El blog de Gustavo Mata

Estrategia: Las reglas del juego en los negocios

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OTRA BAJADA DE TIPOS, Y VAN…

Según el FMI el PIB en la eurozona caerá un 4% este año y seguirá cayendo en 2010. Somos, para ellos, la región del mundo en la que la recesión durará más: dos años.

En vista de eso y de que muchos países del área rozamos la inflación negativa o la deflación, Jean-Claude Trichet ha decidido hoy, como se esperaba, bajar los tipos al 1%. Y no descarta bajarlos más aún en el próximo futuro porque las expectativas de inflación se lo permiten. Ya sabemos que el objetivo primordial del BCE por mandato es mantener la estabilidad de precios. El Banco de Inglaterra sigue con los tipos en el 0,5 %, la FeD -Reserva Federal de EE UU- los mantiene en el 0,25% y el Banco de Japón los tiene en el 0,1 % desde Diciembre.

Trichet, que no era partidario de bajar los tipos hasta hace muy poco, se ve literalmente empujado por los Gobiernos europeos, pese a su teórica independencia, y también por la política estadounidense a hacerlo.

Además el BCE pone en marcha la máquina de imprimir billetes: unos 60.000 millones de euros para la compra masiva de activos y deuda pública. También a esto se ve arrastrado por las medidas tomadas en EEUU.

Por si fuera poco amplía a doce meses el plazo de vencimiento de los créditos a los bancos, hasta ahora lo hacía como máximo a seis meses.

¿Servirá esto para atajar la crisis o para salir antes de ella? La bajada de tipos ya no da más de sí. Yo estimo que ya se habían bajado los tipos en exceso. Después de dejarlos casi en cero ¿se hará lo que algunos como el premio Nobel de Economía Paul Krugman andan sugiriendo de aplicar a rajatabla la ley de Taylor y practicar tipos negativos?

Las inyecciones de liquidez están bien, pero estamos sembrando inflación y déficit para el futuro. ¿Se está tomando en cuenta?

Nadie sabe realmente qué hay que hacer y puede que nos estemos volviendo locos tomando medidas que al final no atajan el problema. Cada medida que toman los bancos centrales va más lejos que la anterior, pero nada mejora. Cada pronóstico que hacen las instituciones empeora el anterior. ¿Hasta cuándo? Hasta que la confianza vuelva y eso se producirá lentamente con tipos al 2 %, al 1 %, o al 0,25 %.

TIPOS DE INTERÉS, INFLACIÓN, DEFLACIÓN Y RECESIÓN

Para animar la economía se pone más dinero en circulación y se bajan los tipos de interés; si ésta se anima excesivamente, aumenta descontroladamente la inflación, y para corregir la inflación lo que se debe hacer es que haya menos dinero en circulación y que éste sea más caro: drenar liquidez al sistema y subir los tipos de interés enfría la economía; a corto plazo eso genera muchos problemas, pero es la única forma de que a medio plazo se retome la senda del crecimiento con control de la inflación.

En este juego dos son los grandes riesgos a temer la sobre inflación y la deflación. Ambas conducen a la desconfianza y a la paralización. Si la inflación se dispara, como nadie puede estimar sus costes con certeza; se paralizan muchas decisiones de inversión y se ajustan las plantillas al mínimo. La economía se puede estancar. Si aparece la deflación, como todos esperan que los precios bajen nadie toma decisiones tampoco; esperando que todo baje más aún, casi nadie compra nada. Las ventas caen. Pero como no es fácil ajustar los costes a la baja -bajar salarios no es fácil y con muchos otros costes pasa igual- los márgenes se deterioran. Todo eso lleva la economía también al estancamiento.

Actualmente estamos entrando en una recesión que puede terminar en depresión. Las economías desarrolladas ya decrecen y se teme que el mundo entero pueda entrar en recesión. Y al tiempo la inflación está bajando rápidamente. En Europa ya está en el 2,1%.

