Buenos días a todos, gracias a la UVM por la oportunidad que me da de dictar esta conferencia. Gracias de verdad. Es un verdadero honor para mí.
La verdad es que no hay mucho que añadir después de la catarata de noticias, comentarios, análisis, editoriales, manifiestos, discursos, etc. que esta enorme crisis, en la que estamos metidos de lleno, está generando.
Hablaré un poco de sus causas, de las terapias que se están aplicando por parte de los gobiernos y de los bancos emisores y de algunas cosas más que ya se deberían haber hecho y que hay que abordar pronto, tanto en México como en España, para que la salida de la crisis sea más rápida.
Finalmente trataré de dar una visión desde la óptica de quienes me escuchan, profesionales y directivos, tratando de que les sirva mi consejo para algo.
LAS CAUSAS DE LA CRISIS ECONÓMICA MUNDIAL
PRIMERA CAUSA LOS CICLOS DE LA ECONOMÍA
Hay una causa primera y fundamental: la economía tiene ciclos, y a fases de crecimiento suceden fases de ajuste. Siempre ha habido ciclos y parece que siempre los habrá; aunque esta vez parecía que los ciclos se habían acabado, pues durante muchos años todos habíamos disfrutado de un alto crecimiento, todo tiene su fin; ahora toca la fase de ajuste.
SEGUNDA CAUSA EL ABUSO DE UNA POLÍTICA DE TIPOS DE INTERÉS BAJOS
La política monetaria que cada vez es más sofisticada, como consecuencia de que en cada crisis los economistas aprenden más y más sobre la economía, puede, y de hecho lo hace, contribuir a alargar las fases de crecimiento y a acortar las de ajuste.
La política monetaria clásica dice que si pones más dinero en circulación -inyectar liquidez al sistema, lo llaman ahora- y bajas los tipos de interés la economía se anima; si ésta se anima excesivamente –se recalienta- aumenta la inflación -suben los precios- y para corregir la inflación lo que se debe hacer es drenar liquidez al sistema y subir los tipos de interés; que haya menos dinero en circulación y que éste sea más caro; a corto plazo eso genera muchos problemas, pero es la única forma de que a medio plazo se retome la senda del crecimiento con control de la inflación.
Conseguir el equilibrio es delicado. El juego es sutil y se ve muy afectado por la confianza: si los entes económicos empiezan a desconfiar anticipan y acentúan las crisis y si empiezan a confiar o vislumbran que la situación va a mejorar anticipan la salida de las crisis.
Para animar la economía estadounidense, singularmente después de los salvajes atentados del 11 de Setiembre, se insistió en una política de intereses bajos; tan bajos que eran inferiores a la inflación, o sea los tipos reales de interés eran negativos. En ese contexto si no te endeudabas eras un idiota. Durante años casi todos nos hemos puesto a aprovechar la coyuntura. Todo se compraba y en consecuencia todo subía. Los bancos prestaban fácilmente a cualquiera, conscientes de que la simple revalorización de los activos era garantía suficiente. Así se han abordado muchas inversiones, en realidad poco rentables, por parte de entes en realidad poco solventes, comprado activos excesivamente caros, es decir con precios inflados, endeudándose a plazos excesivamente largos y con apalancamientos inverosímiles.
Pero todo marchaba muy bien. Parecía que la bonanza nunca se iba a acabar: eso es lo que siempre se percibe justo antes de que se desencadene la tormenta, pocos son los que se atreven a decir que está a punto de pasar algo, y entonces pasa, luego nos explican lo que pasó y por qué pasó pero nadie se atreve a pronosticarlo porque antes no se sabe con certeza nada.
LA ESPOLETA DE LA CRISIS
Se concatenan cuatro hechos que ceban el explosivo que se había estado prensando en el recipiente de la bomba.
