El blog de Gustavo Mata

Estrategia: Las reglas del juego en los negocios

Etiqueta: inflación

TIPOS DE INTERÉS, INFLACIÓN, DEFLACIÓN Y RECESIÓN

Para animar la economía se pone más dinero en circulación y se bajan los tipos de interés; si ésta se anima excesivamente, aumenta descontroladamente la inflación, y para corregir la inflación lo que se debe hacer es que haya menos dinero en circulación y que éste sea más caro: drenar liquidez al sistema y subir los tipos de interés enfría la economía; a corto plazo eso genera muchos problemas, pero es la única forma de que a medio plazo se retome la senda del crecimiento con control de la inflación.

En este juego dos son los grandes riesgos a temer la sobre inflación y la deflación. Ambas conducen a la desconfianza y a la paralización. Si la inflación se dispara, como nadie puede estimar sus costes con certeza; se paralizan muchas decisiones de inversión y se ajustan las plantillas al mínimo. La economía se puede estancar. Si aparece la deflación, como todos esperan que los precios bajen nadie toma decisiones tampoco; esperando que todo baje más aún, casi nadie compra nada. Las ventas caen. Pero como no es fácil ajustar los costes a la baja -bajar salarios no es fácil y con muchos otros costes pasa igual- los márgenes se deterioran. Todo eso lleva la economía también al estancamiento.

Actualmente estamos entrando en una recesión que puede terminar en depresión. Las economías desarrolladas ya decrecen y se teme que el mundo entero pueda entrar en recesión. Y al tiempo la inflación está bajando rápidamente. En Europa ya está en el 2,1%.

En ese contexto se está tratando de reanimar a la economía con bajadas de interés. La última del BCE, la del pasado jueves, fue del 3,25 al 2,5%, la mayor desde 1999, fecha en la que se introdujo el euro. Ahora Trichet dice que con los precios de las materias primas bajando y la demanda muy débil no hay riegos de inflación y casi anuncia más bajadas. Un poco antes el Banco de Inglaterra bajaba los tipos un punto, hasta el 2%, algo no visto desde 1951. En Estados Unidos, la Reserva Federal ha bajado cinco veces los tipos en éste año hasta situarlos al 1%. China, India, Suecia, Suiza, etc. han hecho lo mismo.

¿Pararán así la recesión que nos amenaza a todos? Hasta ahora la economía no reacciona. Nadie da un paso. La desconfianza está totalmente instalada. El que tiene dinero no se lo presta a nadie, salvo al estado. Y el estado intenta ponerlo en circulación pero acaba volviendo a él. Nadie se fía de nadie y la economía se está parando. Las decisiones están aplazadas. Nadie sabe qué pasará.

¿Llegaremos a entrar en la temida deflación? La gran bajada de los precios del crudo y del resto de primeras materias provocada por el descenso de la actividad promete dejar la inflación en nada. Las predicciones hablan de inflación próxima a cero en el verano de 2009. Pero lo que está ocurriendo y va a ocurrir es más bien una desinflación que una deflación. No es esta la deflación que hay que temer. Jean-Claude Trichet comentó “no hay que confundir deflación con desinflación. El riesgo de la deflación hay que medirlo en la inflación subyacente, especialmente en el componente de servicios”. Con todo la situación es lo suficientemente nueva como para que nadie esté seguro de nada.

¡Cuidado con los tipos muy bajos! Con el dinero más barato se supone que todos tenemos más inclinación a comprar endeudándonos. Pero el tipo de interés no puede ser negativo, y, además, aunque el interés oficial sea cero, los bancos no nos darán los créditos gratis. Claro que si el tipo oficial es cercano a cero, los tipos aplicados al consumidor final bajarán. Hasta hace poco el Euríbor era ligeramente superior al tipo oficial del dinero, pero ahora, como no se fían unos de otros, tiene un precio muy por encima del tipo que fija el BCE, o no se lo prestan. Si el tipo oficial llega a cero, el banco bajará los intereses para sus mejores clientes, los que ofrezcan verdaderas garantías. Pero el resto, la mayoría, seguirá sin acceder al crédito. Los tipos cero también abaratarán las hipotecas existentes, pero eso no incrementará la posibilidad de hipotecarse a los que pretendan comprar una vivienda ahora: no hay crédito. Los bancos reconocen que han cerrado el grifo a empresas y familias.

