El blog de Gustavo Mata

Estrategia: Las reglas del juego en los negocios

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¡QUÉ ALDEANOS SOMOS!

Dice el diccionario de la Real Academia Española de aldea que es una palabra que proviene del árabe hispánico aḍḍáy‘a, y ésta del árabe cásico ay‘ah y que significa: pueblo de corto vecindario y, por lo común, sin jurisdicción propia. Para aldeano presenta como tercera acepción: inculto, rústico.

Yo creo que la palabra aldea tiene también un origen vasco. El castellano es un latín muy influido por la lengua vasca -original lengua ibérica en el norte-centro peninsular- además de por el árabe. Aldea querría decir en vasco una parte. Y esa interpretación mía me resulta muy sugerente. Los aldeanos sólo ven una parte, la de su escueto terruño; lo demás es “el extranjero”. Lo bueno es lo nuestro, lo malo lo demás.

Yo creo que en España, a veces, más de las aconsejables, somos muy aldeanos, paletos, incultos, catetos, palurdos, estrechos de miras, que sólo pensamos en “lo nuestro” –lo de unos pocos: mi aldea, mi parte-, por encima de lo nuestro -lo de todos-.

Me vienen a la mente estos pensamientos cuando veo la tendencia que la inevitable fusión entre cajas de ahorro -ojalá desaparecieran todas fusionadas en un banco nacional público que es lo razonable para dar solución a ese anacronismo que son las cajas de ahorros- se está planteando ahora por autonomías. Todo para que los políticos locales, que no saben nada de banca –creo que sin excepciones- y hasta, en algunos casos, los canónigos y los obispos y algún que otro fraile –que tampoco tienen ni idea de banca- tengan en qué entretenerse, qué manipular, en dónde ejercer su poder aldeano sobre sus taifas locales.

Mientras la banca española salta fronteras y se instala en el mundo global como escenario, estos políticos de tres al cuarto, que son políticos porque no valen para otra cosa, y esos pocos curas, que mejor estarían ocupándose de las almas de sus parroquianos que ocupándose de sus dineros, se dedican a poner trabas a las fusiones para que no traspasen las “fronteras” de sus autonomías.

Todos: PP, PSOE, partidos autonómicos, están en ese juego. Todos saben que las Cajas para sobrevivir deben entrar en un proceso de fusiones, que debería ser rápido para aprovechar la coyuntura y sus ayudas, pero se resisten a perder sus privilegios aldeanos. Critican los de cada partido a los partidos que gobiernan en otras autonomías; y los de las otras a los de las unas; pero nadie hace lo que debe.

A ver si una vez más se va a dar en el proceso de fusiones de Cajas lo de que “entre todos la mataron y ella sola se murió”.

EL DESARME

Hoy es 18 de Octubre, pero como es domingo, y por lo tanto mañana 19 es lunes y hay que trabajar, en mi casa vamos a adelantar un día la fecha de una celebración gastronómica tradicional asturiana, concretamente de Oviedo: el Desarme. El menú completo del desarme consiste en un potaje de garbanzos con bacalao y espinacas, callos –con morros- y arroz con leche. Ese menú se sirve prácticamente en todos los restaurantes y casas de comida de Oviedo cada 19 de Octubre; y las familias o grupos de amigos celebran la fiesta reuniéndose en la mesa alrededor de ese menú. Mi esposa es, como yo, asturiana: ella ovetense y yo “polesu” -de Pola de Siero-, y cocina de maravilla, como ha sido tradición entre las mujeres de esa tierra; y el menú del Desarme lo borda. Así que está plenamente justificado el ágape de hoy.