PRIMERO: LAS HIPOTECAS SUBPRIME
Los bancos y otros entes financieros estadounidenses, habían dado demasiados créditos hipotecarios a gentes insolventes, lo que les permitía cobrar tipos más altos que si los clientes fueran solventes. Son las hipotecas subprime que se dan a los llamados ninjas –no incomes, no job, no assets -. En caso de impago el valor siempre creciente del inmueble era la garantía. El valor era creciente por la burbuja inmobiliaria que los tipos bajos y la laxitud en la otorgación de créditos estaba impulsando.
SEGUNDO: LA TITULIZACIÓN DE LAS HIPOTECAS
Además, los bancos prestatarios, habían titulizado esa deuda –mezclando la deuda buena con la mala- y la habían vendido a terceros -es decir, el que había recibido el crédito ya no se lo debía devolver al banco sino a otro que había comprado la deuda- con jugosas comisiones para el banco en la operación. La deuda había sido calificada –dolosamente- como buena por las agencias de rating, pero era realmente mala. En muchos casos esa venta de deuda se hizo varias veces en cascada.
TERCERO: LOS INCENTIVOS OBSCENOS DE LOS DIRECTIVOS DE LA BANCA
Eso inflaba los resultados de los bancos y engordaba los incentivos de los dirigentes de la banca. Éstos – que cobran salvajadas de incentivos si tienen buenos resultados y que también cobran salvajadas de indemnización si éstos son malos y los tienen que echar – tomaron demasiados riesgos. Impulsaron una política de riesgo excesivo contra toda razón.
CUARTO: LA DESREGULACIÓN MILITANTE DE LOS NEO CONSERVADORES DEL GOBIERNO BUSH
Todo esto se hizo especialmente posible gracias a la desregulación militante impulsada por el Gobierno Bush, que afectaba a toda la banca. La tesis era que la banca no necesitaba regulación, debía auto regularse. Los partidarios de la libertad sin límites ni marco que la haga posible han pensado que el ejercicio de la libertad era posible sin un marco regulatorio que obligase a todos a respetar unas reglas comunes. No han sido unos ingenuos bienintencionados los que lo promovieron; sabían bien lo que hacían; trataban de moverse en la frontera de la legalidad, del lado de fuera, aprovechándose de la llamada auto regulación.
Ha habido demasiado neoliberalismo dogmático y demasiada intoxicación programada durante años con el eslogan: el estado es el problema y no la solución. Estos neoliberales dogmáticos les han hecho el caldo gordo a los cínicos de siempre, a los que la única libertad que les interesa es la propia.
Alan Greenspan reconoce ahora “que los mercados deberían haber estado más regulados y reconoció que estuvo equivocado cuando apostó por la desregulación; los mercados deberían estar mucho más regulados para haber impedido el peor tsunami financiero del último siglo”.
EL PRINCIPIO DE LA CRISIS
EL FIN DE LA BURBUJA INMOBILIARIA
La burbuja inmobiliaria empieza a desinflarse en el verano del 2007. Empiezan los impagados y la deuda es mayor que el valor del bien hipotecado. Algún banco empieza a tener problemas con la morosidad.
ES NECESARIO PROVISIONAR LAS PÉRDIDAS
Pronto el mal se generaliza pues todos los bancos estaban contaminados. Todos debían dotar tremendas provisiones para sanear sus balances, eliminando la deuda que no iban a cobrar nunca, pero nadie quiere reconocer hasta qué punto está afectado. Empieza la desconfianza.
PROBLEMAS DE SOLVENCIA EN LA BANCA
Muchos bancos tienen problemas de solvencia al tener que tomar las pérdidas, y a varios ha habido que salvarlos. A alguno se le deja caer y eso es aún peor para la confianza. Aunque rápidamente se rectifica, y no se deja caer a ninguno más, el daño ya está hecho.
SE INSTALA LA DESCONFIANZA ENTRE LOS BANCOS
Los bancos que no saben hasta qué punto están los demás bancos afectados no se fían de los demás bancos. Pronto la desconfianza se extiende a la economía real y los bancos tampoco se fían de los clientes. Los bancos, aún en liquidez, no prestan a terceros ni se prestan entre ellos con lo que entramos en problemas todos y la recesión se instala.