Hasta que el temporal amaine toca aumentar el déficit público lo que haga falta, invertir masivamente en infraestructuras, abaratar impuestos y, hasta mantener los tipos bajos, pero en cuanto la confianza vuelva habrá que subir los tipos y empezar a purgar al sistema de tanto exceso; el exceso anterior que provocó esto y el que se está teniendo que hacer para evitar que todo se vaya a la porra. Entonces veremos si ha merecido la pena. Hasta entonces nos queda mirar y aprender. Y el que sepa que rece.

EL MILAGRO DE LA MULTIPLICACIÓN DE LOS PANES Y LOS PECES (EN ESTE CASO EL MILAGRO DE LA MULTIPLICACIÓN DE LOS PRECIOS DE…)

La COAG ha presentado su primer Índice de Precios en Origen y Destino (IPOD) elaborado sobre 25 productos agrarios, y la conclusión es que el precio que percibieron los agricultores por las frutas y verduras que vendieron el pasado mes se ha multiplicado de media por 4,27 al llegar a los consumidores. Más de cuatro veces más caro que en origen. O sea un margen de intermediación del 400%. Para los productos ganaderos: el cerdo se multiplicó por 4,97 veces; la ternera por 4,58; la leche por 2,64; el cordero por 2,62; el pollo por 2,3; los huevos por 2,16; y el conejo por 2,05.

Este milagro de multiplicación del precio es comparable al de la multiplicación de panes y peces evangélico, aunque en esta ocasión no son los pobres hambrientos los beneficiados sino los intermediarios a los que cuesta trabajo imaginar con hambre con semejantes márgenes.

La distribución detallista alimentaria está tan concentrada, y tan integrada verticalmente hacia atrás, que actúa en la práctica como un cártel oligopolístico. Los agricultores y ganaderos actúan en un entorno perfectamente competitivo y se ven forzados a vender sus productos al coste de producción sin apenas más margen que el que permite la retribución de los factores de producción a su coste, cuando lo tienen; a veces venden a pérdida o no recogen las cosechas. Ciertamente el poder de negociación de los mayoristas en origen a la hora de fijar los precios es infinitamente mayor que el de los agricultores, que es nulo, y eso deviene en lo que comentábamos. Si esos mayoristas son ya las centrales de compra de las grandes cadenas de hipermercados y supermercados, o actúan en su nombre, casi como empleados de las mismas, nos encontramos con que se juntan todos los eslabones de la cadena de valor entre el productor ganadero o agrícola y el consumidor final. Está claro que el consumidor final tampoco tiene poder de negociación de los precios. Y que las cadenas sí como prueba el escandaloso margen con el que actúan.

En España tenemos un grave problema de inflación. ¿Alguna idea para atajarlo? ¿Tendrían que actuar las autoridades? La Ley de Defensa de la Competencia 15/2007, de 3 de Julio, creó, una institución independiente del Gobierno, la Comisión Nacional de la Competencia (CNC), que integró a los antiguos Servicio y Tribunal de Defensa de la Competencia para preservar, garantizar y promover la existencia de una competencia efectiva en los mercados en el ámbito nacional. Tiene atribuidas funciones de arbitraje, competencias consultivas y labores de promoción de la competencia en los mercados. ¿Dónde se han metido? ¿Hay alguien ahí…? O sea que ¡tenemos una Comisión Nacional de la Competencia! ¡Y tenemos una distribución que multiplica por cuatro el precio en origen de estos productos y no pasa nada! ¡Atenme esa mosca por el rabo, amigos! Una propuesta: que le den a los responsables de la CNC un plazo de un mes para que arreglen eso y si no ¡a la calle esa pandilla de ineptos! ¡Son nuestros empleados! ¡Lo que cobran sale de nuestros bolsillos! Por cierto, ¿cuánto cobrará el Jefe de la cosa…?

