El blog de Gustavo Mata

Estrategia: Las reglas del juego en los negocios

Autor: Gustavo Mata (página 50 de 88)

LA INOCENCIA PERDIDA

PRIMERA PARTE

Era el año 1980. Yo había sido contratado para Galerías Preciados como Director de Recursos Humanos por un equipo de Dirección de confianza del Banco Urquijo, banco que controlaba y estaba gestionando la compañía entonces ya sumida en una importante crisis – aunque lo peor para la compañía estaba por venir-. El Banco Urquijo -era un banco de inversión- también tenía un papel protagonista en ERT (Unión Explosivos Río Tinto, S.A.) la compañía en la que yo había empezado mi carrera profesional y en la que había tenido oportunidad de dirigir dos factorías, una de las cuales tenía una gran conflictividad laboral y sindical que yo había sabido encauzar negociando con los Sindicatos de entonces – ¡eso sí que eran Sindicatos y no lo que hay ahora! -. Por eso fui contactado por Galerías y se me ofreció la oportunidad de hacerme cargo de la Dirección de Recursos Humanos. Fue una experiencia apasionante de la que ya os he hablado en alguna ocasión. La tarea era disminuir la plantilla de 12.000 a 10.000 empleados pero de forma pactada, sin que hubiera ni un solo día de huelga y a un coste económico razonable, asumible para las maltrechas cuentas de la compañía. Además había que cancelar un plan de jubilaciones de inspiración paternalista, instaurado por D. Pepín Fernández –el fundador de la empresa-, que otorgaba a cada empleado una indemnización de 100 pagas brutas en el momento de la jubilación; un simple cálculo actuarial demostraba que si la compañía, como debía, provisionaba esa eventualidad estaba quebrada: sencillamente no podía hacer frente a esa obligación. Por extraño que parezca se consiguió rebajar la plantilla y cancelar el plan de jubilaciones y se hizo negociando con los Sindicatos a los que explicamos de forma clara la situación y pactando con ellos una salida asumible para todos. Y sin un solo día de huelga.

Pese a todos estos esfuerzos y a otros muchos más, la situación de Galerías se hacía insostenible; y entonces aparece en escena, la entonces imparable, RUMASA. La empresa fue vendida al grupo RUMASA. La verdad es que dinero no había, así que la venta fue un trueque: el Banco Urquijo se quedó con un disperso y heterogéneo patrimonio inmobiliario que RUMASA había ido acumulando como consecuencia de la ejecución de garantías de impagados a sus bancos y RUMASA se quedó con Galerías y con sus deudas.

A mí me habían hablado muy mal de la gente de RUMASA. Pero como nunca me creo lo que me dicen preferí esperar y ver para hacerme mi propio juicio. Y llegaron los ejecutivos de D. José María Ruiz Mateos. ¡Qué imagen!; yo acostumbrado a tratar con los caballeros del Banco Urquijo, impecables, de excelentes maneras, perfectamente vestidos en toda circunstancia, vi inmediatamente que aquellos señores eran unos perfectos patanes: ¡qué trato! No he visto en mi vida a nadie tan grosero como al máximo responsable que pusieron en la empresa; sus discursos a los Jefes de tienda eran una ristra de insultos. Recuerdo su gesto  contraído en un rictus antipático, la piel de su cara de tono macilento marcada por un sinfín de pequeñas cicatrices de un acné juvenil mal resuelto. En vez de un alto directivo su imagen era la de un listero por más que se intentara vestir con elegantes trajes. ¿Y sus segundos?: eran deplorables; una especie de cruce de incompetente con pelota rastrero. Eso sí, todos llevaban en la solapa una insignia en plata y azul con la famosa abejita. ¿Eso era el milagro RUMASA? Pronto me di cuenta de que la gestión les importaba un pepino y que lo único que hacían era contribuir a engordar la bola; bola de activos y pasivos creciente financiada con los depósitos de los bancos del propio grupo, más allá de lo que cualquier política razonable recomienda. Como, además, me daban instrucciones inasumibles por un directivo responsable y que, por supuesto, yo no estaba dispuesto a ejecutar, empecé a incumplirlas y en poco tiempo fui despedido.

Bueno, ya sé que me estoy alargando pero es que el tema lo requiere. Sigamos. Retorné a mi antigua compañía ERT, que seguía en el ámbito del Banco Urquijo, pero al año de dejar Galerías, la situación de RUMASA era tan grave que el Gobierno Socialista la intervino expropiándola para tratar de salvar un montón de compañías y de puestos de trabajo. Inmediatamente fui reclamado para volver a la empresa, esta vez como Subdirector General. Había que darse prisa para tomar el control de la empresa antes de que a nadie se le ocurriera alguna mala idea.

