Ante el referéndum a favor de la autonomía de Santa Cruz, promovido extralegalmente desde esa rica región interior, que ya comentamos hace unos días, el presidente de Bolivia, Evo Morales, reacciona. Piensa, ante el desafío, que se ratifique o se revoque su mandato y, de paso, el de los prefectos regionales, también elegidos por sufragio universal como él mismo, parte de los cuales son los que le están segando la hierba bajo los pies. Este referéndum plebiscitario es una medida que él había propuesto en Diciembre de 2007, apurado por la crisis de su proyecto constituyente, como una vía de escape segura para él; es algo así como: si no sale algo, me someto a un plebiscito y como lo ganaré…, pues adelante; es la forma de entender la democracia de algunos líderes emergentes de la izquierda americana. El Congreso la aprobó y el Senado la ratificó recientemente. Evo pidió ayer al Congreso que le envíe la ley de convocatoria inmediatamente para poder darle el visto bueno dentro de los 90 días siguientes. Lo que la ley en cuestión dice es que para revocar a un mandatario por esta vía el “no” debe superar en votos al sí y, además, los “noes” deben ser más en porcentaje que los votos con los que el mandatario cuestionado obtuvo su cargo. «Quiero reiterar mi posición de someternos al pueblo, que nos diga quién sirve y quién no para gobernar».
Mientras, en Caracas, el presidente venezolano Hugo Chávez advirtió que no se quedará de brazos cruzados si Bolivia se divide y amenaza con un Vietnam. Vaya, “¿por qué no te callas?” que estaba unos días callado, vuelve por donde solía. Pero deberían ambos, Evo y Hugo, pensar en la experiencia reciente del referéndum en Venezuela: con todos los recursos del Estado puestos en juego a favor del sí, el pueblo venezolano le dijo ¡no! a Chávez y a su propuesta trampa constitucional para perpetuarse en el poder. Se pilló él solo los dedos. ¿Le va a pasar lo mismo a Evo, si continúa por esa senda? ¿Podría, eventualmente, perderlo? No creo, pero juega con fuego de forma evidentemente precipitada e improvisada.
En América soplan ahora vientos más a favor de la izquierda que a favor de la derecha. Pero hay dos tipos de izquierda gobernando, la razonable: Lula da Silva, Michelle Bachelet, Alán García, que va logrando avances, y una izquierda radicalizada: Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa, Daniel Ortega, cuya ineficacia sólo es sostenible con el petróleo de Chávez. Argentina, como suele pasar, girando en torno a sí misma, sin terminar de arreglar nada, enredada en la peor forma de hacer política, aunque sus recursos son enormes. De Cuba, sin noticias: ¡qué drama el de ese pueblo tan querido para todos!
Yo digo: ¡Suerte para este continente hermano! A ver qué sale de la cumbre Europa América Latina que se celebrará próximamente en Lima. De momento están asfaltando de nuevo muchas de las calles del centro a toda prisa.
Lima, 9 de Mayo de 2007
Comentarios recientes