LOS CLIENTES RETIRAN LOS DEPÓSITOS
El colmo es cuando la desconfianza llega a los clientes que no se fían de los bancos y retiran muchos depósitos.
No hay banco que no sea en sí mismo un problema de liquidez y que pueda sobrevivir a una retirada masiva de depósitos; todos están en riesgo y ha habido que inyectar de nuevo liquidez para salvarlos. Aunque la Reserva Federal Americana y el Banco Europeo inyectan cantidades salvajes de dinero, éste, en lugar de entrar en el circuito financiero, a través de los préstamos interbancarios se queda fuera de éste, volviendo a las emisiones del Tesoro Público de los estados o alimentando los mercados especulativos.
Y LLEGA LA BAJADA DE LAS BOLSAS
Las bolsas no bajan hasta final del año 2007, alimentadas hasta entonces en parte por las inyecciones de liquidez, luego inician una bajada vertiginosa.
El valor decreciente de las carteras de valores refuerza y agrava los problemas de todo el sistema, no sólo del financiero.
LA EVOLUCIÓN DE LA INFLACIÓN
El consumo de petróleo estaba disparado por décadas de crecimiento; pero se trata, al fin, de un recurso no renovable. Aunque los países desarrollados habían sabido disminuir la dependencia relativa de su producción del consumo de petróleo, China e India y otros países en desarrollo tiraban fuertemente de éste. Además, la situación en los países productores no era especialmente estable: ni en el Oriente Medio, ni en Venezuela, ni en África, los países productores están pasando por situaciones que permitan aumentar -ni a corto plazo ni a medio o largo plazo- la producción. El petróleo, sometido además a una fuerte especulación por el exceso de liquidez empieza una escalada en la que llega a 150 dólares el barril.
También los alimentos básicos se disparan de precio contribuyendo al aumento de la inflación, primero por un aumento de la demanda -otra vez China e India- segundo por una serie de coyunturas desfavorables para la producción, tercero porque una parte de la producción de cereales se ha destinado a producir biocombustibles, y cuarto, porque con tanta liquidez en el sistema se especula con cualquier cosa que pueda subir.
La inflación empezó a descontrolarse en Europa y a crecer en la mayor parte de los países.
LA RECESIÓN MUNDIAL SE INSTALA
Ahora la economía mundial está entrando en una recesión: crecimiento negativo de la economía. Instalada la recesión en todo el mundo desarrollado los problemas se extienden rápidamente. China debe afrontar una grave caída de demanda mundial que trata de compensar con inversiones sin precedentes en infraestructuras en el país. India también. Los mercados de primeras materias, hasta hace nada pujantes, se derrumban arrastrando hacia la recesión a muchas economías de países en desarrollo que hasta ahora se consideraban relativamente inmunes a la crisis que parecía afectar sólo a los Estados Unidos y a Europa. El petróleo baja hasta los 50 dólares el barril.
LA GESTIÓN DE LOS GOBIERNOS
¿Qué hacer ahora con los tipos DE INTERÉS?
Ante esta situación, la Reserva Federal cree que para evitar la recesión, lo que debe hacer es bajar los tipos de interés y los baja hasta situarlos en niveles casi cero, lo que supone tipos reales negativos.
Los europeos creían, inicialmente, que para evitar que se descontrolase la inflación lo mejor era subir los tipos, aunque eso frenase el crecimiento. Todavía en Octubre el BCE decidía mantener los tipos en su nivel más alto de los últimos siete años: el 4,25%, por el repunte inflacionista en todo el mundo por la crisis del petróleo, de las materias primas y de los alimentos, pese a que la Unión Europea estaba ya entrando en recesión. No olvidemos que el BCE, por mandato, debe ocuparse por encima de todo, de mantener una baja inflación en el área euro. Pero pronto los europeos se ven arrastrados a la dinámica de bajarlos. A comienzos de Noviembre el Banco de Inglaterra recorta, por sorpresa, los tipos de interés en 1,5 puntos porcentuales, hasta dejarlos en el 3% pese a la alta inflación británica que en septiembre llegó al 5,2%. El BCE recortó medio punto el precio del dinero, hasta el 3,25%, su nivel más bajo desde octubre de 2006. Después viene bajadas conjuntas mayores. Ayer mismo el BCE bajó los tipos hasta el 2,5%.