En ese contexto se está tratando de reanimar a la economía con bajadas de interés. La última del BCE, la del pasado jueves, fue del 3,25 al 2,5%, la mayor desde 1999, fecha en la que se introdujo el euro. Ahora Trichet dice que con los precios de las materias primas bajando y la demanda muy débil no hay riegos de inflación y casi anuncia más bajadas. Un poco antes el Banco de Inglaterra bajaba los tipos un punto, hasta el 2%, algo no visto desde 1951. En Estados Unidos, la Reserva Federal ha bajado cinco veces los tipos en éste año hasta situarlos al 1%. China, India, Suecia, Suiza, etc. han hecho lo mismo.

¿Pararán así la recesión que nos amenaza a todos? Hasta ahora la economía no reacciona. Nadie da un paso. La desconfianza está totalmente instalada. El que tiene dinero no se lo presta a nadie, salvo al estado. Y el estado intenta ponerlo en circulación pero acaba volviendo a él. Nadie se fía de nadie y la economía se está parando. Las decisiones están aplazadas. Nadie sabe qué pasará.

¿Llegaremos a entrar en la temida deflación? La gran bajada de los precios del crudo y del resto de primeras materias provocada por el descenso de la actividad promete dejar la inflación en nada. Las predicciones hablan de inflación próxima a cero en el verano de 2009. Pero lo que está ocurriendo y va a ocurrir es más bien una desinflación que una deflación. No es esta la deflación que hay que temer. Jean-Claude Trichet comentó “no hay que confundir deflación con desinflación. El riesgo de la deflación hay que medirlo en la inflación subyacente, especialmente en el componente de servicios”. Con todo la situación es lo suficientemente nueva como para que nadie esté seguro de nada.

¡Cuidado con los tipos muy bajos! Con el dinero más barato se supone que todos tenemos más inclinación a comprar endeudándonos. Pero el tipo de interés no puede ser negativo, y, además, aunque el interés oficial sea cero, los bancos no nos darán los créditos gratis. Claro que si el tipo oficial es cercano a cero, los tipos aplicados al consumidor final bajarán. Hasta hace poco el Euríbor era ligeramente superior al tipo oficial del dinero, pero ahora, como no se fían unos de otros, tiene un precio muy por encima del tipo que fija el BCE, o no se lo prestan. Si el tipo oficial llega a cero, el banco bajará los intereses para sus mejores clientes, los que ofrezcan verdaderas garantías. Pero el resto, la mayoría, seguirá sin acceder al crédito. Los tipos cero también abaratarán las hipotecas existentes, pero eso no incrementará la posibilidad de hipotecarse a los que pretendan comprar una vivienda ahora: no hay crédito. Los bancos reconocen que han cerrado el grifo a empresas y familias.

Hasta que el temporal amaine toca aumentar el déficit público lo que haga falta, invertir masivamente en infraestructuras, abaratar impuestos y, hasta mantener los tipos bajos, pero en cuanto la confianza vuelva habrá que subir los tipos y empezar a purgar al sistema de tanto exceso; el exceso anterior que provocó esto y el que se está teniendo que hacer para evitar que todo se vaya a la porra. Entonces veremos si ha merecido la pena. Hasta entonces nos queda mirar y aprender. Y el que sepa que rece.

TIPOS DE INTERÉS

Ayer el Banco de Inglaterra recortó, por sorpresa, los tipos de interés en 1,5 puntos porcentuales, hasta dejarlos en el 3%. Cierto es que la economía británica se encamina con paso firme, más firme que el nuestro aún, hacia la recesión; el PIB disminuyó un 0,5 % en el último trimestre y las previsiones para el próximo futuro son muy malas, mucho peores que las del área euro. Para intentar atajar la crisis el Banco de Inglaterra bajó los tipos fortísimamente, y lo hizo pese al alta inflación británica que en septiembre llegó al 5,2%, cuando el objetivo para este año era que no superara el 2%. La lucha contra la inflación ha pasado a segundo plano ante la crisis económica; dicen que “confían en que los precios vuelvan a bajar pronto” sobre todo por la bajada del precio del crudo.