Así que allí me encontré de nuevo. La tarea era inmensa y el equipo de Dirección nombrado por la Dirección del Patrimonio Nacional nos pusimos a ello con la energía que el asunto requería.

¿Qué habían sido de los anteriores responsables de RUMASA? La mayoría estaban en las oficinas centrales mano sobre mano.

Unos pocos meses después, cuando se empezó a organizar la oficina de privatización de las empresas, vino la sorpresa: ¿Quién estaba al frente de la comisión técnica, no ejecutiva, pero de innegable influencia sobre el proceso?: aquel personaje odioso que os he referenciado antes. ¡En ese momento perdí la inocencia! A lo mejor no tenía razones  objetivas para inquietarme, pero  me inquieté. Y aunque seguí actuando de acuerdo a mis principios y convicciones empecé a sospechar que no todo el mundo actuaba igual. Perdí la inocencia pero no del todo, seguía pensando que en la cúspide última todo el mundo era honesto aunque con dudas; aún sigo dudando… ¡Vaya fiasco histórico tanta corrupción como se vio después a cargo de quien presumía de tener detrás cien años de honradez y firmeza! ¿Será verdad que el poder corrompe? A la vista de lo que uno ve cada día en todas partes, por parte de unos y de los otros, parece que algo de eso hay. ¡Qué asco! Estoy seguro de que si todos tomamos conciencia de esto, se acabaría.

SEGUNDA PARTE

Bueno, sigamos, a mi juicio, la expropiación y posterior privatización de las empresas de RUMASA supuso un gasto económico y social mucho mayor que si se hubieran dejado caer  ¿Ocurrirá lo mismo ahora con la intervención que acaba de ser aprobada: el plan Paulson?

Parece que con los 700.000 millones de dólares -por cierto con sólo 200.000 se alcanzarían los retos del milenio para 2015 de los que hemos hablado en este blog profusamente- se van a comprar los activos tóxicos para facilitar que los bancos se desprendan de ellos y recuperen su liquidez. Pero ¿a qué precio? Cuando un bien no es líquido, no hay quien lo venda, ¿cuál es su precio? A lo mejor Paulson que ha estado tanto tiempo en Goldman Sachs y ha sacado tanto provecho de su estancia allí sabe más que yo sobre cómo fijar los precios de algo que no hay quien coloque. Si piensan en el valor “objetivo” de los activos tóxicos, como no van a saber hasta qué punto van a ser fallidos los créditos hipotecarios, ni hasta qué punto van a bajar los precios de los inmuebles sobre los que hay hipotecas finales: ¡no van a poder calcular nada! Ese es el problema de esta crisis que empezó siendo un agujero de 100.000 millones y luego pasó a ser de 200.000, de 300.000, de 500.000 -ahí estaba en Junio- y que ahora es de 700.000. ¡Ojalá! Ya veréis como sigue engordando.

Lo que le toca a quien esté al frente de la cosa es gestionar un montón de dinero del contribuyente americano – el doble del que llevan gastado en Irán y Afganistán hasta ahora – para comprar una cosa que no se sabe bien cuánto vale. No sé pero me suena parecido a lo que os he contado de la privatización de RUMASA. ¿Sería un antiguo ejecutivo de  la confianza de D. José María el más adecuado para esa Comisión Técnica de Privatización?:  no. ¿Será ahora un reputado tiburón de Wall Street – Paulson – la mejor opción para gestionar esto?: tampoco. ¡Qué Dios nos coja confesados!

¡No me gusta nada! Nada, nada, nada.

EPÍLOGO

Dicen -lo dice Warren Buffet- que va a ser un buen negocio y que la agencia que se cree, a largo plazo, va a ganar dinero. La verdad es que si la coyuntura económica desfavorable de aquellos años no hubiera durado tanto, RUMASA podría haber realizado los activos que tenía con importantes plusvalías, pero como eso no ocurrió, al final se colapsó.


EL BCE MANTIENE LOS TIPOS EN EL 4,25%: ¿ACIERTA?

Ayer el Banco Central Europeo (BCE) ha decidido mantener los tipos de interés en su nivel más alto de los últimos siete años: el 4,25%. En la reunión del BCE se analizaron las dos posibilidades, bajarlos o subirlos, aunque finalmente han decidido por unanimidad mantenerlos. Mientras tanto la Reserva Federal (FED) está pensando en bajarlos aún más – ya lo ha hecho siete veces en los últimos tiempos – por debajo del actual 2%.