¿Están resolviendo la crisis con su alocada política de rebajar y rebajar los tipos? No. Aunque hayan sostenido su crecimiento unos meses más, creo que es un lenitivo momentáneo con graves efectos a medio y largo plazo. Aunque ahora bajarlos pudiera tener un efecto estimulante a corto plazo, sería muy mala política a medio plazo. No se arregla nada manteniendo los tipos bajos cuando la causa última de la crisis – no la única – ha sido mantener los tipos bajos. En el contexto actual de paralización no hacen efecto alguno las bajadas de tipos como acaba de reconocer el propio Ben Bernanke.
Hagamos lo que hagamos ahora con los tipos, hasta que la confianza se recupere, las bolsas seguirán arrastrándose por los mínimos o bajando más aún, nadie invertirá en crear nada, el paro aumentará y todos lo pasaremos mal. Sólo cuando la confianza vuelva a la economía, y no lo hará de golpe sino lentamente, se sabrá bien qué hacer con ellos. Yo creo que, por eso mismo, no es bueno bajarlos tanto.
La causa última de la recesión no está en los tipos de interés altos, sino todo lo contrario. Ya sé que ahora subir tipos o mantenerlos supone una purga dolorosa del sistema, dolorosa pero necesaria si se quiere detener la inflación y sentar las bases de la senda futura del crecimiento. En mi humilde parecer, las circunstancias de la falta de crédito por la crisis de confianza derivada del fiasco de la banca de inversión norteamericana, contagiada al resto de la banca americana y a gran parte de la banca mundial a través de los sofisticados productos estructurados, en cuyo origen último está, entre otros, una sostenida política de tipos, en exceso, bajos, no se va a arreglar bajando los tipos de interés. La juerga previa fue muy fuerte y duró mucho, parecía que la bonanza nunca se iba a acabar, pero no se puede combatir la resaca – la cruda como dicen por aquí – tomándose para desayunar un “Bloody Mary” –un cocktail de vodka con zumo de tomate-, como recomiendan algunos dipsómanos, por más que efectivamente te siente bien, momentáneamente, después de una noche de excesivas libaciones alcohólicas, empezar el día tomando otro trago, porque así uno llega en pocas semanas al alcoholismo.
INVERSIONES PÚBLICAS MASIVAS PARA SALVAR LA ECONOMÍA
Éste es el momento, no sólo de la intervención en los mercados financieros y de la supervisión efectiva de los mismos, ahora toca que los estados inviertan en infraestructuras y en planes para paliar los efectos de la crisis entre los más desfavorecidos.
El carrusel mundial de anuncio de gigantescas inversiones públicas para tratar de combatir la recesión, que se extiende por todo el planeta como una nueva plaga apocalíptica, ha sido constante y espectacular. Todos los políticos del mundo desarrollado se han metido en una alocada carrera de lanzar propuestas de inversiones de cuantías tremendas que cada vez que son anunciadas por cada uno de ellos son copiadas por los demás.
Todo esto está muy bien, pero anunciando caóticamente medidas cada día, improvisándolas, lo que están trasmitiendo los políticos de todo el mundo, es que no saben qué es lo que hay que hacer. Y eso nos inquieta aún más y fomenta la crisis de confianza. Parece que nada de lo que anuncien va a conseguir ningún efecto más que el de ponernos aún más nerviosos a todos. Nos están contagiando constantemente su inseguridad.
