El petróleo se acabará en un horizonte temporal contemplable. La producción y las reservas no aumentan tanto como la demanda, impulsada más por el crecimiento mundial y el de los los grandes países emergentes -China e India-. Es natural que suba. ¿Pero tanto?
En la subida de las primeras materias y singularmente en la subida de los precios del barril de petróleo tiene mucho que ver la cantidad de dinero que hay en circulación. Para evitar un derrumbamiento de las bolsas y un parón brutal de la economía o sea un crash como el del 29, tras el estallido de la crisis de las subprime la Reserva Federal inyectó salvajemente dinero en el sistema. El Banco Central Europeo acompañó en el movimiento haciendo lo propio. Eso salvó la situación que podría haber sido mucho peor. Pero ahora ese dinero presiona al alza los mercados. A falta de rentabilidad en las bolsas de valores especulan en los de primeras materias. Es un clásico como podéis ver en este artículo de JC 10. Bajar los tipos estimula más la inflación. Subirlos, pese a que no es popular es la terapia anti inflación adecuada, y limitar el dinero en circulación también.
Los países productores de petróleo dicen -no sin razón- que la subida es un fenómeno especulativo y no quieren subir la producción, lo que aflojaría las tensiones sobre los precios. Los países consumidores, aunque a estos precios bajemos el consumo a corto plazo y sobre todo busquemos alternativas al petróleo a medio y largo plazo, estamos sometidos a una tensión tremenda en nuestras economías.
Esta semana ambos grupos de interlocutores estarán en Madrid hablando del tema.
A ver qué acuerdan.
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