NOTICIAS DEL DÍA QUE MERECE LA PENA VER

Esto sí que es serio. Estoy de acuerdo en el dilema que plantea. ¡Vaya viñeta la de Romeu!

Para los escépticos del cambio climático. El calentamiento es un hecho y que se debe a la combustión del carbón, petróleo y gas fósiles, que generan CO2, sobre todo, también. Ahora lo que es indiscutible también es que eso está cambiando la faz de la tierra. Y nosotros de coña. Es cierto que no sabemos a ciencia cierta si lo que dice Al Gore va a ocurrir excatamenrte así, como él lo dice, pero de que somos unos bestias que no respetamos nada y de que nuestro modo de vida occidental no es sostenible,  yo no tengo dudas.

Si yo fuera alemán sería democrata cristiano.

La huelga provoca que suban los alimentos. ¡A que luego no bajan! Es lo que hay: se llama oligopolio y acuerdo colusorio tácito entre los competidores.  Y el Gobierno a otra cosa y eso que hay un ente para vigilar que hay competencia. ¡Qué inútiles!

Bueno, me voy a cenar.

NOTAS SOBRE LA CRISIS Y SUS CAUSAS

La situación económica española no se entiende sin entender la situación mundial. Estamos en una economía globalizada e interdependiente.

Te explico lo que, a mi juicio, está pasando.

PRIMERA CAUSA

Hay una causa primera y fundamental que es que durante muchos años hemos disfrutado de un alto crecimiento de la economía mundial. La economía tiene ciclos y a fases de crecimiento suceden fases de ajuste. Ahora tocaría la fase de ajuste.

La política monetaria, que cada vez es más sofisticada, como consecuencia de que en cada crisis y en cada fase de crecimiento los economistas aprenden más y más sobre la economía, puede, y de hecho lo hace, contribuir a alargar las fases de crecimiento y a acortar las de ajuste. La política monetaria clásica dice que si pones más dinero en circulación -inyectar liquidez al sistema, lo llaman ahora- y bajas los tipos de interés la economía se anima; si ésta se anima excesivamente –se recalienta- aumenta la inflación -suben los precios y eso es el peor impuesto para los pobres-; y para corregir la inflación lo que se debe hacer es drenar liquidez al sistema y subir los tipos de interés; que haya menos dinero en circulación y que éste sea más caro; a corto plazo eso genera muchos problemas, pero es la única forma de que a medio plazo se retome la senda del crecimiento con control de la inflación. El juego es sutil y se ve muy afectado por la confianza: si los entes económicos empiezan a desconfiar anticipan y acentúan las crisis y si empiezan a confiar o vislumbran que la situación va a mejorar anticipan la salida de las crisis.

Hemos disfrutado de tipos de interés históricamente bajos y de inflación históricamente baja. Todos nos hemos puesto a aprovechar la coyuntura. Eso ha dado lugar a que se hayan abordado inversiones poco rentables, por parte de entes poco solventes, comprado activos excesivamente caros, endeudándose a plazos excesivamente largos. Parecía que la bonanza nunca se iba a acabar -eso es lo que siempre se percibe justo antes de que se desencadene la tormenta, pocos son los que se atreven a decir que está a punto de pasar algo, y pasa, luego nos explican lo que pasó y por qué pasó pero nadie se atreve a pronosticarlo porque antes no se sabe con certeza nada- pero bruscamente se acabó. La pólvora estaba en el barril y estaba prensada, sólo le faltaba el iniciador, la espoleta; ¿cuál fue ésta?

