El blog de Gustavo Mata

Estrategia: Las reglas del juego en los negocios

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LAS SALIDAS A LAS CRISIS

El histórico debate entre Hayek y Keynes acerca del origen de los ciclos económicos a raíz de la Gran Depresión, que, como reconocen hasta los más conspicuos neoliberales refugiados en la FAES, se saldó con la derrota intelectual del austriaco, supuso un gran retroceso del pensamiento liberal que duró décadas.

Hayek explica el origen de las fases bajas del ciclo económico a partir del exceso de crédito concedido por el banco central y de los tipos de interés bajos que prolongan artificialmente las fases altas. La expansión del crédito hace que los empresarios inviertan en proyectos arriesgados y poco rentables en los que nunca deberían haber invertido. La corrección inevitable pasaría por la purga de subir los tipos y esperar a que la economía digiriera los excesos.

Keynes, con una brillantez intelectual sobrecogedora, refuta la teoría clásica de que la economía se regula por sí sola. Para ello introduce un nuevo concepto: la propensión marginal a consumir, que es la variación del consumo cuando el ingreso disponible varía en una unidad de salario. C=Co+cYd, donde C es el consumo total, Co es el consumo autónomo (aquel consumo que no depende del ingreso), c es la propensión marginal a consumir, e Yd (Yd=Yt-T+TR, donde Yt es el ingreso total, T son los impuestos y TR son las transferencias) es el ingreso disponible. Si la propensión a consumir es débil y las oportunidades de inversión no son atrayentes, una parte del ingreso que no se consume no se invertirá y la demanda efectiva se reducirá, por lo que la economía se contraerá y el nivel de empleo descenderá. Mientras que para Hayek el aumento del ahorro voluntario provoca una aceleración de la inversión y en última instancia del crecimiento económico, para Keynes, el aumento del ahorro voluntario, en determinadas circunstancias, puede inducir a un descenso de los niveles de renta e inversión. El ahorro y la inversión no siempre están en equilibrio. En las crisis al estado le corresponde actuar para asegurar el nivel de inversión necesario para garantizar el pleno empleo.

Después del debate, Hayek no volvió a tener reconocimiento público hasta cuarenta años más tarde, en 1974, cuando se le concede el Premio Nobel de Economía. Este premio, a nuestro juicio, tiene más que ver con su obra política: “Camino de servidumbre”, en la que critica los sistemas socialistas que eliminan la propiedad privada, lo que conduce a la pérdida de libertad, que con sus aportaciones a la ciencia económica. Hayek ataca en el libro a los regímenes socialistas, sobre todo al nazismo, también, aunque algo menos duramente al comunismo -al fin los soviéticos fueron decisivos para derrotar a Hitler- y también a la socialdemocracia que, originalmente, propugnaba la propiedad pública de los medios de producción, pero desde la democracia, sin recurrir a la dictadura del proletariado que propugnaban los comunistas. Esta obra es considerada la biblia de los neoliberales. Pero no es un libro científico sino, como el mismo autor reconoce en el preámbulo un libro político.

Hoy en día, los socialdemócratas no propugnan la propiedad estatal de los medios de producción. Sin embargo los neoliberales siguen clamando contra el estado y su intervención al grito de que el mejor estado es el menos posible. Claro que a veces, como ahora, se callan; resultaría cómico que con la que está cayendo siguieran en sus trece. ¿Quién se atreve a decir que lo mejor ahora es dejar que todo se hunda?

Yo creo que las tesis de Hayek pueden explicar bastante bien por qué se entra en las crisis, pero las claves para salir de ellas están más bien en el pensamiento de Keynes. Sus aportaciones son, a nuestro juicio, en este sentido, mucho más trascendentales que las de Hayek.

Cada crisis es nueva y es al intentar explicarlas y buscar soluciones cuando se han formulado los mayores avances en la macroeconomía. A salir de la del 29 nos ayudó el pensamiento de Keynes. ¿Quién nos ayudará a salir del atolladero esta vez? ¿Volverá a ser él?

