El blog de Gustavo Mata

Estrategia: Las reglas del juego en los negocios

Categoría: Actualidad (página 41 de 53)

G-8: ¡QUÉ VERGÜENZA PLANETARIA!

Los presidentes de Nigeria, Suráfrica, Ghana, Tanzania, Etiopía, Senegal y Argelia, no logran que los del G-8 asuman ni siquiera sus compromisos previos de que las ayudas para combatir el hambre, la pobreza y las enfermedades como la malaria, la tuberculosis y el sida se duplicarán a partir de 2010. No creo que se produzca un cambio en la declaración final de la cumbre hoy. Ojalá me equivoque. A la asistencia prometida por el G-8 le van a faltar 40.000 millones de dólares. El mes pasado en la Cumbre Alimentaria de Roma quedó claro que el mundo sólo necesita 30.000 millones de dólares anuales para erradicar la amenaza del hambre. Con los precios de los alimentos creciendo salvajemente y el petróleo rondando los 150 dólares por barril a África le espera un futuro apocalíptico y la solidaridad de los ricos brilla por su ausencia. ¡Qué mundo más raro hemos hecho! Nos estamos olvidando, lamentablemente, de los «objetivos del milenio”. Los objetivos del milenio habían integrado y comprometido esfuerzos sin precedentes para ayudar a los más pobres del mundo. La crisis derivada del alza de los precios del petróleo y de los alimentos puede acabar con ellos.

Los ocho objetivos de desarrollo del Milenio son un plan acordado por todas las naciones del mundo y todas las instituciones de desarrollo a nivel mundial:

1: Erradicar la pobreza extrema y el hambre.

Superar la pobreza y el hambre es un objetivo alcanzable. Más de 1.000 millones de personas viven con menos de 1 dólar por día. Más de 800 millones de personas pasan hambre y están desnutridos, su alimentación no es suficiente para satisfacer sus necesidades energéticas

2: Lograr la educación primaria universal

La educación es fundamental para conseguir el resto de los objetivos

3: Promover la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de la mujer

La igualdad entre los géneros es esencial también para conseguir los demás objetivos, además de un derecho elemental

4: Reducir la mortalidad de niños menores de 5 años

Mueren 30.000 niños menores de 5 años al día. ¡Casi 11 millones de niños! De enfermedades fácilmente evitables

5: Mejorar la salud materna

200 millones de mujeres no cuentan con servicios anticonceptivos que necesitan. Más de medio millón de mujeres terminan su embarazo no en el parto sino en la muerte. Diez millones cada año sufren incapacidades graves en ese momento.

6: Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades

Más de 20 millones de personas han muerto en todo el mundo desde que comenzó la epidemia, y a finales de 2004, había unos 39 millones de personas que vivían con el VIH. El paludismo provoca 1 millón de muertos al año, la mayoría de ellas niños. Ha vuelto la tuberculosis.

7: Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente

Las especies vegetales y animales están desapareciendo a un ritmo sin precedentes. Los cambios climáticos están provocando una elevación del nivel del mar y acrecentando el peligro de sequías e inundaciones. Se sobreexplotan la pesca y otros recursos marinos. Los suelos se están degradando a un ritmo alarmante.

8: Fomentar una alianza mundial para el desarrollo

¡Y esta gente del G-8 de qué hablan en las cumbres! ¡Debería caer sobre ellos la ira del mundo entero!

SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN Y SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO

El diario económico EXPANSIÓN está publicando una separata con una serie de artículos sobre los retos a los que se enfrenta la, llamada por el diario, sociedad del conocimiento: la seguridad, la propiedad intelectual y la comunicación entre administraciones a través de la red, la colaboración entre universidad y empresa, el uso de la tecnología en las pymes, etc.

Me ha llamado inmediatamente la atención el título LOS DESAFÍOS DE LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO, cuando a mi juicio debería hacerse llamado, en todo caso, LOS DESAFÍOS DE LA SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN. La diferencia entre información y conocimiento no es baladí; es una diferencia sustancial; lo que provocan las modernas tecnologías de almacenamiento y distribución de datos es, en sentido estricto, una acumulación de información, no de conocimiento.

Hagamos la preceptiva visita al diccionario de la RAE: Información, primera acepción: acción y efecto de informar; informar, primera acepción: enterar, dar noticia de algo. Conocimiento, primera acepción: acción y efecto de conocer; conocer, primera acepción: averiguar por el ejercicio de las facultades intelectuales la naturaleza, cualidades y relaciones de las cosas. Se calcula que la información disponible en la red se duplica cada dos meses, pero ¿significa eso que el conocimiento de duplica cada dos meses? No: sobra información, de acuerdo, pero falta conocimiento, ¿de acuerdo? No es lo mismo tener noticia de algo que averiguar la naturaleza de las cosas y sus relaciones. Estar informado no es tener conocimiento de las cosas.

