Es tremendo: no nos terminamos de dar cuenta de la importancia que tiene la ética pública y privada en una sociedad moderna. El desarrollo económico y social de un país no depende de sus recursos tanto como de que su sistema económico y político sea transparente y de que las prácticas de los dirigentes sean escrupulosamente respetuosas con el marco legal establecido.
Observo una vez más atónito y cada vez más preocupado la realidad de nuestro país. Resulta asombroso no sólo que los dirigentes en España, en muchos casos, no actúen éticamente, sino que los responsables últimos no reaccionen con firmeza ante las prácticas irregulares, y que la sociedad contemple el espectáculo sin apenas alterarse, como si la corrupción fuera algo inherente al sistema. Si lo seguimos viendo así lo será, sin duda alguna. Falta poco. Tenemos que terminar con las prácticas corruptas de políticos y de empresarios y para eso tenemos que acabar con el pasotismo y la resignación frente a tanta corrupción, corruptela e irregularidad. ¡Alcemos la voz serenamente indignados! No podemos seguir dándole a los jóvenes la impresión de que lo malo no es ser un golfo, sino que lo malo es que te pillen. ¿Qué clase de sociedad estamos alentando?
Corrompidos y corruptores son la misma gentuza. Una peste que puede acabar con la eficacia del sistema y que puede que haya minado una parte importante del mismo ya.
Comentarios recientes