TEORÍAS

La base inicial de la teoría es la observación atenta de lo que ha ocurrido – inicialmente se acota lo que ocurre -, luego – mediante la especulación teórica – se explica lo ocurrido y por fin se articula la teoría completa. Cuando es así, cuando la teoría explica bien lo ocurrido, se adopta socialmente de forma masiva y se instala como un dogma. Y, a partir de ahí, se aplica para la interpretación de los nuevos fenómenos que se observan y para la predicción de lo que pueda ocurrir. Todas las teorías son formalizaciones simplificadoras de la realidad que tratan de explicar y justificar aquello que ya nos ha ocurrido.

Las personas necesitamos respuestas a nuestras preguntas, lo ignoto nos llena de ansiedad y sufrimos en medio de la cavilación y la duda; cuando por fin, instalada la teoría, todo tiene explicación, porque al fin hemos descifrado el código, porque dominamos el arcano y ya tenemos las claves para interpretar lo que ocurre, nos tranquilizamos. Se acabaron las preguntas y las dudas, ahora es el tiempo de las respuestas, el tiempo de las certezas. Esto es más confortable, no hay duda. Ante la perplejidad paralizante que nos atenaza cuando no entendemos algo, la teoría que lo explica, lo justifica y lo integra nos sirve de bálsamo social. La aceptación de los principios de la teoría provoca la desaparición de la ansiedad social y, aceptadas las bases por todos, puede comenzar la explotación de la teoría en la práctica: basándose en la teoría se desarrolla la ciencia y basándose en la ciencia se desarrolla la técnica.

Las teorías sirven para explicar lo que ya ha ocurrido, aunque, ya instaladas y aceptadas, pronto tratan de prevenir lo que nos pueda ocurrir. Pero la realidad social es tan cambiante y las teorías – por necesariamente simplificadoras – son tan inexorablemente parciales e incompletas que pronto aparecen nuevas evidencias experimentales que contradicen la teoría instalada. ¿Qué hacer entonces? La reacción social ante hechos que no somos capaces de entender, porque no se ajustan a las presunciones en las que están basados los paradigmas que integran la teoría establecida, no es nunca cuestionar la teoría sino más bien negar la evidencia, ocultar el hecho, o al menos intentar manipularlo o modificarlo. Parece mentira, pero así ha sido en la historia y así seguirá siendo; este comportamiento está en la naturaleza social del ser humano. Cuando se empiezan a acumular evidencias en contra de la teoría establecida nadie la pone en cuestión, antes preferimos no mirar lo que está pasando. Algunos individuos – usualmente los raros, los marginales, los rebeldes, los contestatarios, etc. – empiezan a protestar ante el embalsamiento de la realidad que supone la actitud mayoritaria de negar la evidencia, y son reprimidos y castigados por su actitud; los instalados, los oficialistas, los laureados, los académicos se aferran al paradigma apasionadamente y lo defienden a pesar de que cualquiera que no estuviera envuelto socialmente en la teoría, abrigado por ella, protegido por ella, y que conservara la lucidez, podría ver nítidamente lo que ocurre.

Al final, por acumulación de evidencias inexplicadas, y negadas pese a la evidencia, la crisis es inevitable; de pronto el castillo de naipes se desmorona, la teoría se derrumba y la perplejidad se instala en medio de la sociedad. Cuando la crisis se instala en nuestras mentes siempre es demasiado tarde. No nos hemos dado cuenta de que algo inexplicable e inexplicado ocurría y de pronto, cuando nos enteramos, cuando descubrimos la realidad, es después de que todo ya ha estallado bajo nuestros pies con estrépito.