Cuando la información disponible sobre un tema es analizada, validada, estructurada, jerarquizada y orientada hacia la acción se transforma en conocimiento. Para eso hace falta, lógicamente, disponer de la información, pero para transformarla en conocimiento hacer falta criterio. ¿Y qué es el criterio?: volvamos al diccionario de la RAE, criterio (del griego κριτριον, de κρνειν, juzgar) es la norma para conocer la verdad, la capacidad de juicio o de discernimiento. Suelo decir que el criterio se acumula con la experiencia –no en todos los casos- y que es lo que te queda, después de haber sabido mucho, cuando se te ha olvidado la mayor parte. Todos pueden acceder a la información pero sólo para los que tengan criterio esa información se transformará en conocimiento.

La sociedad de la información es un concepto introducido por Friz Machlup en 1962, quien describe una sociedad que maneja información –un bien intangible-, por contraposición a la sociedad industrial -que maneja bienes tangibles-. En su obra “The production and distribution of knowledge in the United States” señalaba que el número de empleos que se basan en el manejo de información era, ya entonces, mayor que los relacionados con el trabajo de manipulación de elementos materiales. Más recientemente Yoneji Masuda publicó otro libro de gran influencia “The Information Society as Post-Industrial Society” en donde se consolidó definitivamente este concepto. En 2003 se celebró en Suiza la Cumbre de la Sociedad de la Información en donde se concluyó que ésta debía estar centrada en la persona, ser integradora y estar orientada al desarrollo, para que todos pudieran crear, consultar, utilizar y compartir la información, para lograr un desarrollo sostenible y una mejora de su calidad de vida.

El padre del término Sociedad del Conocimiento fue Peter Drucker, quien lo introdujo en 1969. Drucker se interesó por la creciente importancia de los trabajadores que trabajaban con sus mentes más que con sus manos, y fija el concepto de que somos, en la mayoría de los casos, trabajadores del conocimiento: recibimos información de diferentes fuentes, que elaboramos y transformamos en conocimiento, y que es servido en forma de información al siguiente eslabón de la cadena de producción de conocimiento. Para Drucker la información es ahora el factor de la producción y el conocimiento es el producto. La cadena de valor es, ahora, una cadena de conocimiento.

A Peter Drucker no se le ha hecho justicia, aunque es un autor muy conocido y frecuentemente citado debería serlo aún más. Peter Drucker, nació en Austria en 1909; hijo de un eminente economista, emigró a Inglaterra en 1920 y a Estados Unidos en 1937, en donde falleció en 2005. Fue el pionero en la defensa del principio de descentralización de las empresas. Sus aportaciones sobre la tipología de las estructuras organizativas, las etapas del desarrollo de las mismas y las especificaciones formales que han de satisfacer éstas, son muy notables. El mejor homenaje que se le puede hacer a Drucker, amigos, es leerle, así seguirá vivo su pensamiento. ¡Larga vida a Peter Drucker!

LA SUBIDA DE LOS TIPOS DE INTERÉS EN LA EUROZONA

Ayer el Presidente del Banco Central Europeo, tal y como había anunciado casi de forma explícita hace algunas semanas, y tal y como se esperaba, subió los tipos en 0,25 puntos, dejándolos en un 4,25 %. El Sr. Trichet suele hacerlo así: anuncia casi explícitamente lo que va a hacer con varias semanas de antelación para evitar sorpresas y vuelcos en los mercados, y a mí me parece bien. Al Presidente Zapatero no le pareció bien que lo hiciera y llegó a criticarlo abiertamente tachando su comportamiento de poco responsable. El que es poco responsable no respetando escrupulosamente la independencia del Banco Central Europeo es el Presidente Rodríguez Zapatero. Poco responsable y además demagógico, sino ignorante, o tal vez ambas cosas.

El mandato estatutario del Banco Central Europeo, un ente independiente de los gobiernos, es mantener la inflación bajo control en la eurozona. Y eso es lo que el Sr. Trichet intenta hacer de la manera que un Banco Central puede hacerlo: subiendo los tipos de interés. Ayer dijo: «Haremos lo que sea necesario para controlar los precios». Subir los tipos al 4,25 % es ponerlos a sólo 0,25 puntos de la inflación que en la eurozona es 4 %. Y no olvidemos que el crecimiento es más del 2 %. ¿Cuál es la prioridad real, contener la inflación o estimular la economía?

En España, asociaciones de consumidores, partidos políticos, sindicatos y miembros del Gobierno parecen estar en desacuerdo con la medida. Miguel Sebastián, Ministro de Industria, que por su formación tiene que saber de sobra que hay que subir los tipos, lo mismo que David Vegara, Secretario de Estado de Economía, se permiten hacer demagogia, sin hablar claro, pero posicionándose en contra de la medida. La OCU la llama “varapalo”, y los Sindicatos dicen que es una medida «peligrosa, contraproducente e innecesaria». Hasta el PP dice es «especialmente perjudicial para España».