En Asturias, casi cada fiesta está relacionada con una comida; ¡así somos! Se me viene a la mente otra fiesta con tradición gastronómica en Oviedo: el Martes de Campo o día de la Balesquida. El asunto viene de antiguo, concretamente de 1232, cuando “Velasquita” (¿Balesquida?) Giráldez, una vecina de Oviedo, hizo una importante donación en metálico a la cofradía de los alfayates o “xastres” –puede que ésta sea la cofradía más antigua de España- y también donó una casa para albergue de indigentes y peregrinos. Para conmemorarlo se celebra la procesión de la Virgen de la Esperanza y en la Capilla de La Balesquida se celebrará una misa y se bendicen unos bollos preñaos que luego se reparten en El Campo de San Francisco -el parque central de Oviedo-, junto con una botella de vino. La Sociedad Protectora de la Balesquida reparte gratuitamente casi 10.000 bollos y otras tantas botellas de vino, ese día.

También en mi villa, La Pola, se comen bollos preñaos, se bebe sidra y se toma de postre una naranja, el día de Les Comadres -el jueves de carnaval o jueves lardero-. Si el tiempo es bueno se comadra en el campo, pero si no, se comadra en dónde sea. El tema es comerse los bollos preñaos, que ahora se acompañan de tortilla de sardines salones, lengua de ternera embuchada, filetes empanados, huevos cocidos y otras delicias contundentes con las que empapar la sidra. La fiesta viene de antiguo, dicen que del Siglo XV, y su origen puede que esté en unas fiestas romanas llamadas Matronalia, la fiesta de las mujeres casadas. En su origen, como digo, el menú de Comadres se limitaba al bollu preñau, la botella de sidra y de postre una naranja. Lo de la naranja no es exótico: casi nadie sabe que en toda la cornisa cantábrica había profusión de naranjos y hay quien sostiene que el nombre Cantabria quiere decir eso: tierra de naranjos.

Pero… estábamos con el Desarme -¡ay que ver cómo me enrollo!-. El origen de la fiesta es, como casi siempre, algo confuso, pero es claro que está relacionado con un banquete que los habitantes de Oviedo dieron a las tropas carlistas. Los ovetenses eran más liberales y partidarios de Isabel II que el resto de la provincia, que, atizada por el clero, era más carlista y partidaria del absolutismo. Y echaron mano del ingenio para conjurar el peligro. Invitaron a comer a la tropa carlista y para que pudieran comer más desahogadamente, las armas  quedaron a la entrada, convenientemente apiladas. Aprovechando el sopor inevitable que la buena mesa otorga a quien la disfruta, en este caso eran los voluntarios carlistas los pacificados por la comilona, los vecinos les retiraron las armas.

¡La paz sea con vosotros! Estamos mejor todos desarmados y resolviendo las disputas con el diálogo en torno a una buena mesa.

¡AY MARIANÍN!

Mariano Rajoy, mientras su padre vivió en León, cuando él era apenas un niño, estudió en el Colegio Sagrado Corazón de Jesús de los Jesuitas, en donde yo me eduqué, o mejor dicho dónde los Jesuitas me educaron. Él es mucho más joven que yo, pero era el mismo Colegio; ¿o ya no era lo mismo?: no lo sé, pero alguien que hubiera sido educado como me educaron a mí y a mis compañeros no podría actuar como Mariano porque  no sobreviviría a su propio análisis crítico: se le caería la cara de vergüenza. Y eso por dos tipos de razones: éticas y estéticas. Éticas porque no se pueden decir mentiras, es obvio; y estéticas, porque  decir mentiras tan mal, poniendo tanta cara de que estás diciendolas, está «feo».

¡Ay Marianín! ¡Cómo dices esas cosas que dices! ¿No te das cuenta de que todos se dan cuenta de que estás haciendo el ridículo además de mintiendo más de lo que hablas? Eso le diría el P. Redondo, y yo añado: Ya sé que tú piensas que, de aquí a que vote la gente, igual no se acuerdan despues de todo esto, pero, menos mal que tienes enfrente a Zapatero, que efectivamente no vale para nada, pero le estás haciendo bueno, porque tú eres peor. ¡Qué tristeza! Para hacer una rueda de prensa como la que has hecho ¿no hubiera sido mejor seguir callado?: seguro que sí.

