Este planeta debería llamarse Agua en lugar de Tierra. Tres cuartas de la superficie terrestre están ocupadas por el agua. Sólo el 25 % es tierra firme. En los mares y océanos está más del 97 % del agua del planeta, es agua salada. Sólo el 2,75 % del agua es agua dulce. La mayor parte -2 %- está en forma de hielo en los casquetes polares y glaciares. Menos del 0,7 % es agua en los acuíferos subterráneos. El 0,1 % es el agua en los lagos de agua dulce. En forma de humedad en el suelo está el 0,005%. Como vapor de agua en la atmósfera el 0,001 %. Y en los ríos y arroyos superficiales sólo el 0,0001%. También los organismos vivos son más agua que ninguna otra cosa; formando parte de la biosfera está el 0,00004% del agua del planeta. ¡Sobra agua! ¿No?
El agua en el planeta está sometida a un ciclo. La energía que recibimos del sol evapora agua de los mares y océanos, fundamentalmente, que se incorpora a la atmósfera. El vapor de agua a medida que asciende se condensa parcialmente, y en forma líquida -gotitas minúsculas- queda en ella formando las nubes que dan lugar a la lluvia y la nieve sobre la tierra. Esas precipitaciones acaban en el mar cerrando el ciclo. Las precipitaciones no se reparten de forma regular. Las zonas ecuatoriales reciben mucha agua todo el año. A medida que nos alejamos del ecuador, hacia el Norte o hacia el Sur, en las zonas tropicales y subtropicales, las precipitaciones son algo menores y son estacionales -una estación húmeda y una estación seca al año-, hasta que llegamos a las zonas áridas en donde prácticamente no llueve nunca y cuando lo hace suele ser torrencialmente: los desiertos. Más al Norte y más al Sur hay un régimen marcadamente estacional, de tiempo muy variable -más variable en el hemisferio Norte por que tiene más masa continental que el Sur- sometido a constantes cadenas de perturbaciones -borrascas- que viajan hacia el este y que son generadas por unas corrientes de aire frío a una altura de 10.000 metros -las corrientes en chorro-. Todo esto se ve influido también por las corrientes oceánicas que transportan agua fría de las zonas polares a las más cálidas y de las más cálidas a las polares, girando en el sentido de las agujas del reloj en el Norte y en el contrario en el Sur, por la aceleración de Coriolis provocada por el giro de la tierra sobre sí misma.
Los humanos levamos 100.000 años sobre la tierra. Pero hace 10.000 años experimentamos el gran cambio como especie con la aparición de la agricultura. Las primeras aglomeraciones humanas se situaron al lado de los grandes sistemas fluviales. El antiguo Egipto en torno al Nilo; las culturas asiáticas en torno a Mesopotamia -Μεσοποταμία: en medio de los ríos- la zona geográfica entre el Tigris y el Éufrates, en Irak, en donde la Biblia sitúa el paraíso terrenal y el origen de la vida humana; las culturas indias instaladas en las llanuras del Ganges, el Indo y el Brahmaputra; el delta del río Mekong, la cuenca del Yangtzé y del río Amarillo en China, etc.
La base de la alimentación humana depende de cultivos que dependen de la disponibilidad de agua de las precipitaciones o la canalizada para el riego: arroz en donde hay precipitaciones abundantes y continuas; maíz y arroz en las zonas sub húmedas sin regadío; trigo, mijo y sorgo donde hay menos precipitaciones. En zonas áridas, donde no hay posibilidades para el cultivo agrícola, la utilización del suelo es la ganadería extensiva: el pastoreo. En muchas zonas áridas no se puede hacer ningún aprovechamiento para la alimentación.
La presión humana sobre el agua es creciente. Pero estamos tocando el límite. La mayor parte de las grandes cuencas hidrográficas están sometidas a tal grado de explotación, con presas y sistemas de canalizaciones para el riego, que los ríos ya no desembocan en el mar. 1.400 millones de personas viven en esas llamadas cuencas cerradas. Los ríos sometidos a sistemas de presas necesitan para mantener los ecosistemas asociados un caudal ecológico mínimo que en muchos casos no se respeta. Algunos grandes lagos de agua dulce han desaparecido recientemente por la explotación de las cuencas que los alimentaban: mar de Aral, lago Tchad, etc.
La explotación de los acuíferos subterráneos está llevando los niveles freáticos cada vez a mayor profundidad. Mucha del agua de estos sistemas subterráneos es agua fósil, que una vez consumida no se puede reponer por las precipitaciones por estar entre capas impermeables. Algunas zonas con acuíferos sobreexplotados se han colapsado hundiéndose varios metros, como en alguna región de la India.
Todo esto se exacerba con el calentamiento global que está originando la desaparición de muchos glaciares y nieves perpetuas que alimentan las cuencas hidrográficas y con el efecto que el cambio climático provoca, aumentando los períodos de sequía y los episodios de lluvias extremas en todo el mundo. Al sur del Sahara –los países del Sahel-, el Cuerno de África, Israel y Palestina, Oriente Medio, Pakistán, Afganistán, los países de Asia Central, las llanuras del Indo y el Ganges, la llanura del norte de China, el Sudoeste de los Estados Unidos y el Norte de México, la cuenca australiana del Murray-Darling son las zonas sometidas a mayor cambio y a mayor crisis por el agua.
Más de 20 países reciben más de la mitad del agua desde otro país con los riesgos de conflicto que eso supone. Muchos conflictos tienen como telón de fondo el agua y en el futuro habrá más. Lo raro es que no haya más guerras por el agua de las que ya hay.
Hay más de 1.000 millones de personas sin acceso al agua potable. El 40% de los habitantes del mundo actualmente no tiene la cantidad mínima necesaria para el mínimo aseo.
El reto es detener la explotación insostenible de los recursos hídricos por parte de todos los países y elaborar planes integrados de ordenación de los recursos y de aprovechamiento eficiente del agua. El principal objetivo del Decenio 2005-2015 «El agua, fuente de vida» auspiciado por la ONU es promover las actividades orientadas a lograr el cumplimiento de los compromisos contraídos en relación con el agua. Entre los compromisos del Milenio está reducir a la mitad la proporción de personas que viven sin acceso al agua potable y al saneamiento básico para 2015.Tampoco estamos haciendo los deberes en este tema.
No sólo el petróleo es un recurso escaso. Tenemos otro gran reto pendiente con el agua.
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