Las bolsas apenas reaccionan a estas medidas. Lo mismo que ante las bajadas de los tipos de interés. Nada parece que pueda sacarlas de su pánico.
A ver si llega Obama y agarra el timón del mundo con acierto. Para Obama “EE UU se enfrenta a una crisis de proporciones históricas”. La primera prioridad de su equipo será aprobar un “gran paquete de estímulo” consistente en una tremenda inversión en infraestructuras y servicios sociales para salir de ella porque “si no se actúa con prontitud, en 2009 se perderán millones de empleos”; “no se puede perder ni un minuto”. Se calcula que en el plan se invertirán entre los 500.000 y los 700.000 millones de dólares: lo mismo que ha costado hasta ahora la guerra de Irak.
ALGUNAS RECOMENDACIONES ADICIONALES PARA LOS GOBIERNOS
Además de sostener una política de tipos de interés razonable y de invertir en infraestructuras y en apoyo social a los desfavorecidos por la crisis, sin incurrir por ello en déficits masivos que comprometan gravemente a las futuras generaciones, como fácilmente puede ocurrir –ya estamos proponiendo llegar al 7 % de déficit en los EEUU y pasar del 3 % en la UE-, lo que el mundo necesita para salir de la crisis pronto es un marco regulatorio financiero mundial claro y mucha flexibilidad en todas las economías para reasignar rápidamente los recursos.
Concretamente México, este país que hoy me acoge, al que llevo siempre en el corazón, y España, mi patria, que amo apasionadamente y de la que, como dijo Tomás y Valiente, me gustan hasta sus defectos, tienen mucho que hacer para mejorar en flexibilidad.
Entre las 181 economías analizadas por el informe Doing Business 2009 México ocupa el lugar 115 en facilidades para abrir un negocio, el 33 para conseguir permisos de construcción, el 141 para contratar trabajadores, el 88 en registro de propiedades, el 59 en obtención de créditos bancarios, el 38 en protección eficaz de inversores, el 149 en carga impositiva, el 87 en tráfico transfronterizo, el 79 en garantía de cumplimiento de contratos y el 23 en facilidades para el cierre de empresas. España ocupa el lugar 140 en facilidades para abrir un negocio, el 51 para conseguir permisos de construcción, el 160 para contratar trabajadores, el 46 en registro de propiedades, el 43 en obtención de créditos bancarios, el 88 en protección eficaz de inversores, el 84 en carga impositiva, el 52 en tráfico transfronterizo, el 54 en garantía de cumplimiento de contratos y el 19 en facilidades para el cierre de empresas. En conjunto España es el 49º del ranking en facilidades para hacer negocios y México el 56º.
Santa Teresa decía que por qué preocuparse de aquello que no tenía solución, o cuya solución no estaba a nuestro alcance, si uno se podía ocupar de aquello que dependía de uno. Ocupémonos de flexibilizar seriamente nuestras economías – ese es mi consejo – y no nos preocupemos tanto. ¡Al trabajo!: no es fácil porque supone retirar muchos privilegios a los instalados, pero es el camino para mejorar todos.
“ALGO MUY GRAVE VA A SUCEDERLE A ESTE PUEBLO”
Gabriel García Márquez
En un congreso de escritores, al hablar sobre la diferencia entre contar un cuento o escribirlo, García Márquez contó lo que sigue «para que vean después cómo cambia cuando lo escriba». Creo que viene a cuento de la situación en la que estamos.
´”Imagínese usted un pueblo muy pequeño donde hay una señora vieja que tiene dos hijos, uno de 19 y una hija de 14. Está sirviéndoles el desayuno y tiene una expresión de preocupación. Los hijos le preguntan qué le pasa y ella les responde: ‘No sé, pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo’.
