La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, en un tono muy PP, sin argumento alguno, dice:  «Mire usted, a la mayoría de los mortales les da absolutamente igual quién presida Caja Madrid”.

Pues señora mía ¡no!; ¡no es así! Se cree usted que “la mayoría de los mortales” somos tontos y que tenemos que confiar en las decisiones absurdas que toman ustedes. Bueno no tan absurdas, si tomamos en cuenta “sus” intereses y no los de “la mayoría de los mortales”.

¡Claro que nos importa! Caja Madrid es la segunda caja de España y la cuarta entidad bancaria española, y es de los madrileños, ¡no suya!

Así estamos, con los políticos chuleando al pueblo. ¡Vaya con la nueva déspota ilustrada Cospedal!  Perdón, de Cospedal, que queda más fino; además cada uno se llama como le da la gana.

La verdad es que me parece más déspota que ilustrada la dama. El lema del despotismo ilustrado era “todo para el pueblo pero sin el pueblo”, pero el de esta gentecilla es «todo para nosotros y nada para el pueblo, y encima no damos explicaciones para que no os distraigáis». Dice la señora que «con la que está cayendo asuntos como quién sea o deje de ser el presidente de Caja Madrid no deberían interesar a nadie, ni deberían hablar de eso los periódicos”. ¡Qué ramalazo fascistoide! ¿Quiere usted decidir de qué tenemos que preocuparnos “las masas”, o quiere controlar a los periódicos, o ambas cosas?

¡Qué manera tan obscena de manejarse! ¡Qué desparpajo tan indecente! Y nosotros consintiéndolo.