Pese a que la Unión Europea está casi en recesión, el repunte inflacionista en todo el mundo por la crisis del petróleo, de las materias primas y de los alimentos – que parece remitir algo, pero se mantiene – ha llevado al Sr. Trichet a mantener hasta ahora los tipos altos para controlarlo. No olvidemos que el BCE, por mandato, debe ocuparse por encima de todo de mantener una baja inflación en el área euro.

Según mi apreciado y admirado amigo, José Carlos Díez, Economista jefe de Intermoney, es un error grave; llega a decir en su artículo de opinión en Cinco Días acerca de la decisión, «que la historia será despiadada con los que la han tomado». Yo suelo estar de acuerdo con él y reconozco su superior criterio en temas económicos pero en esta ocasión discrepo y estoy en línea con Trichet. La causa última de la más que probable recesión – ya la hay en algunos países del área euro – no está en los tipos altos, aunque ahora bajarlos tendría un efecto estimulante a corto plazo, sería muy mala a medio plazo. Ya sé que ahora subir tipos o mantenerlos supone una purga dolorosa del sistema, dolorosa pero necesaria si se quiere detener la inflación y sentar las bases de la senda futura del crecimiento.

¿Están resolviendo la crisis los americanos con su alocada política de rebajar y rebajar los tipos? No. Aunque hayan sostenido su crecimiento unos meses más, creo que es un lenitivo momentáneo con graves efectos a medio y largo plazo.

En mi humilde parecer, las circunstancias de la falta de crédito por la crisis de confianza derivada del fiasco de la banca de inversión norteamericana, contagiada al resto de la banca americana y a gran parte de la banca mundial a través de los sofisticados productos estructurados, en cuyo origen último está, entre otros, una sostenida política de tipos, en exceso, bajos, no se va a arreglar bajando los tipos de interés.

La juerga fue muy fuerte y duró mucho, parecía que la bonanza nunca se iba a acabar, pero, insisto, a mi entender, no se puede combatir la resaca tomándose para desayunar un “Bloody Mary”, como recomiendan algunos dipsómanos, por más que efectivamente te siente bien, momentáneamente, después de una noche de excesivas libaciones alcohólicas,  empezar el día tomando otro trago, porque así uno llega en pocas semanas al alcoholismo.

GOLFOS

La Comisión Europea impuso multas a Sasol 318 millones; Total 29 millones; Hansen & Rosenthal 24 millones; MOL 23 millones; Repsol 19 millones y Tudapetrol 12 millones por pactar los precios de las ceras de parafina.

Neelie Kroes, Comisaria Europea de Competencia, los ha llamado la «mafia de la parafina». Añadió «seguramente no hay ningún hogar, ni ninguna empresa en Europa que no haya adquirido productos relacionados con esta mafia de la parafina, con todo lo que implica de pagar precios excesivos, y soportar costes más elevados». Las ceras de parafina se usan para hacer vasos de papel, platos de cartón, velas, neumáticos, embalajes, etc.

Y también dijo que “no se tolerarían estas prácticas; los accionistas de las empresas deberían tomar medidas sobre los directivos”. Desde Repsol nos aclararon que la sanción corresponde a una gestión anterior y que la multa ya estaba provisionada. ¡Vaya morro! Pero ¿a quién corresponde de la Dirección anterior?, ¿sigue en la empresa?, ¿qué medidas disciplinarias se tomaron además de provisionar la multa?, ¿o acaso le dieron un premio al despedirle? Alguien decente no se puede despachar quitándose este muerto de encima así. ¿Es que somos todos tontos? Parece que nos toman por eso.

Por cierto, ¿cuándo se empezará a meter la Comisión de la Competencia de España con la tardanza en repercutir en los precios las bajadas del petróleo, con la diligencia demostrada por todos a la hora de subirlos?

¡Golfos!: Se les debería caer la cara de vergüenza. Hacen mucho daño, mucho más que el económico, con estos comportamientos tan laxos e inmorales.

DE NUEVO ESTA TARDE, 1 DE OCTUBRE, ESTARÉ EN RADIO INTERECONOMÍA

En el programa Cierre de Mercados de Susana Criado.

LOS TIBIOS PRESUPUESTOS DEL ESTADO

Tomás de Aquino decía, inspirándose en Aristóteles, que “en el medio está la virtud.” Yo no lo veo así. ¿Los virtuosos son perfiles equilibrados, promediados? No. Yo estoy en otra línea de pensamiento. Dice San Juan en la Carta a la Iglesia de Ladiocea, en el Apocalipsis, (3:15) “Yo conozco tus palabras y sé que no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente!, pero eres tibio, y por eso, por tibio, te vomitaré, te arrojaré de mi boca”. Eso pienso yo de los tibios. No me gusta la tibieza.