Por su parte, como se esperaba y casi se había anunciado, el BCE recortó medio punto el precio del dinero, hasta el 3,25%, su nivel más bajo desde octubre de 2006, y, el otrora hermético, Trichet deslizó que prevé nuevos descensos si la inflación cae más. Si la tendencia a la baja de los precios de consumo prosigue, el BCE no descarta recortar aún más los tipos en la reunión de diciembre próximo; ayer una parte del Consejo de Gobierno planteó la posibilidad de rebajar los tipos hasta el 3%, aunque la decisión de dejarlos en el 3,25% se tomó por unanimidad. Se trata con la medida de paliar en lo posible la situación; la zona euro entrará en recesión el próximo trimestre y el crecimiento no retornará al menos hasta dentro de dos años, según las previsiones de la propia Comisión. La inflación en la zona euro, que es lo que por mandato debe vigilar especialmente el BCE, se situó en octubre en el 3,2%, cuatro décimas menos que en septiembre y seis menos que en agosto; pero está lejos del 2%, objetivo fijado por el Pacto de Estabilidad. También El BCE confía en que el precio del petróleo baje o se mantenga y que eso haga que la inflación baje.

Todos los gobiernos, los partidos políticos, los sindicatos, los consumidores y las patronales aplaudieron la decisión del BCE de bajar los tipos. Si acaso le reprochan al BCE que no los bajara aún más. Los estados cada vez tienen dinero más barato y en mayor cantidad; los ahorradores no se atreven ni a abrir la boca aunque cada vez se pague menos por su dinero y acuden a las emisiones de deuda pública aunque los tipos sea ridículos, pues siguen sin fiarse de ninguna alternativa.

Y las bolsas saludaron la grata nueva… con fuertes bajadas generalizadas. No hay nada que las pueda sacar de su pánico. ¿Qué está ocurriendo?: en una situación normal con la economía creciendo razonablemente, y los tipos de interés y la inflación en tasas normales, una bajada de tipos en unos pocos puntos porcentuales anima la economía, la hace crecer más, aunque eso pueda hacer repuntar algo la inflación; y una subida de tipos enfría la economía ralentiza el crecimiento y suele recortar la inflación a medio plazo. En una situación así las bolsas reaccionan al alza si los tipos de interés bajan y a la baja si suben, además de por cuanto hemos dicho, porque la sustitución de poner el dinero a plazo en depósitos de interés fijo se hace más o menos atractiva respeto de la opción de invertir en acciones. Pero ahora nada de eso ocurre.

En el año 2001, tras los atentados del 11 de Septiembre, para reanimar la economía, se utilizó por parte de la FED una política de tipos muy bajos, igual que la que se sigue ahora allí y aquí, que estuvo en el origen de lo que ha venido después: con tipos bajos, tan bajos que eran como ahora inferiores a la inflación, es decir negativos, se abordaron inversiones de excesivo riesgo y poco rentables, que en una situación diferente, con tipos más altos no se hubieran abordado; el resultado fue el crecimiento, sí, pero en una parte basado en la burbuja inmobiliaria que se montó al calor de los tipos bajos. Luego vino la ocurrencia de dar créditos a quien no los podía pagar para cobrarle tipos más altos y hacer negocio, pensando en que sólo el incremento de los precios de los inmuebles que parecía que nunca se iba a acabar, en un mercado que no paraba de demandar viviendas, era garantía suficiente para el caso probable de impago. Ya sabemos que por si acaso, para no correr riesgos, ese crédito bien retribuido pero inseguro se vendió a terceros y que para disimular su calidad se mezcló con créditos de mejor calidad y se calificó mejor de lo debido por las agencias de rating. Con la peste incubándose, esos créditos camuflados en productos estructurados, se repartió por todo el mundo; y cuando la burbuja empezó a desinflarse por los impagados todo estalló y al cabo de un año estamos como estamos. Muchos bancos han tenido problemas de solvencia al tener que tomar las pérdidas, y ha habido que salvarlos. La crisis de confianza subsiguiente ha hecho que éstos y los demás bancos hayan entrado en una crisis de liquidez, pues se han retirado muchos depósitos y no hay banco que no sea en sí mismo un problema de liquidez y que pueda sobrevivir a una retirada masiva de depósitos; también ha habido que inyectar liquidez para salvarlos. Pero como nadie se fía de nadie los bancos aún en liquidez no prestan a terceros ni se prestan entre ellos con lo que entramos en problemas todos y la recesión se instala.