Y en Valencia…, a pesar de Camps, de Costa y de Fabra, y… del resto, resulta que seguimos sin saber quién es el líder del PSOE; ¿cómo se llama?: no lo sabe nadie. ¿Será posible que en la izquierda en Valencia no haya nadie para ser alternativa?: ¡Qué panorama!

¡Qué paren el mundo que me bajo! Pero, ¡no! Me voy a quedar otro ratito a ver si por casualidad algo cambia: mañana saldrá otra vez el sol; y en España ¡el sol sale por Valencia! ¿O es por donde se pone? A ver…

LA DIRECCIÓN POR RUMORES

http://www.elpais.com/articulo/espana/Costa/gana/Camps/engana/Rajoy/elpepuesp/20091014elpepinac_2/Tes

http://www.elmundo.es/elmundo/2009/10/13/valencia/1255449943.html

Costa:  «Nadie me ha pedido mi cese. Me abstendré en mis funciones temporalmente si la dirección nacional abre una investigación interna»

Camps dice a Génova que Costa no será portavoz.

La dirección dice: «Francisco Camps ha comunicado esta tarde a la dirección nacional que el Comité Ejecutivo regional ha acordado suspender temporalmente y a petición propia, en todas sus funciones en el partido como secretario general… y como portavoz del Grupo de Las Corts».

El PP valenciano: «En ningún caso se ha puesto en tela de juicio su continuidad como portavoz del Grupo Popular en Les Corts Valencianes».

Cuando se celebra una reunión bajo la instrucción genérica de hablar poco y aplaudir mucho pueden pasar cosas como ésta: ayer en la reunión del Comité Ejecutivo del Partido Popular en Valencia ocurrió, según se haga caso de la versión de unos o de los otros, alguna de estas cosas: Costa fue cesado como Secretario general y como Portavoz Parlamentario en las Cortes valencianas; Costa fue cesado como Secretario general pero no como Portavoz Parlamentario; Costa sigue en ambos puestos ratificado por el Comité; Costa cesará temporalmente como Secretario General tan pronto se abra una comisión de investigación sobre él, que él mismo ha pedido, y mientras esta se esté celebrando, pero eso no supone que cese como Portavoz; y así, todas las combinaciones posibles. ¿Qué escribirán en el acta? Hasta ahora en los comunicados que con membrete oficial se reparten se dicen cosas contradictorias según vengan de Génova o de Valencia. Empieza a ser trabajo complejo interpretar lo que pasa en el PP. ¿Sigue la fiesta o se acabó? Hacen falta expertos como los que hacían falta en tiempos de la URSS: los famosos kremlinnólogos; aquí harán falta PPólogos o Genovólogos.

¿Qué pactaron Rajoy y Camps? ¿A qué fue, a parte de a hacer el ridículo, Esteban Pons a Valencia? ¿Qué pasó finalmente en la reunión? ¿Qué le contó Camps a Cospedal después de la reunión?

¡Ay Mariano!

Me estoy acordando de un método de dirección que vi practicar en mi juventud. No diré el nombre del que lo practicaba pero sí describiré el método. Es idóneo para ponerlo en práctica si eres pusilánime e inútil ; requiere ser inteligente, pero se puede practicar en el caso, nada infrecuente, de que seas inteligente pero incapaz de tomar tus propias decisiones. Yo lo llamo el método de dirección por rumores.

En todas las organizaciones funciona, en mayor o menor medida, pero siempre existe, la llamada “radio macuto”: los rumores que viajan por la estructura informal con la velocidad de la luz. Estos rumores no son noticias, son simplemente especulaciones colectivas acerca de la situación que anticipan las posibles noticias revistiéndolas de tal. Esto se hace para que el ego de los que las propalan se vea satisfecho haciendo ver a los demás que ellos saben lo que pasa, aunque en realidad no tengan ni idea. Pero la verdad es que los rumores que se ponen en circulación, en principio falsos, son siempre creíbles. La gente sabe lo que pasa y especula con buena base sobre lo que puede pasar y como no es tonta deduce cosas de bastante buen sentido. Ante cualquier situación, si no tienes muchas ideas sobre qué hacer, puede que los rumores sobre lo que va a ocurrir sea una buena fuente de inspiración para saber qué es lo que hay que hacer. Mi conocido hacía eso, se enteraba de lo que decían que iba a hacer y entonces lo hacía. Le iba bien.

