Me siento avergonzado por el tratamiento que en las noticias está teniendo la negritud de Barack Obama. Que si es negro, que si es poco negro y bastante blanco, que si no habla como un negro, etc. ¡Pero bueno! ¿Qué es esto? Cambiad la palabra negro o por homosexual o por mujer o incluso por blanco y decidme qué efecto os producen los comentarios. ¡Qué asco!
Por ejemplo hoy en el país se puede leer un artículo de John Carlin “Un hombre para la eternidad” en donde se puede detectar un racismo subyacente incontenible.
Empieza diciendo “que Barack Obama sea negro es muy positivo para Estados Unidos y quizá incluso para el mundo. Pero tampoco es negro del todo, lo cual también es positivo”. ¡Vale tío! Ahora digo yo, tú John eres una desgracia para el mundo, pero una desgracia completa porque no es que seas un poco racista es que eres racista del todo.
Añade: “Como nos recordó la foto que todo el mundo vio ayer del joven Obama con sus abuelos maternos, es mestizo. Sólo que, por los misterios de la biología, lo que predomina en su rostro son los genes de su padre keniano.”
¡Ay que fastidiarse! Y se lo publican en EL PAÍS. Añado yo: misterio de la biología lo tuyo John, seguramente tus padres son inteligentes y tú, evidentemente, no lo eres, pero las cosas de la biología son así…
Sigue “Que se le perciba como negro es bueno para la América negra. Manda un mensaje de un valor incalculable. El victimismo ancestral de los afroamericanos, los descendientes de los esclavos, ha inhibido la evolución de este sector de la población en lo económico, lo político y lo social.” Sin comentarios…
Y para arreglarlo lanza una mentira descomunal aunque parezca piadosa: “El hecho de que el color de la piel apenas influye en la capacidad de prosperar de los habitantes del «país de las oportunidades» se ha demostrado en el notable éxito que han tenido los recientes inmigrantes africanos, cuyos ingresos y nivel educativo han estado por encima de los de la media del país. El victimismo de los descendientes de los esclavos ha inhibido su evolución.” Vaya, añado de nuevo yo, los negros de USA no progresan porque son pesimistas y victimistas, mientras que los que llegan ahora triunfan, pero no porque sean ricos, ni porque estén educados, ni porque procedan de las élites de sus países, es porque no son victimistas. ¿Si tu bisabuelo hubiera sido esclavo y tu bisabuela también y tú hubieras sido pobre, como todos tus abuelos y como tus padres porque no tuviste oportunidades, serías optimista John?
Pero no acaba ahí la cosa. También es racista respecto del resto de minorías étnicas. Dice John a continuación: “Esto no significa que los blancos o los hispanos o los de origen asiático tengan que sentirse de ningún modo amenazados o excluidos de la fiesta. Porque ellos también pueden reconocerse en Obama, o pueden ver en él un americano medio más.” De verdad me estoy encendiendo sólo me salen descalificaciones injuriosas respecto del tal John. Ahora no sólo eres racista eres también clasista. ¿Tú crees, John, que alguien de clase media escribiría ese comentario que haces?
Pero sigue: “Por su porte, por su aire y, ante todo, por su forma de hablar inglés, Obama no corresponde al estereotipo del negro americano con el que se asociaba a un fallido candidato negro anterior, Jesse Jackson… Obama no habla así. Obama habla como un blanco típico de clase media de Connecticut o Colorado… Habla con la elocuencia, claridad y amplitud de vocabulario del más eminente abogado o profesor universitario. Pero no deja de tener visibles raíces africanas, lo que implica que todo el mundo no sólo pueda identificarse con algún aspecto de él, sino que ofrece el ejemplo de una persona digna y susceptible de emular.”
Impresionante, John, en resumen, menos mal que aunque Obama es negro pero no lo es del todo, aunque si la biología no fuera tan caprichosa igual se hubiera parecido más a su madre, pero ¡qué le vamos a hacer!; y menos mal que es negro porque su padre vino de África recientemente, y no porque no habían traído a sus tatarabuelos en un barco negrero cargados de cadenas, porque si no sería victimista; y sobre todo, menos mal que no habla como un negro y que sorprendentemente es digno.
¡Vete al diablo John Carlin! Deberías apuntarte al Ku Klux Klan, versión moderada.
Y a los de EL PAÍS una recomendación: léanse los artículos antes de publicarlos.
¡Qué bochorno!
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