Entonces cunde el pánico. Las crisis siempre son largas y la salida siempre es dolorosa. Los nuevos formuladores de paradigmas verdaderamente dignos de ser tomados en cuenta, tardan en ser aceptados. Cuando finalmente se encuentre el camino la rueda empezará de nuevo a rodar, comenzando un nuevo ciclo. En esos momentos, muchos de los que antes negaban la realidad, con tal de preservar la tranquilidad, serán capaces de aceptar alguna teoría insensata con tal de que la explicación que les dé les permita recobrar la tranquilidad. Es también el tiempo de los falsos profetas, de los curanderos, de los magos,…

¡Cuidado! Detrás de los científicos sanamente escépticos que formulan sus teorías, hay muchas veces malintencionados cínicos. A esos cínicos les trae sin cuidado la teoría, lo único que les interesa es arrimar el ascua a su sardina sea cual sea la circunstancia. Atentos, en estos tiempos de crisis, a los falsos profetas y sobre todo a los cínicos manipuladores que pronto aparecerán tratando de volver a sacar tajada.

En el siglo XIX y el primer tercio del XX la teoría económica instalada era el liberalismo, el paradigma era el libre mercado. Según los liberales dogmáticos la mano invisible de Adam Smith lo arreglaba todo; pese a que para él, para Smith, el mercado no lo arreglara todo, para sus epígonos dogmáticos sí. La respuesta a todos los problemas era dejar que las fuerzas de la oferta y la demanda hicieran su trabajo. Pero la crisis del 29, con su crash y su Gran Depresión posterior, se encargó de evidenciar que la teoría liberal ni explicaba todo ni, mucho menos, resolvía todo. Unos años después, en 1936, Keynes publicó su Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero que estableció las bases de la moderna intervención estatal a gran escala en la economía. De nuevo todo estaba explicado y sabíamos lo que había que hacer. No sólo había que ocuparse de la política monetaria, también estaba el Presupuesto para activar la economía desde el Estado. Pero, poco a poco, con el paso del tiempo, los cínicos empezaron a alentar las viejas tesis, aunque disfrazadas de novedades: surge entonces el neoliberalismo abanderado por la Escuela de Chicago y poco a poco su influencia se va agrandando hasta llegar a invadir de nuevo todo. Años más tarde, hoy, de nuevo la catástrofe pronosticada por algunos y negada por casi todos se produce.

¿Qué nuevo paradigma se instalará ahora? ¿Quién será el nuevo Keynes? ¿Cuánto tiempo tardarán después en volver a predicar los dogmáticos la siempre vieja buenanueva de que el mercado lo arregla todo, manipulados como siempre por los cínicos, que tratarán otra vez de aprovecharse? ¿Cómo lo llamarán? ¿Neo-neo-liberalismo?

PAUL KRUGMAN, NOBEL DE ECONOMÍA 2008

Paul Krugman, ecomomista y periodista ha sido reconocido tanto por “su contribución a una nueva teoría del comercio internacional”, como por “su capacidad para hacer llegar sus teorías al público, combinando el rigor de sus planteamientos con una brillante exposición y difusión”. Ya fue Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 2004.

Krugman es considerado por la revista The Economist como el economista más notable de su generación. Es especialista en comercio internacional y responsable de  contribuciones clave a la teoría sobre las crisis cambiarias y al análisis de la política monetaria. Nació, en Nueva York en 1953; se graduó en la Universidad de Yale en 1974 y se doctoró en el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT). Desde el año 2000, es profesor en la Universidad de Princeton y antes lo fue en el MIT y en la Universidad de Stanford. Es autor de 20 libros y es columnista habitual del ‘New York Times’. Desde hace algún tiempo publica también en El País y ha sido uno de los principales ponentes en el Congreso EXPORTA 2008.

En Septiembre de 2003, Krugman publicó una recopilación de sus artículos periodísticos The Great Unraveling que es un ataque feroz contra la políticas económica y exterior de Bush,en donde pronosticó la crisis actual: «el enorme déficit fiscal, la disminución de impuestos, el aumento del gasto público, y la guerra de Irak, son insostenibles y generarán una gran crisis», decía;  en el libro se denuncia la subordinación del poder económico, del poder político y hasta del poder judicial de los Estados Unidos a la extrema derecha que representan Bush y sus amigos.