Me parece que Rajoy está usando el método. Pero claro se dicen tantas cosas que él, en su galaico afán de tirar el saque de esquina y rematarlo también él mismo, trata de poner en marcha una cosa y la contraria a la vez. Así estamos. Atentos a los próximos días. Esto no ha hecho más que empezar.

Lo mejor de todo el lío ha sido ver al máximo exponente de ese tipo aborrecible de político que está proliferando en el PP -me refiero a Fabra- dando consejos y controlando la situación.

Repasar la lista de asistentes a la reunión es otra fuente de regocijo. Desde luego al PP le sobra gente conocida y notoria; y digo que le sobra por dos razones: porque tiene muchos y porque de verdad le sobran, estarían mejor en su casa.

Y Zapatero con Obama en plan líder planetario y aquí nadie habla de eso. ¡A ver si lo han hecho a propósito!

EL TENIENTE GENERAL D. FERMÍN IRIARTE URDÁNIZ

Como os decía en mi primer post de la nueva temporada, este verano he estado muy entretenido, y aún lo estoy, estudiando el siglo XIX en España. La historia de los pueblos, al menos la de algunos pueblos, es una continua reedición de viejos problemas encallecidos que, con apariencias algo diferentes, pero siendo en el fondo el mismo problema, se presentan una y otra vez.

No entiendo la creciente ignorancia de las jóvenes generaciones sobre nuestro siglo XIX, que encierra las claves de la -también cada vez menos conocida- dramática historia de la primera mitad del siglo XX. La política española actual, con el mal entendimiento endémico entre izquierda y derecha, con partidos que miran más a su interés que al interés real de los que representan, con enfrentamientos radicales que fácilmente devienen en crispación, con la iglesia siempre tratando de influir más allá de lo razonable en todo, con las periferias enfrentadas al estado central, con una discusión siempre abierta sobre la constitución y su reforma, sin acabar nunca de consensuar la forma de gobierno: monarquía o república, sistema bicameral o monocameral, centralismo o federalismo, laicismo o reconocimiento del papel de la iglesia católica, etc., es la reedición enésima de los mismos males que ya nos aquejaron antes. Por eso resulta tan interesante profundizar en la historia. Os lo recomiendo vivamente. Una aproximación fácil y amena es la lectura de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós.

Alguien dijo -para unos fue Winston Churchill y para otros el filósofo historiador Jorge Santayana, nacido en Madrid, a comienzos precisamente del XIX, pero que vivió en Estados Unidos- que los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla, y ese parece ser nuestro caso.

A investigar la historia de mis antepasados -lo que luego se ha convertido, como os decía, en mi principal entretenimiento veraniego- me llevó inicialmente el deseo de que mi pariente mejicana Elvira Fernández Gascón supiera algo más de lo que sabía de su familia española. Elvira es hija de Roberto Fernández Balbuena, de quien ya os he hablado alguna vez, que era tío carnal de mi madre. Roberto, que tuvo un papel protagonista en el salvamento de las obras del Museo del Prado, bombardeado por los aviones de Franco durante la contienda civil, hubo de emigrar al final de la Guerra. Sus hijas Guadalupe y Elvira, son mejicanas, y, concretamente Elvira deseaba saber algo más sobre su familia de lo que sabía

Uno de los personajes de la familia de los que he recuperado bastantes detalles es D. Fermín Iriarte, abuelo materno de dos de mis bisabuelos maternos, Socorro Balbuena Iriarte, e Isaac Balbuena Iriarte, que eran, como es fácil deducir de la coincidencia de apellidos, hermanos, ambos hijos de Cayo Balbuena López y Asunción Iriarte de los Cuetos. Resulta obvio, por tanto, que mis abuelos maternos, Gustavo Fernandez Balbuena y Asunción Alonso Balbuena, ambos bisnietos de D. Fermín Iriarte, eran primos carnales. La hija de D. Fermín, Asunción, es pues doblemente tatarabuela mía y D. Fermín mi, doblemente también, abuelo 4º.

