El blog de Gustavo Mata

Estrategia: Las reglas del juego en los negocios

Autor: Gustavo Mata (página 56 de 88)

MICROECONOMÍA DE CONTRASTE PARA NEOLIBERALES CONVERSOS. LECCIÓN 4.

¿Cómo se fija el sueldo de la alta dirección? ¿Es en función de la demanda y de la oferta en un mercado competitivo?: NO.

La oferta del factor alta dirección.

Dicen los altos directivos que son tan altas sus retribuciones porque su contribución al resultado es muy alta.

Cuando un factor reclama su utilidad marginal como criterio de valoración lo que está haciendo es poner de manifiesto su poder de negociación (Porter ) o su poder relativo de monopolio (Lerner). Es decir, está confesando que la competencia, en este caso, está restringida a la oferta de unos pocos. Cuando los altos directivos manejan ese argumento -y lo hacen por doquier- están reconociendo que la oferta de altos directivos no es competitiva. ¿Qué la restringe? El corporativismo absurdo de: los apellidos, la escuela en la que estudiaste el MBA, el “do ut des”, etc. A la alta dirección sólo acceden aquellos a los que la misma alta dirección les permite acceder – puede que en algún caso incluso sea por méritos del ascendido al Olimpo pero a juicio de ellos mismos-. Supongo que quien quiera entenderme, a buen seguro, me entenderá.

La demanda DE ALTOS DIRECTIVOS

La curva de demanda de altos directivos la fijan los propios altos directivos. ¿Quéééé?

Pues sí. Ya sé que alguien me argumentará que los sueldos de los altos directivos en las grandes compañías están bajo la supervisión de la Comisión de retribuciones del Consejo. Pero ¿quién fija la retribución de los miembros de esa Comisión? ¿Se imaginan si mi madre hubiera sido quien hubiera fijado mi sueldo, lo que yo habría ganado?: más que si me lo hubiera fijado yo mismo.

Oferta y demanda

O sea los altos directivos como demanda no sólo reconocen -lo hacen al reclamar que su retribución esté ligada a su utilidad marginal – que la competencia en el mercado del factor alta dirección está restringida -lo está en cada segmento estanco de cada grupo empresarial o empresa; la alta dirección no es un mercado abierto sino restringido por el corporativismo que señalábamos-, sino que además son ellos, no sólo quienes restringen la oferta, sino son quienes fijan también los precios de la demanda.

¡Viva el mercado!

ESTA TARDE, 10 DE SEPTIEMBRE ESTARÉ EN RADIO INTERECONOMÍA

Como siempre en la tertulia Cierre de Mercados con Susana Criado.

MI FELICIDAD SE ACRECIENTA: TENGO UN NUEVO NIETO.

Ayer nació  mi quinto nieto, Daniel. Él y su madre están muy bien.

Quiero compartir con vosotros este extarordinario  motivo de alegría.

MICROECONOMÍA DE CONTRASTE PARA NEOLIBERALES CONVERSOS. LECCIÓN 3.

Dice la microeconomía neo liberal que subir el salario mínimo perjudica el empleo de los trabajadores menos calificados –precisamente a los que trata de favorecer- . ¡El estado siempre estropeando el libre juego de fuerzas el mercado que ¿todo? lo arregla!

El argumento es sencillo, “caeteris paribus”, al subir el salario mínimo aumenta la demanda de su sustitutivo –el trabajo de mayor cualificación- y disminuye la demanda del trabajo sin cualificar -el que cobraría ese salario mínimo-.

Digo yo, aplicando el mismo argumento anterior, en un análisis comparado, “caeteris paribus”, que las constantes –y para mí escandalosas- subidas de la retribución de los altos directivos debería aumentar la demanda de directivos medios -el sustitutivo de la alta dirección de precio más bajo- y, en consecuencia, aumentar el desempleo de los altos directivos. Claro que en este caso no hay que preocuparse, porque tienen asignadas unas indemnizaciones por cese tan altas que no tiene problema para el resto de su vida.

¿Qué elasticidad cruzada hay entre el trabajo de la mano de obra sin cualificar y el de la mano de obra cualificada? Al menos en nuestras economías desarrolladas, yo no la veo. Tal vez haya mayor elasticidad cruzada entre la altísima dirección y la alta dirección, o entre esta y la media.

En fin a mucha demagogia por parte de unos bien valdría aplicar un poco de demagogia por parte de otros (yo soy de los otros, claro).

El salario mínimo es una referencia para muchas otras cosas en muchos convenios y para la administración. Un poco de mesura al hablar de las cosas. Los modelos simplifican la realidad y si los maneja un cínico para que un dogmático las incorpore a su acervo como verdad revelada todos salimos perjudicados.

MICROECONOMÍA DE CONTRASTE PARA NEOLIBERALES CONVERSOS. LECCIÓN 2.

Dicen, no sin poca razón, aunque no con toda la razón, como pretenden los dogmáticos, que en los mercados la mano invisible de Adam Smith todo lo arregla: “cada uno buscando su beneficio particular, consiguen todos el mayor bienestar colectivo posible”. ¡Voilá! (golpe de chistera y mutis por el foro -que diría mi admirado David Navarro, Lord Daven, con quien mantengo una relación biunívoca: discípulo-maestro; a ratos yo soy el maestro y a ratos lo es él-).

El primero que no sacralizó ese principio, relativizándolo, fue el propio Adam Smith –gran humanista. Muchos economistas eran grandes humanistas –como Marshall, un ejemplo paradigmático de lo que decimos-. Pero ya se sabe que lo peor de las sanas teorías de los maestros son los epígonos que sin entender de verdad de lo que plantean les siguen como autómatas -por si acaso aclaro; según el diccionario de la RAE: epígono:(Del gr. πγονος, nacido después); 1. m. Hombre que sigue las huellas de otro, especialmente el que sigue una escuela o un estilo de una generación anterior.)

Pues bien, no siempre es verdad lo de la mano invisible. Hotelling planteó que si dos vendedores de perritos calientes se situaran en un playa de, pongamos por ejemplo, un kilómetro de longitud, lo más eficiente sería que cada uno atendiera a una mitad de la playa, situándose, cada uno de ellos, en el medio de su mitad. De esta manera se minimizarían los desplazamientos de los clientes: cada uno atendería a media playa. El desplazamiento máximo sería de un cuarto de kilómetro.

Pero puesto que cada uno de ellos sabe que si se desplazara hacia el centro de la playa conservaría los clientes de su lado, seguros, y resultaría más atractivo para algunos de los otros, atendidos en principio de forma preferente por su competidor, se iría hacia el centro. Como el otro sabe lo mismo, al final ambos vendedores se situarían en el medio de la playa, juntos, lo que, pese a su lógica competitiva, no es eficiente desde el punto de vista económico.

La economía no necesita dogmáticos que una vez que reciben una explicación simple la toman como verdad revelada. Necesita escépticos, caviladores, dubitativos,…, o sea: científicos, para hacerla avanzar en beneficio del hombre, no del mercado.

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