El blog de Gustavo Mata

Estrategia: Las reglas del juego en los negocios

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HOY ESTAMOS MÁS ESPERANZADOS

El viento de la historia está barriendo el dogmatismo neoliberal y neoconservador que se había instalado firmemente entre nosotros.

Obama, el nuevo líder del más poderoso país de la tierra, ha desatado una ola de esperanza en su país y en el resto del mundo. Los jóvenes, y los que aún siendo viejos mantenemos la esperanza propia de la juventud, soñamos con un mundo mejor. Con un mundo sin guerra, donde los conflictos se resuelvan mediante el diálogo. Con un mundo sin hambre, donde no muera ningún niño ni ningún adulto de desnutrición. Con un mundo sin enfermedades evitables. Con un mundo ecológicamente sostenible. Obama comparte esos sueños.

Obama cree, como muchos de nosotros, que no se pueden imponer los principios saltando por encima de ellos; que los valores no se imponen por la razón de la fuerza sino por la fuerza de la razón; que el fin nunca justifica los medios; que la economía de mercado necesita supervisión cercana y controles para que funcione; que la intolerancia es un cáncer; y que los pueblos necesitan tolerancia ante la diversidad y por esa vía, la de la tolerancia, deben lograr la unidad.

Dijo ayer que «la esperanza se impondrá al miedo»; «la voluntad común se impondrá al conflicto y al desacuerdo». También dijo que no será fácil recuperar esos viejos valores que esos que ahora la historia arrincona nos trataron de imponer. «Valores como el trabajo duro y la honestidad, el coraje y el juego limpio, la tolerancia y la curiosidad, la lealtad y el patriotismo son cosas viejas, pero son cosas de verdad».

Aunque reconoció que: “los desafíos que tenemos por delante son reales, son serios y son muchos. No podremos resolverlos ni fácilmente ni en un corto periodo de tiempo».

Disfrutemos del momento y empujemos en esa dirección con todas nuestras fuerzas.

Lo que depende de cada uno de nosotros sólo lo puede hacer cada uno de nosotros.

Yes, we can.

PREVISIONES MÁS Y MÁS PESIMISTAS PARA NUESTRA ECONOMÍA

Bruselas auguró ayer para España, por boca del Comisario Joaquín Almunia una tasa de paro del 19% en 2010. España será el país de la zona euro, dice, más castigado por la crisis con un descenso del PIB del 2 %  en 2009 y tardará más en salir de ella. Hace tres días, el Gobierno pronosticó el 15,9% de paro en 2009 y el 15,7% en 2010. Estas previsiones de Bruselas suponen una profunda revisión de las presentadas por el pasado noviembre.  Dice Leire Pajín del PSOE que en Bruselas «se han equivocado muchas veces, ahora también puede ocurrir». De acuerdo,  pero cuidado con las palabras  ¡Mira Leire que si se equivocan y es aún más!

Mi tesis es que en Bruselas no tienen ni idea de la que se nos viene encima y no paran de corregir al alza sus previsiones,  por si acaso. De hecho reconocen lo que digo cuando manifiestan que las previsiones «encerraban un nivel de incertidumbre excepcional.

Y en España, el Gobierno continua dándonos las malas noticias poco a poco, negando la evidencia si es preciso, con lo que nos está exasperando a todos, y la oposición parece encantada con que nos vaya así de mal, con lo que nos está logrando irritar también bastante. Se vuelven a equivocar de actitud unos y otros; todos. ¡Qué malos son! ¡Qué falta de competencia!

Dice Almunia que la situación es peor en España porque «la recuperación se produce con una lentitud algo mayor debido a que el ajuste en el sector de la vivienda es más difícil y toma más tiempo que en otros sectores».  No lo entiendo. ¿Por qué? Nadie se lo ha discutido, pero yo no estoy de acuerdo. En España hay una demanda latente de vivienda grande y si se ajustan los precios a la baja resurgirá ésta.  El stock de viviendas vacías se puede corregir en un año, a partir de que las expectativas de todos cambien. Tanto la demanda de vivienda en las  ciudades como segundas viviendas en la costa puede resurgir en cuanto bajen los precios y se vea que ya no bajarán más. El ajuste de los precios ya se está produciendo; rápidamente. Los precios del suelo ya se han derrumbado. Los tipos de interés a los que endeudarse para la compra de vivienda están muy bajos. La inflación está controlada. Puede que tenga razón Almunia, pero que nos explique por qué. De momento me parece una afirmación gratuita.

