Suelo seguir la revista Business Week en su versión digital, y hoy me he encontrado con un artículo que debería hacer saltar todas las alarmas en todo el mundo. El agua se está convirtiendo en el nuevo petróleo. En los últimos años el precio por un acre de agua se ha duplicado, hasta alcanzar la espeluznante cifra de $600 dólares por acre.
Este artículo que de una forma u otra alaba al empresario estadounidense T. Boone Pickens, por su tenacidad y frialdad en los negocios, se convirtió en uno de los hombres más ricos de los Estados Unidos por sus apuestas al petróleo en los años 80.
Hoy Pickens apuesta por la fuente de la vida, el agua. Ha invertido 150 millones de dólares o lo que es el 80% de los derechos de toda el agua que corre por debajo de Robert County, Texas.
El agua ¡a 100 euros el galón! A eso es lo que esta apostando este hombre de negocios. Recientemente le fue otorgado el premio Príncipe de Asturias a Google por sus aportes a la sociedad, pero a este empresario en mi opinión hay que otorgarle un viaje todo pago a Guantánamo.
Hasta donde puede llegar la ambición de alguien de querer hacerse más rico con algo tan esencial y escaso como el agua. Hoy día viven, y mueren, millones de personas que no tienen acceso al agua limpia y en teoría como el aire deberían de ser todavía gratis. Se estima que para el año 2030, la mitad de la población mundial vivirá en zonas con grave escasez de este preciado líquido.
Yo como todos, soy ambicioso, sin embargo mi deseo por un mejor estilo de vida no llega ni llegará a expensas de millones de vidas humanas, y los que pensamos así deberíamos alzar la voz y no permitir estas practicas. Los gobiernos no pueden ser permitidos vender el futuro de sus naciones a ningún precio, que es lo que esta haciendo precisamente este condado en Texas y muchos otros. Me parece que la degradación en las éticas de negocio esta tocando fondo, la mano invisible que en teoría trae riquezas para toda una sociedad, en el mercado de agua creo que no aplica. Si Maquiavelo aun viviera no creería de lo que son capaces los príncipes de hoy.
Víctor M. Rodríguez
MBA Good Job 2007
junio 14, 2008 at 3:43 pm
No se pueden poner puertas al mar, ni al amor, ni a los negocios, querido Amigo.
Que en el bien «agua» hallemos una resistencia ética, para algunos aborrecible, en su mercantilismo, ¿nos lleva a una excepción en su tratamiento o a una crisis de todo el planteamiento? ¿Es la propiedad privada sobre los bienes que satisfacen las necesidades básicas un derecho de Libertad del propietario, o una amenaza para aquellos cuyo capital no puede adquirir ese bien? ¿Se pondrá una barrera económica de acceso a estos bienes?
Tristemente, y a pesar de todo el repudio que se pueda conseguir, «los canallas duermen en paz» (Kurosawa) y muy bien.
Siempre suyo
Lord Daven, socialiste