Krugman ha sido un azote crítico para el presidente George Bush y su política neoliberal desde su tribuna del New York Times; él es un genuino liberal que no ha dudado en quitar la careta a los falsos liberales: los neoliberales dogmáticos, quienes se habían arrojado en brazos de los poderosos cínicos que se han aprovechado de la libertad sin cortapisas ni regulaciones de los mercados que estos profetas predicaban, para acumular escandalosas cantidades de dinero inflando al burbuja que ahora nos ha estallado a todos bajo los pies, contaminándolo todo, creando la desconfianza en las finanzas y poniendo en riesgo todo el sistema.

¡Me alegro del Premio y de lo que significa!

LECCIONES DE MICROECONOMÍA PARA NEOLIBERALES CONVERSOS. LECCIÓN FINAL (POR EL MOMENTO)

REQUIEM POR EL NEOLIBERALISMO

El Gobierno sustituye al mercado. Se acabó la juerga neoliberal; se acabó el laissez faire laissez paser. El fin de fiesta está siendo un gigantesco castillo de fuegos artificiales que ya se parece más a una hoguera descontrolada que se va a llevar todo por delante. Pero con tanto dinero público disponible con prisas para comprar activos con escasa liquidez y contaminados, ¿cuánta corrupción se va a desatar en la administración de estos fondos? Lo anuncio ya: muchísima; lo veréis.

Estados Unidos, que había seguido una zigzagueante política de intervención-no intervención, pone ahora 700.000 millones de dólares de dinero público para la compra de activos tóxicos y aumenta la garantía pública de los depósitos bancarios de 100.000 a 250.000 dólares.

Reino Unido, que ya había nacionalizado Northern Rock y Bradford & Bingley y había aumentado las garantías de los depósitos de 44.500 a 63.500 euros por cliente, hoy quiere estabilizar el sistema financiero aprobando un plan para comprar acciones de los bancos que ayer sufrieron fuertes caídas que llegaron hasta cerca de un 40 % por importe de 62.000 millones de euros. ¿Lo estabilizará? La medida es una nacionalización parcial de la banca sin precedentes.

Alemania garantiza, a todos, todos los ahorros depositados en los bancos y rescata el Hypo Real Estate poniendo encima de la mesa 50.000 millones de euros.

Francia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo ayudan a Dexia con 6.400 millones. BNP Paribas toma el control de Fortis. Holanda toma el control de las unidades de Fortis en Holanda por 16.800 millones. Bélgica, Holanda y Luxemburgo inyectaron 11.200 millones. Y han subido la garantía pública a los depósitos a 100.000 euros.

Suecia ha duplicado la garantía de los depósitos, hasta 500.000 coronas (52.000 euros).

Irlanda garantiza todos los depósitos durante dos años.

Italia planea un plan de capitalización de hasta 6.600 millones para Unicredit.

Islandia inyecta 10.000 millones en el sistema bancario.

En España el Tesoro va a financiar a la banca a largo plazo. Pese a que Pedro Solbes reiteraba, hasta hace nada, su fe liberal diciendo “el Ejecutivo no puede sustituir a los mercados”; aunque al tiempo – cosas de las dudas de fe – pedía que el Banco Central Europeo «debería ir más lejos y facilitar más liquidez y por plazos algo mayores a los mercados bancarios”. La forma de financiación es un fondo que adquirirá activos a la banca, lo que equivale en la práctica un gran préstamo por el que el Estado cobrará un interés. Todavía no nos han dicho el precio ¿cuánto cobrará el Tesoro a la banca por esto?, ¿qué comprará el Tesoro? Lo probable es que compre emisiones de titulización: o sea agrupaciones de créditos, que una agencia de riesgo habrá calificado como buenos – lo mismo que en EEUU, ¡qué miedo! – y cédulas hipotecarias: o sea bonos garantizados por estos créditos – ¡más miedo! –

En fin, me da la impresión de que algún carroñero de las finanzas estará, como el lobo de Caperucita, relamiéndose de gusto, pensando en el festín que se puede pegar haciendo el guarro al administrar estas gigantescas cantidades de dinero, dinero que es de todos y que al final, en parte importante, acabará en las arcas de algunos, no precisamente de los más pobres. No es demagogia, es análisis científico riguroso a la vista de lo ocurrido en la historia de la humanidad.