No estoy diciendo que saldremos de ésta enseguida, ni unos ni otros, pero no me parece justificado este pesimismo diferencial sobre España. Lo que tenemos que corregir y se corregirá por narices es el déficit exterior. Nadie nos va a financiar más a familias y empresas españolas nuestro endeudamiento. Al estado sí. Pero lo que debe hacer el Gobierno es cuidar que el déficit público no se dispare. Ya sé que debe aumentar el gasto público, pero cuidado con eso. Se está proponiendo gasto de forma precipitada y  sin demasiado criterio. Luego digerir los excesos es mucho más duro y eso pude lastrar la salida de la crisis. Y, sobre todo, no perdamos la ocasión de flexibilizar nuestra economía y de eliminar trabas y privilegios de castas funcionariales que al final sí que van a retrasar el ajuste y a impedir o dificultar que se haga bien y rápido. Pero para eso hay que atreverse a tomar medidas impopulares. Ni la oposición se atreve a proponerlas ni el Gobierno parece tener el coraje necesario para implementarlas.

 

HOY, 19 DE ENERO, ESTARÉ EN RADIOINTERCONOMÍA

Como siempre, en el programa de Susana Criado, Cierre de Mercados, más o menos a partir de las 16:20, en la tertulia. El miércoles pasado también estuve, pero no estaba programado previamente y no llegué a tiempo de avisaros. Lo tenéis en el archivo digital, por si os interesara.

Hoy estoy celebrando en mi intimidad, conmigo mismo, el último día de la era Bush. Ufff, ¡qué alivio!

JUANA MARÍA ROMERO CAMPILLO. IN MEMORIAM

El viernes por la tarde y el sábado por la mañana estuve, como hago todos estos fines de semana de Enero y Febrero, dictando clases en Zaragoza, en la Universidad de San Jorge. Era el colofón de una semana dura, con muchas clases en IEDE, en CECO, en la Universidad Complutense, en el CSE… Cuando regresaba a Madrid en el AVE, relajado, leyendo a Cabrera Infante, medio dormido, pensando en el descanso, me llegó una de esas noticias que uno nunca desearía recibir; una de esas que cuando ocurren, aunque sean esperables y esperadas, uno se resiste a aceptar.

Amigos, hoy estoy muy tocado. Seguro que no estoy muy inspirado para escribir nada. Pero necesito sentirme cerca de vosotros y escribir un poco. Y sobre todo me apetece hablaros de una persona grande; alguien muy especial para todos la que la hemos conocido. Una persona que se acaba de ir. Que se ha ido de puntillas. Como ha hecho siempre. Sin llamar la atención. Tratando de no molestar a nadie. Obsesionada con eso. Una mujer con un personal estilo de estar y, sobre todo, de no estar.

Juana María Romero, Juani, acababa de dejarnos. Cuando su marido, mi amigo del alma Andrés Carrillo me lo estaba comunicando el sábado no pude dejar de pensar que Juani había tenido conmigo el detalle de irse en el único momento en el que mi agenda me permitía acercarme a Cartagena para despedirme de ella y para estar cerca de Andrés y sus hijos. Me obsesionaba eso: no poder estar allí. Ella era así. Discreta. Detallista. Pero eso no le impedía ser genuina, generosa, simpática, abierta, maravillosa… con quienes consideraba suyos.

Juani: ¿cómo puede ser tan grande hoy tu ausencia? Como era de esperar en alguien como tú, nos hemos terminado de enterar de lo grande que eras, y eso que creíamos tenerlo claro, midiendo el vacío que nos has dejado a todos cuando te has ido. Todos nos hemos sentido así: vacíos. Se podía palpar hoy mientras te despedíamos.