Ahora estamos en una crisis muy gorda, gordísima, no estamos en una situación normal. La economía está entrando en recesión, y soportaremos una nueva depresión.

¿Qué hacer ahora con los tipos de interés? Lo razonable en este contexto es decir: y yo que sé; o, como todo el mundo dice, que se deben bajar más aún los tipos. Pero, hagamos lo que hagamos con los tipos, hasta que la confianza se recupere, las bolsas seguirán arrastrándose por los mínimos o bajando más aún, nadie invertirá en crear nada, el paro aumentará y todos lo pasaremos mal. Sólo cuando la confianza vuelva a la economía, y no lo hará de golpe sino lentamente, se sabrá bien qué hacer con ellos.

Yo creo que, por eso mismo, no es bueno bajarlos tanto. Creo que aunque la inflación estuviera controlada no es sano que estén los tipos tan bajos. Estamos repitiendo los errores de 2001. No es fácil decirlo pero tipos tan bajos no nos ayudan. A Trichet, que lo estaba haciendo muy bien, le han torcido la voluntad y ahora es una marioneta movida por otros desde las bambalinas. ¡Que no nos pase nada más!

EL BCE MANTIENE LOS TIPOS EN EL 4,25%: ¿ACIERTA?

Ayer el Banco Central Europeo (BCE) ha decidido mantener los tipos de interés en su nivel más alto de los últimos siete años: el 4,25%. En la reunión del BCE se analizaron las dos posibilidades, bajarlos o subirlos, aunque finalmente han decidido por unanimidad mantenerlos. Mientras tanto la Reserva Federal (FED) está pensando en bajarlos aún más – ya lo ha hecho siete veces en los últimos tiempos – por debajo del actual 2%.

Pese a que la Unión Europea está casi en recesión, el repunte inflacionista en todo el mundo por la crisis del petróleo, de las materias primas y de los alimentos – que parece remitir algo, pero se mantiene – ha llevado al Sr. Trichet a mantener hasta ahora los tipos altos para controlarlo. No olvidemos que el BCE, por mandato, debe ocuparse por encima de todo de mantener una baja inflación en el área euro.

Según mi apreciado y admirado amigo, José Carlos Díez, Economista jefe de Intermoney, es un error grave; llega a decir en su artículo de opinión en Cinco Días acerca de la decisión, «que la historia será despiadada con los que la han tomado». Yo suelo estar de acuerdo con él y reconozco su superior criterio en temas económicos pero en esta ocasión discrepo y estoy en línea con Trichet. La causa última de la más que probable recesión – ya la hay en algunos países del área euro – no está en los tipos altos, aunque ahora bajarlos tendría un efecto estimulante a corto plazo, sería muy mala a medio plazo. Ya sé que ahora subir tipos o mantenerlos supone una purga dolorosa del sistema, dolorosa pero necesaria si se quiere detener la inflación y sentar las bases de la senda futura del crecimiento.

¿Están resolviendo la crisis los americanos con su alocada política de rebajar y rebajar los tipos? No. Aunque hayan sostenido su crecimiento unos meses más, creo que es un lenitivo momentáneo con graves efectos a medio y largo plazo.

En mi humilde parecer, las circunstancias de la falta de crédito por la crisis de confianza derivada del fiasco de la banca de inversión norteamericana, contagiada al resto de la banca americana y a gran parte de la banca mundial a través de los sofisticados productos estructurados, en cuyo origen último está, entre otros, una sostenida política de tipos, en exceso, bajos, no se va a arreglar bajando los tipos de interés.