El hijo se va a jugar al billar, y en el momento en que va a tirar una carambola sencillísima, el otro jugador le dice: ‘Te apuesto un peso a que no la haces’. Todos se ríen. Él se ríe. Tira la carambola y no la hace. Paga su peso y todos le preguntan qué pasó, ¡si era una carambola sencilla! Y él contesta: ‘es cierto, pero me he quedado preocupado de una cosa que me dijo mi madre esta mañana sobre algo grave que va a suceder a este pueblo’.
Todos se ríen de él, y el que se ha ganado su peso regresa a su casa, donde está con su mamá, feliz con su peso y le dice: Le gané este peso a Dámaso en la forma más sencilla, porque es un tonto. ¿Y por qué es un tonto? Porque no pudo hacer una carambola sencillísima, según el preocupado con la idea de que su mamá amaneció hoy con la idea de que algo muy grave va a suceder en este pueblo. Y su madre le dice: No te burles de los presentimientos de los viejos, porque a veces ocurren.
Una pariente que estaba oyendo esto y va a comprar carne. Ella le dice al carnicero: ‘Deme un kilo de carne’, y en el momento que la está cortando, le dice: Mejor córteme dos, porque andan diciendo que algo grave va a pasar y lo mejor es estar preparado’. El carnicero despacha su carne y cuando llega otra señora a comprar un kilo de carne, le dice: ‘mejor lleve dos porque hasta aquí llega la gente diciendo que algo muy grave va a pasar, y se están preparando y comprando cosas’. Entonces la vieja responde: ‘Tengo varios hijos, mejor deme cuatro kilos…’ Se lleva los cuatro kilos, y para no hacer largo el cuento, diré que el carnicero en media hora agota la carne, mata a otra vaca, se vende toda y se va esparciendo el rumor.
Llega el momento en que todo el mundo en el pueblo, está esperando que pase algo. Se paralizan las actividades y de pronto, a las dos de la tarde, alguien dice: ¿Se ha dado cuenta del calor que está haciendo? ¡Pero si en este pueblo siempre ha hecho calor! Sin embargo -dice uno-, a esta hora nunca ha hecho tanto calor. Pero a las dos de la tarde es cuando hace más calor. Sí, pero no tanto calor como hoy. Al pueblo, todos alerta, a la plaza desierta, baja de pronto un pajarito y se corre la voz: ‘Hay un pajarito en la plaza’. Y viene todo el mundo espantado a ver el pajarito. Pero señores, dice uno siempre ha habido pajaritos que bajan aquí. Sí, pero nunca a esta hora.
Llega un momento de tal tensión para los habitantes del pueblo que todos están desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo. Yo sí, soy muy macho -grita uno-. Yo me voy. Agarra sus muebles, sus hijos, sus animales, los mete en una carreta y atraviesa la calle central donde todo el pueblo lo ve. Hasta que todos dicen: ‘Si este se atreve, pues nosotros también nos vamos’. Y empiezan a desmantelar literalmente el pueblo. Se llevan las cosas, los animales, todo. Y uno de los últimos que abandona el pueblo, dice: ‘Que no venga la desgracia a caer sobre lo que queda de nuestra casa’, y entonces la incendia y otros incendian también sus casas. Huyen en un tremendo y verdadero pánico, como en un éxodo de guerra, y en medio de ellos va la señora que tuvo el presagio, le dice a su hijo que está a su lado: ¿Vistes m’ hijo, que algo muy grave iba a suceder en este pueblo?
Esto se llama la profecía auto cumplida. ‘No hagas caso del rumor’ ‘No seas tú mismo un instrumento para crear el caos’. ‘Lo negativo atrae a lo negativo’ Sé positivo.”
ALGUNAS RECOMENDACIONES PARA LOS QUE HOY ME ESCUCHAN
Amad el cambio, y si el cambio fuera vertiginoso, amadlo con más pasión.