De D. Fermín había un grabado en casa de las hermanas de mi abuelo Gustavo, y nosotros niños no sabíamos muy bien quién era el caballero: un señor de uniforme de época, muy serio, que te miraba desde el grabado con expresión adusta. Sabíamos simplemente que era un familiar militar laureado y poco más.

Pues bien, después de mi investigación veraniega sé que D. Fermín alcanzó en su carrera militar el grado de Teniente General. Héroe de la Guerra de la Independencia y de la primera Guerra Carlista, en la que llegó a ser Mariscal de Campo, está condecorado, entre otras muchas medallas, con la Cruz Laureada de San Fernando -la mayor condecoración que se puede otorgar en España por méritos de guerra, reservada a los actos de mayor heroísmo-; fue declarado en tres ocasiones benemérito de la patria por el Congreso y fue Senador del Reino por Santander, por elección popular, en la legislatura constituyente de 1844-1845.

En los Episodios Nacionales de Galdós y en las memorias del General Espoz y Mina se refieren en varias ocasiones a D. Fermín, a su legendario valor y a sus capacidades como estratega militar.

Os relato brevemente su biografía. Nació D. Fermín Iriarte Urdániz el 12 de Abril de 1789 en Urriza, en el valle de Imoz, en Navarra. Es descendiente de los Iriarte del valle de Larraun. Se educa en Pamplona en donde comienza a los trece años a estudiar Comercio, pero a los diecinueve, el 12 de Abril de 1810, a consecuencia de la invasión Napoleónica y de la Guerra patria para combatirla, se incorpora como soldado en el Regimiento IV de Navarra. Poco tarda en entrar en combate: el 4 de Agosto de ese mismo año toma parte en la toma de la guarnición de Puente la Reina. En 1811, formando parte del Regimiento I de Vizcaya, toma parte en muchas acciones de guerra de la campaña del Norte: Vergara, Azpeitia, Villareal, Elgoibar, Ataun, Tolosa, Villafranca… En ese mismo año es tentado por el general francés que mandaba en San Sebastián, con una gran oferta económica para incorporarse como Oficial a su bando, que Iriarte, simplemente, desprecia. En 1812 prosigue la encarnizada campaña en el Norte; Iriarte interviene en las acciones en Arechavaleta y Mondragón; en Febrero, por méritos de guerra, es nombrado Capitán y como tal interviene en Hernani, Orozco, Loyola, Legorreta, Alegría, Lequeitio y Motrico; en Octubre es ascendido a Teniente Coronel, sitiando Santoña; en Diciembre es ascendido a Coronel. En 1813 y 1814 se distingue en innumerables combates: en Durango, Hormaztegui, Villareal, altos de Segura, Sos, Castillar, y a las órdenes del general Mina batalla contra la división del General París y contra la columna del General Pacombini; también participa en las acciones contra la retaguardia de la columna del rey títere José Bonaparte y en el sitio de San Sebastián. La Guerra de la Independencia está acabando.