Los equilibrados suelen ser la consecuencia de un montón de defectos innatos corregidos a costa, frecuentemente, de no mejorar las virtudes también innatas. Yo creo que el hombre es contradictorio, y pienso que el virtuoso no es el que no tiene defectos sino el que explota y engrandece cada día sus virtudes. ¿Quién es capaz de transformar uno de sus defectos en una virtud? Pocas veces se logra eso. La lucha contra los defectos está bien, pero, rara vez, da lugar a que el defecto se convierta en virtud; lo normal es que si se lucha mucho se llegue a la mediocridad. Para mí el camino a la perfección no pasa tanto por corregir los defectos sino por cultivar las virtudes para llevarlas al límite.

Mi recomendación es: Haced cada día mejor lo que ya hacéis bien. Concentraos en eso. Además corregid los defectos, pero esa no es la lucha principal. Los defectos os van a acompañar, probablemente, a la tumba, y la lucha contra los defectos resulta deprimente y poco alentadora por el escaso éxito que normalmente se alcanza en la tarea. El que logre corregir sus defectos, probablemente, llegue a ser el perfecto mediocre. ¿Es verdad el aserto de que “in medio est virtute”? ¡No!

¿Cómo son los presupuestos del Estado que presentó ayer el Vicepresidente Sobes? Tibios. Tan inexorablemente equilibrados que no arreglan nada. Están basados en una recaudación prácticamente estable y un déficit del 1,5%-. Aunque saben que el escenario es peor y que los ingresos se van a resentir, lo que constituye el primer error.

Los líderes políticos son acomodaticios. Pero en circunstancias difíciles es cuando los verdaderos líderes deben atreverse a proponer sacrificios y medidas poco populares. Con paños calientes no se arregla nada. Pero este Gobierno no se caracteriza por su capacidad de gobernar proponiendo medidas impopulares aunque sean necesarias. Prefiere atajar las consecuencias que abordar las causas y este momento requiere otra cosa.

Está bien la preocupación política por el gasto social. 4 de cada 10 euros de gasto, van al pago de pensiones y protección por desempleo. Pero con eso se arreglan las consecuencias de la crisis y no sus causas. Porque pagando el paro no se disminuye éste. No es suficiente.

Ya sé que esto se originó en Wall Street. ¿Pero no teníamos una crisis económica propia derivada de la falta de competitividad y de la crisis de ladrillo? ¿Qué pasa con el sector exterior que no corrige el déficit ni a tiros? ¿Hacemos algo? ¿Qué pasa con la poca flexibilidad que tiene el mercado de trabajo? ¿Lo arreglamos? ¿Qué pasa con la rigidez y falta de transparencia del mercado de crédito? ¿Metemos mano en eso?, etc. La pregunta es ¿cómo desde los presupuestos y desde el Gobierno se puede contribuir a activar la economía?

Solbes tiene claro que no hay porque sacralizar en momentos como este el principio de estabilidad presupuestaria: está previsto un déficit presupuestado del 1,5 %. Pero eso no es suficiente como para conseguir un efecto que reanime de la economía. El superávit acumulado permitía una política inversora más valiente; y tenemos en qué invertir. Los aumentos de inversión en infraestructuras son insuficientes y era el momento de hacerlo. Se me puede decir que la inversión en I+D crece casi un 7%, pero dado nuestro retraso ese no es suficiente para inducir nuevas inversiones en el país a medio plazo.

Tampoco el esfuerzo de austeridad propuesto es suficiente. No basta con congelar los salarios de los altos cargos y sus gastos. Es el momento de reducir. Por ejemplo es el momento de prescindir de la mitad de los asesores en todos los niveles de la administración. ¿Por qué necesitan los políticos tanto asesor? ¿Es que son unos inútiles que no saben de nada y para todo necesitan un asesor al lado? La tentación de pensar eso está ahí, pero yo no quiero caer en ella. Sé que esos asesores que no paran de aumentar son los compañeros de partido que el último vuelco electoral de turno se han quedado sin sueldo oficial, sin coche con chofer; vamos, sin una poltrona. Eso son los asesores; ese es el seguro de paro mejorado de los políticos: “no te preocupes si no obtienes un escaño yo te nombraré asesor, le dirá un compañero de partido que sí haya sido elegido”. Ya se sabe: ”hoy por ti, mañana por mí”.

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