Los bancos y otros entes financieros menos controlados, singularmente los americanos, habían dado demasiados créditos a gentes insolventes , además habían titulizado esa deuda y la habían vendido a otros -es decir, el que había recibido el crédito ya no se lo debía devolver al banco sino a otro que había comprado la deuda- con jugosas comisiones para el banco en la operación. La deuda había sido calificada como buena por las agencias de rating pero era realmente mala. En muchos casos esa venta de deuda se hizo varias veces en cascada. Los directivos de la banca que cobran salvajadas de incentivos si tiene buenos resultados y que cobran salvajadas de indemnización si tienen malos resultados y los echan tomaron demasiado riesgo. En fin, de pronto, algún banco empezó a tener problemas con los morosos y el pánico se desató. Todos estaban contaminados y debían de dotar tremendas provisiones para sanear sus balances, eliminando la deuda que no iban a cobrar nunca. Esa es la crisis de las hipotecas subprime del verano y otoño pasados . Si la Reserva Federal Americana no hubiera salido al rescate del sistema financiero inyectando salvajemente dinero y el Banco Europeo no le hubiera acompañado, podría haber ocurrido lo que pasó en el año 29 y hubiéramos tenido un crash y una nueva Gran Depresión. Pero, durante meses, y aún dura, nadie se fió de nadie porque no se termina de saber hasta qué punto cada banco ha saneado o no sus balances o hasta qué punto está ocultando sus problemas. Como nadie se fía de nadie, nadie presta dinero, aunque lo hay, y los tipos del interbancario suben y eso empuja los tipos reales de mercado al alza.

La Reserva Federal cree que para evitar la recesión, lo que debe hacer es bajar los tipos de interés y los ha bajado. Los europeos creen que para evitar que se descontrole la inflación lo mejor es subir los tipos aunque eso frene el crecimiento.

SEGUNDA CAUSA

Los americanos llevan décadas con déficit, para financiarlo deben endeudarse globalmente. La influencia del desastre de la guerra de Irak no hace sino empeorar, y gravemente esa situación. El asunto es tan serio que un 70 % del ahorro mundial va a parar a EEUU para financiar ese déficit. El ahorro del mundo se va para allá. ¿De dónde viene tanto dinero? De todos los sitios, pero singularmente de China, también de los países árabes productores de petróleo, de India, de la Unión Soviética, etc. Las reservas de dólares de China son tremendas: 3.000.000.000, es decir tres mil millones de dólares. Y siguen comprando dólares y financiando el déficit americano. ¿Os imagináis el poder que eso les da? ¿Qué pasaría si al chino responsable de la cosas le diera por no comprar dólares o por empezar a vender parte de los bonos del tesoro americano que tienen? No creo que le de por eso, porque no sería bueno tampoco para él, pero tiene al gigante americano agarrado por un sitio sensible.

Desde 2002 el euro no para de revalorizarse respecto al dólar. Hasta el punto de que ese desequilibrio resulta ya muy preocupante. Pero con tipos de interés altos en Europa y bajos en EEUU no parece fácil corregir esa tendencia. Eso no facilita nuestras exportaciones, pero, pese a todo, Europa sigue exportando bien.

TERCERA CAUSA

El petróleo es un recurso no renovable. Se empieza a ver que más pronto que tarde se puede acabar. Además el consumo está disparado por décadas de crecimiento. Aunque los países desarrollados han sabido disminuir la dependencia relativa de su producción del consumo de petróleo, China e India tiran fuertemente de éste. Además, la situación en los países productores no es especialmente estable: ni en el Oriente Medio, ni en Venezuela, ni en África, los países productores están pasando por situaciones que permitan aumentar -ni a corto plazo ni a medio o largo plazo- la producción. La investigación de ha descuidado y aparecen pocas nuevas reservas.

Por si todo esto fuera poco, la humanidad es cada vez más y más consciente de que los gases de efecto invernadero -sobre todo el CO2 que se produce cada vez que un combustible fósil –carbón, petróleo o gas- se quema, producen un cambio climático de consecuencias desastrosas que está cerca de ser irreversible o incontrolable con graves efectos sobre la habitabilidad en muchas zonas del planeta -como siempre las más pobres-. Con un petróleo a 120 dólares o más, la inflación se dispara.

¡Lo que faltaba!: Los alimentos básicos se disparan de precio contribuyendo al aumento de la inflación, primero por un aumento de la demanda -otra vez China e India- segundo por una serie de coyunturas desfavorables para la producción, tercero porque una parte de la producción de cereales se ha destinado a producir biocombustibles, y cuarto, porque con tanta liquidez en el sistema se especula con cualquier cosas que pueda subir. Eso ocurre también con el petróleo que está sometido a fuertes tensiones especulativas.