Carlos IV, después del conflicto con su hijo y heredero, había abdicado en Fernando VII, pero Napoleón, que “invade pacíficamente” España, les obliga a pactar su renuncia a ambos, a favor del Rey José Napoleón, hermano del propio Emperador -el famoso “Pepe Botella”-. Después del levantamiento popular de 1808 contra los franceses y después de la Guerra de la Independencia, en donde tantos españoles derramaron heroicamente su sangre luchando contra el invasor francés, en 1814, regresa al trono de España Fernando VII. Pero defraudando todas las expectativas y aprovechando el apoyo popular del que disfrutaba -él era inicialmente “el Deseado”- reinstala el absolutismo y elimina la Constitución liberal de Cádiz de 1812: “la Pepa”. Esta etapa inicial del retorno de Fernando VII es conocida como el sexenio absolutista. Es entonces cuando los países americanos empiezan a independizarse del poder colonial. Otro de mis antepasados -José Joaquín Fernández, gallego de Pontevedra- estaba entonces en Perú, casado con una ñusta peruana, Cayetana Bastos, y a punto de que su hijo Manuel, otro de mis tatarabuelos, naciera; pronto, probablemente por el fin de la colonia, deberían regresar a España-.

De 1815 a 1820, está Iriarte acuartelado en los regimientos de Vitoria y Borbón. Es en esa época, el 20 de julio de 1816, cuando el joven Coronel Iriarte se casa con la aún más joven, tenía tan sólo 16 años, Josefa de los Cuetos Riaño, de una muy noble familia santanderina.

En 1822, Riego se subleva y obliga al Rey a jurar la Constitución de 1812 y se instala el llamado Gobierno de los exaltados -que suprimió los privilegios de clase y obligó a la Iglesia y a la nobleza a pagar impuestos y que comenzó una tímida reforma agraria-. En ese año interviene Iriarte contra los facciosos absolutistas levantados contra el gobierno Alonso Cuevillas y el General Quesada: en el valle de Mena, en Aranzazu, en Barairain, en Nazar y Asarta y en Peñacerrada. Finalmente ese año pasa como Coronel al Regimiento España. En 1823 se bate de nuevo contra Cuevillas y Castor: en Quinco, Berrón, Balmaseda y Sodupe; también combate a fuerzas francesas en el sitio de La Coruña hasta la rendición de la plaza.

El rey Fernando VII usa todos sus poderes para boicotear al gobierno liberal y en 1823, con la intervención de nuevo del ejército francés -los llamados cien mil hijos de San Luis- vuelve otra vez el absolutismo. Y con él una tremenda represión contra los liberales: es la llamada Década Ominosa. El Coronel Iriarte, adicto y defensor de la Constitución, está, entre 1824 y 1832, primero prisionero y más tarde exiliado.