Peino canas -menos de las que me gustaría porque se me ha caído mucho pelo- y ya he visto muchas crisis. Cuando las cosas van mal, muy mal, parece que nunca van a mejorar. Todos se desaniman. Bueno, casi todos. Justo cuando esa impresión es más generalizada hay una segunda o tercera derivada positiva de la variable en declive, que sólo algunos aciertan a ver, y la situación empieza a evolucionar positivamente. Para esos, las crisis son la mejor de todas las circunstancias posibles. También cuando la situación de bonanza dura y dura, justo cuando parece que esta vez la bonanza va a durar siempre, algo imperceptible cambia y todo se viene abajo con estrépito. Sólo algunos lo perciben anticipadamente, y cuando se desencadena la tempestad, ellos están seguros en un puerto abrigado. Los demás lloran.
Crisis, etimológicamente del latín crisis y, a través de éste del griego κρίσις, significa cambio brusco, momento decisivo, situación dificultosa. Hay quien sostiene que κρίσις -crisis- viene de Kρινω, -cribar, discernir; separar la paja del grano-. No sé si es cierto, pero sí sé que en las crisis debemos cribar oportunidades y que la crítica y el criticismo Kantiano -que obliga a cuestionar las cosas y a cribar y discernir los conceptos- es el origen del progreso del conocimiento y de la ciencia. La necesidad agudiza el ingenio. Crisis es cambio y cambio acelerado, también cambio imprevisible, cambio que crea dudas, que provoca perplejidad, que genera ansiedad, que produce desasosiego,… Pero, ante todo, para vosotros, la crisis debe ser algo que genere esperanza, ánimo, expectativas de mejora; una circunstancia frente a la que merece la pena movilizar el afán de logro, el deseo de triunfo, las ganas de tener éxito,…
Los viejos y los instalados solemos ver el cambio, en general y especialmente el cambio brusco, como una fuente de amenazas a nuestra estabilidad, pues pone en cuestión lo que ya hemos logrado, cambia las reglas de un juego para nosotros conocido y dominado en el que nos desenvolvemos con comodidad. Pero ¿y para los jóvenes? ¿Cómo debéis ver el cambio?: no tengo ninguna duda, el cambio, para vosotros, es la fuente de todas las oportunidades; mejor el cambio profundo que el cambio sosegado; las crisis son vuestras amigas, las que os van a permitir posicionaros mejor.
Suelo decir que el cambio es la primera materia con la que trabajan los directivos. Si nada cambiara ¿haríamos falta? Cuando los entornos apenas cambian y el cambio es previsible cualquiera sirve para dirigir. Por eso, en estas etapas y en esos contextos, es cuando se suele nombrar a validos, parientes y toda suerte de recomendados para dirigir. Cuando el cambio se acelera y se hace menos previsible, más profundo, más impactante, más global es cuando hace falta verdadero talento para dirigir, para saber anticipar el cambio, para lograr posicionarse adecuadamente ante él. Por eso, en tiempos de crisis, sólo los que tiene talento son promovidos a los puestos clave. Los que tengan talento y que además sean optimistas, los tristes no sirven para nada.
¡Enhorabuena a los talentosos! ¡En la crisis vais a tener más oportunidades que nunca!
¡Muchas gracias por su atención!
EPÍLOGO
Cuando era joven opinaba de todo con tanta seguridad que un amigo me dijo una vez:
-Gustavo, ¿sabes qué es lo que más me gusta de ti?
Le dije:
-No.
Me contestó:
-¡La seguridad con la que te equivocas!
Ahora me sigo equivocando, pero cada vez con menos seguridad.
Voy de la certeza a la duda, de la duda a la confusión y, ahora, estoy yendo de la confusión al caos.
¿Será ese el camino para llegar a saber algo de algo?
Igual sí, pienso a veces, aunque no estoy seguro de que así sea…
Y ahora, si tiene alguna pregunta, me encantará aportarles mi punto de vista.
Pero simplemente eso, mi punto de vista; no hay posibilidad de reclamación en el caso de que me equivoque: ¡lo sorpendente sería que acertara!
Gustavo Mata Fernández-Balbuena
Santiago de Querétaro, México, 6 de Diciembre de 2008
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