Antonio Berni, pintor argentino, recorrió en los años 50 del siglo pasado varios pueblos de Santiago del Estero, en la República Argentina, y allí conoció de cerca la pobreza. Muy impresionado, realizó una serie de cuadros basados en un genérico niño pobre, representante genuino de los muchos que vio, al que bautizó como “Juanito Laguna”.
El personaje se transformó en un icono social de la época que inspiró a poetas y músicos del folklore argentino que grabaron el emblemático álbum «Juanito Laguna» en 1977. En ese manifiesto musical-político el propio Berni decía: «Juanito Laguna es un niño de extramuros de Buenos Aires o de cualquier capital de América latina. Es un chico pobre, pero no un pobre chico». La placa original editada en plena dictadura militar fue secuestrada a las pocas semanas de salir y los vinilos que sobrevivieron circularon clandestinamente hasta agotarse. Hay muchos videos en you tube sobre el tema, aqui os dejo como ejemplo éste: Mercedes Sosa canta la canción de «Carlos de Mendoza» y César Isella, «El mundo prometido a Juanito Laguna»
Hasta «The Betales» se inspiraron en Juanito Laguna.
Hoy quería hablaros un poco de la pobreza en Argentina y me he acordado de Juanito Laguna y de su paupérrima familia. No lo puedo remediar, cada vez que oigo esa canción lloro sin remedio. Os dejo aquí el cuadro de Berni, “La familia de Juanito Laguna” y os reproduzco lo que recuerdo de la letra de la milonga de José Botelli y José Ríos que cantó, maravillosamente, el inolvidable Jorge Cafrune. No he sido capaz de encontrarla en la red.
“La familia de Juanito Laguna”, milonga, José Botelli y José Ríos:
“Salen camino afuera para mirar quién pasa
Tan sólo la tristeza y la pobreza dentro la casa
¡Qué dura la mirada de Juanito Laguna!
y su oscuro pellejo tan cierto y lejos de la fortuna.
La madre solo tiene una única pollera
y ese par de alpargatas que andan a gatas con su arpillera.
Sentado en su carrito el más pequeño ignora
por qué pan y comida es a medida de lo que llora.
Si pudieran gritar lo que les duele, desde muy dentro, como se grita,
se borraría la herrumbre de la techumbre que los habita.
Nadie sabe cuál es la inflación en Argentina, aunque todos sabemos que es mucho mayor que la que confiesa el Gobierno. Y la inflación es el impuesto que pagan los pobres. Tampoco es fácil saber cuántos pobres hay. Aunque oficialmente se dice que la pobreza bajó al 20,6% en marzo pasado, cuando en el primer semestre del 2007 era el 23,4%, nadie se fía; el Indec, el Instituto encargado de publicar ambas cifras, está muy desprestigiado.
Argentina es uno de los cinco mayores productores de alimentos del mundo: trigo, soja, maíz y carnes; exporta alimentos que podrían abastecer a más de 300.000.000 de personas. Mientras tanto, en Buenos Aires uno de cada cinco niños, un 20 %, son “Juanitos Laguna”: pasan hambre y están desnutridos. Muchos trabajan desde los 10 años. Muchos mueren sin llegar a la edad adulta.
¡Dios, qué mundo más raro hemos hecho!
¡Arreglémoslo ya!
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