Ayer el Banco de Inglaterra recortó, por sorpresa, los tipos de interés en 1,5 puntos porcentuales, hasta dejarlos en el 3%. Cierto es que la economía británica se encamina con paso firme, más firme que el nuestro aún, hacia la recesión; el PIB disminuyó un 0,5 % en el último trimestre y las previsiones para el próximo futuro son muy malas, mucho peores que las del área euro. Para intentar atajar la crisis el Banco de Inglaterra bajó los tipos fortísimamente, y lo hizo pese al alta inflación británica que en septiembre llegó al 5,2%, cuando el objetivo para este año era que no superara el 2%. La lucha contra la inflación ha pasado a segundo plano ante la crisis económica; dicen que “confían en que los precios vuelvan a bajar pronto” sobre todo por la bajada del precio del crudo.
Por su parte, como se esperaba y casi se había anunciado, el BCE recortó medio punto el precio del dinero, hasta el 3,25%, su nivel más bajo desde octubre de 2006, y, el otrora hermético, Trichet deslizó que prevé nuevos descensos si la inflación cae más. Si la tendencia a la baja de los precios de consumo prosigue, el BCE no descarta recortar aún más los tipos en la reunión de diciembre próximo; ayer una parte del Consejo de Gobierno planteó la posibilidad de rebajar los tipos hasta el 3%, aunque la decisión de dejarlos en el 3,25% se tomó por unanimidad. Se trata con la medida de paliar en lo posible la situación; la zona euro entrará en recesión el próximo trimestre y el crecimiento no retornará al menos hasta dentro de dos años, según las previsiones de la propia Comisión. La inflación en la zona euro, que es lo que por mandato debe vigilar especialmente el BCE, se situó en octubre en el 3,2%, cuatro décimas menos que en septiembre y seis menos que en agosto; pero está lejos del 2%, objetivo fijado por el Pacto de Estabilidad. También El BCE confía en que el precio del petróleo baje o se mantenga y que eso haga que la inflación baje.
Todos los gobiernos, los partidos políticos, los sindicatos, los consumidores y las patronales aplaudieron la decisión del BCE de bajar los tipos. Si acaso le reprochan al BCE que no los bajara aún más. Los estados cada vez tienen dinero más barato y en mayor cantidad; los ahorradores no se atreven ni a abrir la boca aunque cada vez se pague menos por su dinero y acuden a las emisiones de deuda pública aunque los tipos sea ridículos, pues siguen sin fiarse de ninguna alternativa.
Y las bolsas saludaron la grata nueva… con fuertes bajadas generalizadas. No hay nada que las pueda sacar de su pánico. ¿Qué está ocurriendo?: en una situación normal con la economía creciendo razonablemente, y los tipos de interés y la inflación en tasas normales, una bajada de tipos en unos pocos puntos porcentuales anima la economía, la hace crecer más, aunque eso pueda hacer repuntar algo la inflación; y una subida de tipos enfría la economía ralentiza el crecimiento y suele recortar la inflación a medio plazo. En una situación así las bolsas reaccionan al alza si los tipos de interés bajan y a la baja si suben, además de por cuanto hemos dicho, porque la sustitución de poner el dinero a plazo en depósitos de interés fijo se hace más o menos atractiva respeto de la opción de invertir en acciones. Pero ahora nada de eso ocurre.
En el año 2001, tras los atentados del 11 de Septiembre, para reanimar la economía, se utilizó por parte de la FED una política de tipos muy bajos, igual que la que se sigue ahora allí y aquí, que estuvo en el origen de lo que ha venido después: con tipos bajos, tan bajos que eran como ahora inferiores a la inflación, es decir negativos, se abordaron inversiones de excesivo riesgo y poco rentables, que en una situación diferente, con tipos más altos no se hubieran abordado; el resultado fue el crecimiento, sí, pero en una parte basado en la burbuja inmobiliaria que se montó al calor de los tipos bajos. Luego vino la ocurrencia de dar créditos a quien no los podía pagar para cobrarle tipos más altos y hacer negocio, pensando en que sólo el incremento de los precios de los inmuebles que parecía que nunca se iba a acabar, en un mercado que no paraba de demandar viviendas, era garantía suficiente para el caso probable de impago. Ya sabemos que por si acaso, para no correr riesgos, ese crédito bien retribuido pero inseguro se vendió a terceros y que para disimular su calidad se mezcló con créditos de mejor calidad y se calificó mejor de lo debido por las agencias de rating. Con la peste incubándose, esos créditos camuflados en productos estructurados, se repartió por todo el mundo; y cuando la burbuja empezó a desinflarse por los impagados todo estalló y al cabo de un año estamos como estamos. Muchos bancos han tenido problemas de solvencia al tener que tomar las pérdidas, y ha habido que salvarlos. La crisis de confianza subsiguiente ha hecho que éstos y los demás bancos hayan entrado en una crisis de liquidez, pues se han retirado muchos depósitos y no hay banco que no sea en sí mismo un problema de liquidez y que pueda sobrevivir a una retirada masiva de depósitos; también ha habido que inyectar liquidez para salvarlos. Pero como nadie se fía de nadie los bancos aún en liquidez no prestan a terceros ni se prestan entre ellos con lo que entramos en problemas todos y la recesión se instala.
Ahora estamos en una crisis muy gorda, gordísima, no estamos en una situación normal. La economía está entrando en recesión, y soportaremos una nueva depresión.
¿Qué hacer ahora con los tipos de interés? Lo razonable en este contexto es decir: y yo que sé; o, como todo el mundo dice, que se deben bajar más aún los tipos. Pero, hagamos lo que hagamos con los tipos, hasta que la confianza se recupere, las bolsas seguirán arrastrándose por los mínimos o bajando más aún, nadie invertirá en crear nada, el paro aumentará y todos lo pasaremos mal. Sólo cuando la confianza vuelva a la economía, y no lo hará de golpe sino lentamente, se sabrá bien qué hacer con ellos.
Yo creo que, por eso mismo, no es bueno bajarlos tanto. Creo que aunque la inflación estuviera controlada no es sano que estén los tipos tan bajos. Estamos repitiendo los errores de 2001. No es fácil decirlo pero tipos tan bajos no nos ayudan. A Trichet, que lo estaba haciendo muy bien, le han torcido la voluntad y ahora es una marioneta movida por otros desde las bambalinas. ¡Que no nos pase nada más!
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