Esta es una traducción libérrima, hecha por mí, de los endecasílabos maravillosos de Virgilio que describen el contexto de la escena y que contienen las palabras de Laoconte:
“Mira a Laoconte bajando el primero de lo alto de la fortaleza;
la multitud le sigue; él va encendido:
“¡Pobres ciudadanos, qué locura tan grande!
¿Pensáis que el enemigo se ha ido?
¿Es que creéis que los Dánaos pueden hacernos un regalo sin trampa?
¿Vosotros creéis conocer a Ulises?:
O los aqueos están encerrados, ocultos en esa estructura de madera,
o se trata de una máquina erigida al costado de nuestras murallas
para espiar nuestras casas y atacar la ciudad desde ella,
o esconde algún otro engaño.
¡Teucros, no os fiéis del caballo! Sea cual sea el obsequio que os hagan,
no queráis de los Dánaos ni los regalos.”
Entonces,él lanza su venablo contra el costado del caballo y
la lanza clavada en la panza del monstruo de madera
resuena en la cavidad al vibrar, como el gemido de una caverna.”
Pronto entraremos en la absurda ceremonia anual de los regalos de empresa con motivo de la Navidad. En los próximos dos meses deberéis recordar a menudo las palabras de Laoconte frente al presunto regalo de los Dánaos: ¿creéis que hay algún regalo sin trampa? No, amigos, trampa grande o pequeña, todos los regalos la tienen.
Alguien me enseñó, cuando era muy joven, que en esta vida hay pocas cosas más caras que los regalos. Siempre que te regalan algo, te acaba costando a ti bastante más en dinero, en libertad o en lo que sea que el valor de lo que aceptas. Convencido de ello, me he pasado la vida rechazando, todo lo cortésmente que he podido, los regalos que me han hecho. Y no resulta fácil. A veces, el que te hace el regalo se siento ofendido por tu negativa a aceptarlo. Otras veces tus compañeros piensan que estás condicionándoles a hacer lo mismo con tu actitud, y te lo afean o no te dicen nada pero notas claramente que les molestas. Es una actitud que se suele interpretar mal; ¿o tal vez es que la interpretan adecuadamente y es por eso que se ofenden?
Pese a todos los inconvenientes que me consta que eso genera os recomiendo devolver los regalos. Promoved que vuestros proveedores no os los hagan y que vuestra empresa haga lo propio renunciando a esa ¿cortesía? y todos saldremos ganando. Aprovechad que este año hay que ser comedidos con el gasto porque estamos en crisis.
NOTA FINAL:
Aunque apenas recuerdo el latín que estudié en el Bachillerato –la verdad es que mis conocimientos son bastante reducidos y están muy oxidados- y me cuesta mucho entender los versos e intentar traducirlos, me encanta el ritmo que tienen los pies latinos.
Yo creo que la poesía es más ritmo que rima, así que me atrevo a dejaros los versos originales de Virgilio para que los leáis en voz alta, aunque tal vez no los entendáis, para ver si os engancha su ritmo, como a mí.
“Primus ibi ante omnis magna comitante caterva
Laocon ardens summa decurrit ab arce,
et procul ‘o miseri, quae tanta insania, cives?
creditis avectos hostis? aut ulla putatis
dona carere dolis Danaum? sic notus Ulixes?
aut hoc inclusi ligno occultantur Achiui,
aut haec in nostros fabricata est machina muros,
inspectura domos venturaque desuper urbi,
aut aliquis latet error; equo ne credite, Teucri.
quidquid id est, timeo Danaos et dona ferentis.”
Sic fatus ualidis ingentem uiribus hastam
in latus inque feri curvam compagibus aluum
contorsit. Stetit illa tremens, uteroque recusso
insonuere cavae gemitumque dedere cavernae.
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