Me voy a poner irónico como recomendaba Sócrates. Me pregunto, siguiendo tu argumento, por qué fijar un tope tan bajo como 65 horas a la semana, ¿por qué no subirlo aún más?, yo hay semanas en las que trabajo más que eso; ¿y si lo fijaran en 7×24=168, para los workoolics?; o al fin, siguiendo tu argumento de nuevo, ¿por qué regularlo?; o, incluso aún mejor que no regularlo, se me ocurre fijarlo en 200 horas a la semana para los que trabajamos deprisa o nos levantamos antes, como diría mi recordado D. Tomás Pascual -«Ud. me dirá que no se puede trabajar más de 24 horas al día, pero yo le digo que trabajo 25, porque yo me levanto una hora antes-.
Una cosa es que tú puedas trabajar más, para eso están las horas extras, y que trabajes, y otra que te puedan fijar una jornada ordinaria en convenio superior a esas 45 horas que es lo que ahora se autoriza a hacer en algunos supuestos. A mí, me parece un retroceso lamentable sobre un derecho muy antiguo que costó mucho alcanzar. Y tampoco me vale que porque se hagan muchas horas al margen de la ley haya que cambiar la ley. Últimamente oigo mucho ese argumento: cambiemos la ley porque no se cumple. Bajemos los impuestos que si no la gente no los paga, etc. Y no me gusta nada.
Si además quitamos el salario mínimo, aún me parecería peor. Ya sé que argumentan que al subir el salario mínimo aumenta el uso del sustitutivo -el trabajador cualificado, que es más caro pero más eficiente-, y por tanto al hacerlo disminuiría la demanda de mano de obra sin cualificar -precisamente la que cobra ese salario mínimo- con lo que saldrían perjudicandos los presuntos beficiarios de esa subida . Ese argumento es muy discutible por lo que presupone, que no es cierto. ¿Qué relación real de sustitución hay entre el trabajo cualificado y el no cualificado en las economías europeas? No me parece que sea relevante.
¿Qué pasaría aplicando el mismo cuento a los altos directivos? Fíjate, si se subieran aún más el sueldo -que ya sería el colmo-, aplicando el mismo razonamiento microeconómico que desaconseja subir el salario mínimo, ocurriría que aumentaría el empleo de cuadros medios -el sustitutivo de la alta dirección, pero más barato-, al tiempo que habría algo más de paro entre los Presidentes, Consejeros Delegados y Directores Generales -claro que, como cuando les despiden les pagan una pasta de indemnización, no pasaría nada-.
Si seguimos así: ¿por qué no dejar que los niños de 7 años trabajen? ¿Si quieren y sus padres les dejan? O incluso: ¿sería razonable que tuvieran que pedir permiso, o bastaría que ellos quisieran trabajar para contratarlos?
Ya sé que hago demagogia -no me lo digáis: ante la confesión de la parte no son necesarias pruebas-, pero no soy el único que la hace en estos tiempos tan neoliberales. Me siento tan legitimado como los demás para hacerla.
El salario mínimo garantiza que -al menos- se paga algo medio decente por trabajar; además, hay muchas más cosas de tipo social enlazadas al salario mínimo, como las pensiones mínimas no contributivas y otras.
Los mercados, y la libertad de los agentes en ellos para pactar libremente, son muy buenos para asignar eficientemente los recursos -no hay nada comparable-, pero no arreglan todo, porque dejan indefensos a los más débiles y menos dotados y porque generan externalidades como la contaminación u otras que alguien ha de corregir. Por eso hay que ser solidario, y además porque al final una sociedad cohesionada es siempre más eficiente que una desestructurada y en donde lo único que funcione sea el mérito. Los países más desarrollados económica y socialmente son un ejemplo bien ilustrativo de lo que sostengo, no son sus recursos lo que les hace superiores, es su libertad, su respeto a las normas y su cohesión social la causa de su desarrollo. Por eso me gusta más la igualdad. A los poderosos no les interesa que haya tanta desigualdad, hay que convencerles de ello. La desigualdad no les hace más felices, sino menos. Como todos no son tan filántropos naturalmente como Bill Gates o Carlos Slim, hay que ayudarles, por eso no se pueden bajar tanto los impuestos en la franja alta: hay que subirlos. En eso estoy con Obama.
En fin, esto, como todo, es discutible. ¡Así que a discutirlo!
Gracias por la pregunta Pablo.
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