La juerga fue muy fuerte y duró mucho, parecía que la bonanza nunca se iba a acabar, pero, insisto, a mi entender, no se puede combatir la resaca tomándose para desayunar un “Bloody Mary”, como recomiendan algunos dipsómanos, por más que efectivamente te siente bien, momentáneamente, después de una noche de excesivas libaciones alcohólicas,  empezar el día tomando otro trago, porque así uno llega en pocas semanas al alcoholismo.

LA SUBIDA DE LOS TIPOS DE INTERÉS EN LA EUROZONA

Ayer el Presidente del Banco Central Europeo, tal y como había anunciado casi de forma explícita hace algunas semanas, y tal y como se esperaba, subió los tipos en 0,25 puntos, dejándolos en un 4,25 %. El Sr. Trichet suele hacerlo así: anuncia casi explícitamente lo que va a hacer con varias semanas de antelación para evitar sorpresas y vuelcos en los mercados, y a mí me parece bien. Al Presidente Zapatero no le pareció bien que lo hiciera y llegó a criticarlo abiertamente tachando su comportamiento de poco responsable. El que es poco responsable no respetando escrupulosamente la independencia del Banco Central Europeo es el Presidente Rodríguez Zapatero. Poco responsable y además demagógico, sino ignorante, o tal vez ambas cosas.

El mandato estatutario del Banco Central Europeo, un ente independiente de los gobiernos, es mantener la inflación bajo control en la eurozona. Y eso es lo que el Sr. Trichet intenta hacer de la manera que un Banco Central puede hacerlo: subiendo los tipos de interés. Ayer dijo: «Haremos lo que sea necesario para controlar los precios». Subir los tipos al 4,25 % es ponerlos a sólo 0,25 puntos de la inflación que en la eurozona es 4 %. Y no olvidemos que el crecimiento es más del 2 %. ¿Cuál es la prioridad real, contener la inflación o estimular la economía?

En España, asociaciones de consumidores, partidos políticos, sindicatos y miembros del Gobierno parecen estar en desacuerdo con la medida. Miguel Sebastián, Ministro de Industria, que por su formación tiene que saber de sobra que hay que subir los tipos, lo mismo que David Vegara, Secretario de Estado de Economía, se permiten hacer demagogia, sin hablar claro, pero posicionándose en contra de la medida. La OCU la llama “varapalo”, y los Sindicatos dicen que es una medida «peligrosa, contraproducente e innecesaria». Hasta el PP dice es «especialmente perjudicial para España».

Ciertamente para quien está endeudado una subida de tipos le obliga a pagar más por sus préstamos. Eso es lo que se ve. Y basándose en eso construyen los demagogos su discurso .Pero para quien tiene ahorros una subida de tipos le retribuye mejor su ahorro. Y, sobre todo, una subida de tipos ayuda a contener la inflación. Y la inflación es el enemigo común a batir: pues no obliga a algunos a pagar más por sus deudas sino que: ¡obliga a todos a pagar más por todo!

El que especuló y se endeudó a tipos reales negativos en una etapa inicial en la que los bienes que adquiría subían y subían, si los realizó a tiempo, acertó. El que los adquirió ya muy caros y se encuentra ahora con que los tipos suben y los bienes ni suben ni son realizables está atrapado. Nada raro. Ha ocurrido siempre y volverá a ocurrir.

Otra cosa es el problema del común de las gentes que han adquirido una vivienda en la que vivir, que han debido pagar un precio irracional por ella, que les ha obligado a endeudarse de por vida, a causa de la burbuja que han montado los especuladores, alentada por el control que sobre la disponibilidad de suelo urbanizable han tenido los Ayuntamientos, y que ha sido su vía de financiación. A esos cada subida les cuesta unos euros que les harían falta para sus gastos corrientes sometidos a incrementos cada día por la inflación.

Pero no hay otra salida. Aquellos polvos, trajeron estos lodos.

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