Y  lo hacen para salvar un sistema financiero, ¿pero el sistema no es el que nos ha llevado a esta hecatombe?; y lo hacen porque es lo que nos conviene. ¡Ahhh, menos mal que alguien se preocupa por nosotros!

Hay que fastidiarse.

MICROECONOMÍA DE CONTRASTE PARA NEOLIBERALES CONVERSOS. LECCIÓN 7

Ahora mismo no se atreve nadie; haría falta demasiado morro, pero más pronto que tarde volverán a parecer los dogmáticos neoliberales como aparecen las setas después de una lluvia en otoño. ¡Atentos! Nunca han faltado. Estimularán su aparición, una vez más, los cínicos, y lo harán en cuanto vuelvan a necesitar de su complicidad para poder volver a abusar de todos los ilusos; los ilusos que enseguida se creen las respuestas que los dogmáticos tienen para todo, aquellos débiles mentales que nunca piensan por sí mismos, los pobres hombres, los  que creen que sus problemas y los de la sociedad se pueden arreglar con un recetario, o con un libro más o menos sagrado, o con una teoría económica o social simplista proporcionada por el dogmático de turno – me da igual que sea el marxismo que el liberalismo -.

Ahora todos parecen inclinados a cambiar el sistema imponiendo de nuevo normas severas para controlar los mercados, pero insisto, pronto empezaremos de nuevo a ver a los predicadores de la no intervención en los cruces de los caminos largando sus sermones mientras que los sinvergüenzas al amparo de la relajación se vuelven a forrar a costa de los ilusos indefensos. Suelo decir que los dogmáticos “creen” y por eso no necesitan pensar; ya tienen las respuestas a todas sus posibles preguntas. Los escépticos no paramos de hacernos preguntas, porque no estamos seguros de nada; somos refractarios a los predicadores de verdades reveladas porque no renunciamos a lo más humano del hombre: sus dudas, su capacidad de poner todo en cuestión constantemente como único elemento de progreso en el conocimiento. Pero quedan los cínicos que, como ahora acaban de hacer, no tiene el menor recato en poner a los principios a trabajar para ellos. Si me van bien los dogmas los abrazo, si no me convienen apostato, cuando me vuelvan a convenir ya me convertiré de nuevo. Y mientras tanto los ilusos sin atreverse a mandar al cuerno los principios del dogma y a pensar por sí mismos porque ¡da tanta pereza dudar y preguntarse todo de nuevo cada día!

¿Por qué no se suicidan? Los muertos están muy tranquilos.

Los escépticos tal vez no somos tan felices como los ilusos pero no hay quien nos pueda manipular. Somos libres.

Para haceros pensar en quién se lo lleva crudo mientras el contribuyente financia la intervención, que por cierto no va a destinada a regalar las casas que los pobres hipotecados hasta las cejas no han podido pagar, como era previsible, sino a garantizar que los bancos que prestaron sin garantía cobren, os reproduzco algunos datos: los CEO´s de las dieciséis compañías más afectadas por la crisis ganaron en 2007, 334 millones de dólares (236 millones de euros), un 30% más que en 2005. Daniel Mudd de Fannie Mae tendrá derecho a una indemnización de 8 millones de dólares si le despiden; Richard Syron el de Freddie Mac casi el doble: 15 millones; John Thain de Merrill Lynch y sus dos lugartenientes, los que fichó hace algo más de un año cuando se hizo cargo del puesto, se van llevar 200 millones de dólares si les echan; Robert Willumstad de AIG que lleva sólo tres meses en el puesto se llevaría 7 millones.

¿Será verdad lo de que no hay cosa más tonta que un pobre de derechas? A veces pienso que mucha gente debe pensar que puede que sea igual de tonto que un rico sea de izquierdas.

Para terminar un consejo: no os echéis al monte que así tampoco se arregla nada. Pero que no os roben el pensamiento nunca más los dogmáticos, sean del signo que sean. Sed libres aunque sea incómodo, lo otro es un suicidio de la mente y de la voluntad.

Amén.

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