Pero en 1833, a la muerte de Fernando VII, el enfrentamiento entre liberales y absolutistas se recrudece y adopta la forma de un pleito dinástico entre el hermano del rey difunto, el infante D. Carlos María Isidro -llamado por los carlistas Carlos V-, furibundo absolutista y dogmático católico, y la viuda del rey, Doña María Cristina, quien aprovechando la abolición de la ley sálica, defiende como Regente el reinado de la niña Isabel II y las ideas liberales, frente a las pretensiones de su cuñado. Es la I Guerra Carlista: un tremendo enfrentamiento civil. El coronel Iriarte regresa entonces a España para defender de nuevo sus ideales. El 10 de Octubre de 1833, recién regresado, un muy influyente viejo cura carlista le ofrece a Iriarte la faja de General y 10.000 duros si acepta unirse a los partidarios de D. Carlos poniéndose al frente de una partida de voluntarios realistas de las merindades de Asturias, Castilla y Cantabria. A estas alturas ya sabemos lo que contestó Iriarte. En ese mismo mes se presenta a las autoridades legales en Santander y es encargado de formar el Cuerpo de Cazadores de Montaña que, con algo más de 300 hombres, se enfrenta, en los primeros momentos de la Guerra, a las fuerzas carlistas que pretendían concentrarse en Torrelavega. Es la famosa acción de Vargas del 3 de Noviembre de 1833. El día anterior ya había hostigado Iriarte a las columnas de Pedrosa y Villanueva en la Hoz de Anero. Pero el día 3 se abate por sorpresa sobre dos batallones que con más de 600 caballos iban al mando del canónigo Echevarría y el Coronel Ibarrola, y les derrota completamente haciéndoles más de 100 prisioneros, entre los cuales estaba el propio Ibarrola. Esa acción, hábilmente explotada desde el punto de vista propagandístico, fue la clave de que Santander y Asturias no cayeran en manos carlistas al comienzo del conflicto. El Coronel Iriarte, como consecuencia de esta acción, después de casi 19 años en ese empleo, fue ascendido por el Gobierno de S.M., de nuevo por méritos de guerra, a General de Brigada. La acción del Puente de Vargas está en el imaginario colectivo cántabro con tintes de leyenda y hay hasta un himno que la conmemora. Ese año -1833- sostiene Iriarte combates con las facciones de Vizcaya en Guernica y con las tropas de Castor en Catao y Galdámez. En el año 1834 continúa hostigando a Castor en Gordejuela, en Sodupe y en la Concha de Carranza. También traba combate con las facciones alavesas al mando de Cuevillas en Valpuesta, y sigue combatiendo a Castor, Arroyo y Bárcena en las alturas de Montehermoso. Más tarde en Marqueniategui cae sobre Ceberio y de nuevo combate a Castor en Sigüenza, Ampuero y Arcalao. Termina ese año combatiendo a las facciones vizcaína, alavesa y guipuzcoana en Gorbea. En 1835 combate al mítico general carlista Zumalacárregui en Hormaztegui, lucha contra Eraso en Villerana y en Villaro y en Guernica contra la facción vizcaína y parte de la guipuzcoana. Es nombrado Comandante General de Santander y de las Encartaciones. En 1836 es además Comandante General de Vizcaya y Guipúzcoa, estando en primera línea en San Sebastián y San Bartolomé. En 1837 está en la toma de las líneas de Ozcomendi y en el Barrio de Loyola en Bilbao, y más tarde en Gantelec, Lecumberri, Arróniz y Murquez. Ese año es promovido a Mariscal de Campo y pasa a mandar un cuerpo de ejército. Participa en la batalla de Chiva, en la acción de Linares y en la de Aranzueque, en Retuerta y la Huerta del Rey. En 1838 tuvo la gloria de ser protagonista en la persecución a la expedición carlista al mando del Conde Negri, en la que con un tiempo infernal, bajo un gran un temporal de nieve, que le ocasiona incluso bajas entre su tropa por el tremendo frío, se internó en los bosques de Liébana y pasó hasta Reinosa y Aguilar de Campoo persiguiendo incansablemente durante 42 días a los carlistas en retirada batiéndolos en Bendejo y en Mayorga, facilitando que Espartero los alcanzara en Piedrahita e hiciera prisioneros a más de 2.000 hombres. El Congreso aprueba que el General Iriarte había merecido bien de la patria por esta acción.

En 1839 es General en el Campo de Gibraltar, y en 1840 en Valencia, pero en este año se produce el pronunciamiento de Espartero, renuncia María Cristina a la Regencia y se nombra Regente a Espartero. De nuevo Iriarte, siempre fiel a su ideario, ha de partir al exilio. En 1843, con el levantamiento de los llamados moderados contra Espartero, regresa a España y es nombrado segundo cabo de la Capitanía General de Burgos y más tarde, de 1844 a 1846 desempeña el mismo cargo en Valladolid.

En la legislatura constituyente de 1844 es elegido Senador por Santander.

En 1846 es ascendido a Teniente General.

El Teniente General Iriarte acumuló más de sesenta años de servicio. Gran Cruz de San Hermenegildo, Gran Cruz de Isabel la Católica, Placa sencilla y Placa laureada de San Fernando y otras varias condecoraciones por hechos de guerra le honran. Por tres veces a lo largo de su carrera, como decíamos más arriba, fue declarado benemérito de la Patria por el Congreso.

¡Vaya ejemplo de heroísmo y de coherencia ideológica en tiempos bien turbulentos! Es un orgullo ser su descendiente.

Otro día seguiré contándoos cosas de algunos de mis abuelos, bisabuelos y tatarabuelos para repasar de paso un poco de historia de nuestra querida España.

Espero que hoy, al menos, os haya entretenido.

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