Pero nos has dejado un vacío lleno. Un vacío lleno de ti. No te vas de mi cabeza, ni la de mi esposa; estoy seguro de que todos los que hemos estado despidiéndote estamos igual. Añorándote. Llenos de tu ausencia.

Siempre fuiste así. No te gustaba hacerte presente, no querías mostrarte como eras de verdad. Eras discreta hasta el extremo. Sólo cuando te sentías totalmente rodeada de amigos te mostrabas como realmente eras. No era un tema de que te gustaran las distancias cortas. Aunque fuéramos muchos los que estuviéramos contigo, si te sentías rodeada de amigos eras tú. Genuina. Y eras una sorpresa: ¡qué maravilla de mujer! ¡todo espontaneidad! ¡todo gracia y simpatía! ¡cuántos ratos inolvidables hemos pasado juntos!

Se notaba hoy lo que eras -y lo que nos enseñaste a todos a ser con tu ejemplo: sin solemnidad innecesaria, con tu naturalidad, con tu sencillez y con tu gracia y alegría-, viendo la sobrecogedora entereza de tu marido y la dolorida serenidad de tus hijos. Y se podía notar tu huella viendo la perplejidad ante tu ausencia de todos los que estábamos allí contigo.

Tú tenías la capacidad de llenar, sencilla y discretamente, el espacio a tu alrededor. ¡Cómo se siente que no estés! ¡Cómo se te echa de menos! Pero, Juani, vas a durar mucho más de lo que nos has durado a los que te hemos tenido. Vas a estar con nosotros, muy presente, mientras los que te conocimos te recordemos. En Andrés, tu marido, vas a estar presente cada segundo; en tus hijos y en tus nietos estarás siempre; en toda la familia y en todos tus amigos estarás presente por la eternidad que seamos capaces de construir en el recuerdo que te mereces.

Un beso más amiga. El más especial de todos para ti. El que tú te mereces.

BUSH Y OBAMA

¿Se puede ser sincero e inteligente y pensar que Bush es buena persona?

A mi juicio, probablemente equivocado y siempre respetuoso con la opinión de los demás, creo que no. Si te parece mal Bush, en una valoración global, aunque algo haya hecho bien -me cuesta trabajo pensar qué-, probablemente seas sincero e inteligente. Si eres sincero, probablemente sólo si fueras poco inteligente te podría parecer bien semejante individuo. Pero si no eres sincero puede que digas que te parece bien, aunque seas inteligente.

¿Por qué digo esto? Porque Obama, en su última entrevista concedida a la cadena CNN, poco antes de su toma de posesión, dijo que siempre creyó que el actual inquilino de la Casa Blanca, George W. Bush, era «una buena persona». Dijo: «Creo, a título personal, que es un buen hombre que adora a su familia y a su país». Dijo también que Bush tomó las mejores decisiones que pudo bajo las circunstancias difíciles que le tocó gestionar.

¿Qué ha pasado? ¿El inteligente Obama es poco sincero? ¿Es sincero pero se ha vuelto poco inteligente? No; lo es; está claro pues no para de dar muestras de ello. ¿Es, entonces que no está siendo sincero? Hasta ahora creo que lo había sido, pero, puede que ante la proximidad de asumir el puesto de líder de Occidente, ya empiece a mentirnos aunque sea, para empezar, con mentiras piadosas. Va a ser eso. El nuevo Presidente -sólo faltan tres días, y se me van a hacer largos, de “disfrutar” de Bush- asegura en la misma entrevista que eso no cambia su opinión de que durante los últimos años se han tomado una serie de decisiones erróneas y que ahora él deberá heredar las consecuencias de muchas de ellas. Ya estamos siendo poco sinceros. O lo uno o lo otro.

Pero tranquilos: Obama prometió una «ruptura total» con la gestión de Bush. ¿Será así seguro? Mira que si fuera mentira.

¡Qué Dios, o quien sea, le ilumine! ¡Y que no le falte el valor!

Aunque nos suene a música conocida y no nos traiga a todos buenos recuerdos la frase, digamos otra vez: ¡No nos falles Obama!

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