Hasta ahora la inflación está causada fundamentalmente por eso. Pero ¿se puede disparar si las tensiones en los precios provocan subidas salariales generalizadas? Eso nos metería en la temida espiral inflacionista.

BUENO, ¿Y EN ESPAÑA QUÉ PASA?

Estamos globalizados y todo lo ocurrido nos afecta.

La crisis derivada de las subprime nos afecta de varias formas. Primero encarece y dificulta el crédito, y España, integrada en el euro, resuelve su gran déficit endeudándose -no es el Estado, de momento, que aún tiene superávit, el que se endeuda -sino todos: las familias, las empresas, los bancos; insisto: todos. Si el crédito es más difícil y más caro nos afecta.

Además corremos el riesgo de que la deuda de parte de los españoles que han adquirido viviendas pueda resultar impagada. De momento se ha incrementado mucho la morosidad, aunque sigue siendo baja. Parece que la situación de la banca española -mejor y más profundamente regulada que otras- es mucho más saneada que la de otros países, pero la sola duda es un problema-.

Nuestro modelo de crecimiento -crecimiento muy superior, en estos pasados años, a la de los demás países europeos -estaba sostenido por un alto consumo interno y, sobre todo, por la construcción de viviendas-. Ambos se vienen abajo con una velocidad más que preocupante. Lo de la vivienda es un desplome y en el consumo se observan síntomas más que graves de caída espectacular. A eso unos lo llaman crisis, otros, desaceleración intensa o desaceleración significativa. Nadie se atreve a hablar de riesgo de recesión, yo tampoco. Y aunque el pesimismo, como dice el Presidente Rodríguez Zapatero no ha creado ni un solo puesto de trabajo, el optimismo irreflexivo e injustificado tampoco.

Si la disminución del crecimiento incrementa mucho el paro aumentará la morosidad y, también, previsiblemente los conflictos. Ya empezamos a ver conflictos en el transporte, en la pesca, en la agricultura, etc. Si eso da lugar a concesiones excesivas a estos sectores en crisis eso reforzará la inflación y corremos riesgo de empezar a caminar por la espiral de subidas de precios.

A mí el Presidente Rodríguez Zapatero no me gusta mucho; claro que el Jefe de la oposición D. Mariano Rajoy tampoco me gusta nada –qué espectáculo están dando, madre mía- . En fin, que soy uno de los millones de españoles que vota contra un candidato y contra un partido, y que hace ya muchos años que no vota a favor de nada, ni de personas ni de partidos; todos han hecho muchos méritos para mandarles a ahí -a dónde estáis pensando todos que me apetece mandarles y a dónde mi abuela no me dejaría mandar a nadie-. Espero siempre que los políticos mejoren, lo espero de verdad pese al pasado. Creo que su tendencia a atajar los problemas enseguida con concesiones, tratando de contentar a todos, ha sido eficaz en tiempos de bonanza en lo económico -no tanto en lo político, a mi juicio-, pero en tiempos de crisis, ¿sabrá hacer frente con firmeza a las protestas? ¿se atreverá a pedirnos sudor y lágrimas para salvar la situación si es que hiciera falta que nos lo pidiera?

Ya sé que es difícil decir que necesitamos firmeza y sacrificios para salir de la situación. En algunos casos habrá que ayudar a salvar la situación a sectores y a personas que estén especialmente afectadas. Pero ¿quién se cree que los de lo 400 euros para todos es lo mejor que se podía haber hecho? Como reconoce Solbes, esa medida les deja sin margen de maniobra para acometer medidas que van a ser más oportunas y más necesarias. Un margen que necesitamos.

Decía D. Julián Marías en un libro delicioso -“Tratado de la ilusión”, que os recomiendo- que ilusión viene de iluso, y claro la ilusión es una condición que apenas se puede conservar en la vejez o madurez avanzada. Con todo yo no estoy ilusionado pero soy optimista. Saldremos de ésta. Hemos salido de todas. Yo he visto más de seis veces lo que se ha llamado el milagro español. Esta vez va a ser más fácil. Estamos en el euro y somos la octava economía del mundo. Tenemos problemas, pero entre todos los salvaremos. Pero ¿cómo? Honradamente no lo sé.

Gustavo Mata

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