. Creo que un buen desempeño está ligado a la pasión que se ponga en el trabajo y esa sólo se pone en lo que a uno le motiva, en lo que a uno le gusta, en lo que le otorga gratificación. A eso se le llamaba antes vocación, una palabra que ahora se usa mucho menos, pero que sigue teniendo su importancia.
Muchas veces cuando saludo a alguien al comienzo de la semana y le digo: ¿qué tal?, él me dice: bueno…, de lunes…; y al final de la semana cuando le saludo: ¿qué tal? me contesta:¡¡¡de viernes!!! Como cada vez soy más viejo estoy un tanto pesado, y voy por ahí diciendo algunas inconveniencias. A continuación de oír eso suelo soltar un pequeño sermón diciendo algo así: “si te pasas la semana esperando el viernes, no disfrutas del lunes, ni del martes, ni del miércoles, ni del jueves, sólo un poco del viernes, eso sí del sábado y de parte del domingo porque por la tarde ya estás pensando: ¡qué horror mañana es lunes! Hay que aprender a disfrutar con la misma pasión con la que disfrutamos el fin de semana de cada día de la semana; disfrutar de las vacaciones igual que del resto del año; y eso sólo lo podemos conseguir si hacemos lo que nos gusta hacer”.
Pues bien, si fueras sacerdote te debería gustar la liturgia, si fueras político, te deberían apasionar los actos públicos, estar en la tribuna de personalidades, hacer discursos, saludar a la gente, dar mítines, etc. A la mayor parte de los políticos les gusta y se les nota. A Rajoy no se le nota eso; casi siempre se le nota lo contrario; el sábado pasado se le escapó decir aquello de: “mañana tengo un planazo: el coñazo del desfile” refiriéndose a la parada militar del día de la Fiesta Nacional a la que el año pasado había ensalzado, instándonos a todos a compartir la emoción de apoyar a nuestras Fuerzas Armadas y a su trascendental misión en ese significado día. Pero es que D. Mariano es casi siempre así de soso, no pone pasión en casi nada, ¿qué es lo que le gustaría hacer? Desde luego lo suyo no es la política. Es un hombre inteligente, y bien preparado, pero la política no le gusta. Casi siempre se puede ver reflejada en su cara en todo tipo de actos una íntima insatisfacción; eso sí, soportada con gran estoicismo, pero sin ningún entusiasmo.
Así, D. Mariano, no se le ganan las elecciones ni a Zapatero, que a su propio juicio es un tonto solemne. Eso es lo que le falta a usted: ser un poco más solemne, creerse lo que hace; si no en el PP le van a apoyar mientras sea mejor para el partido hacerlo que lo contrario, o sea a corto plazo, y mientras no tengan alternativa; hasta que en cualquier momento se atrevan a quitarlo y le manden a disfrutar de su hobby favorito cada tarde: ¿la bicicleta? o ¿la pesca?, mientras se gana la vida, aburridamente, cada mañana, como Registrador de la Propiedad en Santa Pola.
Yo creo que Rajoy es político, que no le gusta, porque no le gusta tampoco ser Registrador, que es su profesión. Me parece que a D. Mariano, de pequeño, le hicieron estudiar Derecho y luego hacer oposiciones a Registrador para que tuviera una forma de ganarse la vida y que nunca le enseñaron que lo importante es divertirse con lo que uno hace. ¡Le falta pasión por la política para ser político! Y así no hay manera…
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