Ciertamente para quien está endeudado una subida de tipos le obliga a pagar más por sus préstamos. Eso es lo que se ve. Y basándose en eso construyen los demagogos su discurso .Pero para quien tiene ahorros una subida de tipos le retribuye mejor su ahorro. Y, sobre todo, una subida de tipos ayuda a contener la inflación. Y la inflación es el enemigo común a batir: pues no obliga a algunos a pagar más por sus deudas sino que: ¡obliga a todos a pagar más por todo!

El que especuló y se endeudó a tipos reales negativos en una etapa inicial en la que los bienes que adquiría subían y subían, si los realizó a tiempo, acertó. El que los adquirió ya muy caros y se encuentra ahora con que los tipos suben y los bienes ni suben ni son realizables está atrapado. Nada raro. Ha ocurrido siempre y volverá a ocurrir.

Otra cosa es el problema del común de las gentes que han adquirido una vivienda en la que vivir, que han debido pagar un precio irracional por ella, que les ha obligado a endeudarse de por vida, a causa de la burbuja que han montado los especuladores, alentada por el control que sobre la disponibilidad de suelo urbanizable han tenido los Ayuntamientos, y que ha sido su vía de financiación. A esos cada subida les cuesta unos euros que les harían falta para sus gastos corrientes sometidos a incrementos cada día por la inflación.

Pero no hay otra salida. Aquellos polvos, trajeron estos lodos.

EL DEBATE DE AYER

Ayer tuvimos ocasión de asistir a un debate inútil. Ni el Presidente del Gobierno, ni el Jefe de la Oposición parecen tener ni idea de economía. Se les nota perdidos e incómodos en el debate. El uno tratando de negar lo evidente en un juego semántico que ya aburre hasta a las piedras y el otro cayendo en la fácil descalificación recurriendo al ofensivo “usted engaña a los españoles” pero sin aportar nada substancial.

¿Es tan difícil decir que el mundo afronta una crisis financiera sin precedentes y que al año, casi, de haberse desatado, y pese a los tremendos esfuerzos del sistema inyectando liquidez no se sabe cuál es finalmente el alcance de las pérdidas que la crisis de las subprime ha aflorado, aunque no paran de crecer las estimaciones y que eso nos tiene paralizados en una crisis de confianza global? ¿Es tan difícil decir que el mundo está sometido a una tensión terrible como consecuencia de la escalada de los precios del petróleo que tiene orígenes claros en el incremento del consumo pero también en la especulación a que los capitales puestos en circulación para atajar la crisis someten a los mercados de futuros? ¿Es tan difícil reconocer que eso provoca una inflación descontrolada en el mundo que obliga a subir los tipos de interés para intentar atajarla?

¿Es tan difícil reconocer que eso en España nos afecta más que a otros porque tenemos una mayor dependencia del petróleo que otras economías que nadie se ocupó de disminuir ni antes ni ahora? Sería oportuno que se hablara de qué se va a hacer al respecto aparte de lo de las bombillas, en serio. ¿Qué hay del debate sobre la energía nuclear?

¿Es tan difícil reconocer que en España estamos más afectados porque nuestra inflación es estructuralmente superior a las del resto de países europeos? ¿Es tan difícil reconocer que nuestro déficit por cuenta corriente va a enfrentarse a serias dificultades porque para que familias y empresas sigan endeudándose como hasta ahora no va a haber dinero disponible? ¿Es tan difícil reconocer que nuestro modelo de crecimiento basado en el ladrillo ha colapsado y el colapso va a dejar temblando nuestro crecimiento y lanzar al paro a muchísima gente? ¿Es tan difícil reconocer que se ha hecho poco por flexibilizar la economía, disminuir la burocracia, aumentar la seguridad jurídica, evitar las corruptelas, mejorar la justicia, mejorar la eficacia de los mercados, etc.? Se podría concretar qué se va a hacer al respecto.

¿Es tan difícil reconocer que los superávit que hemos tenido han dejado a la economía del estado relativamente protegida frente a la crisis pero que si no gastamos en lo que se debe se nos va a ir ese superávit en fuegos artificiales como la broma de los 400 euros?

Lo que pasa lo sabemos todos pero unos tratando de decir que no tienen la culpa llegan a negar la evidencia y los otros en su afán de echarle la culpa al Gobierno de todo se olvidan de contribuir a solucionar el problema. No se habló de los problemas de fondo ni se precisó lo suficiente nada de lo que se propuso.

Seguimos igual, enredando, y esto necesita un cambio de enfoque ya.

EL MILAGRO DE LA MULTIPLICACIÓN DE LOS PANES Y LOS PECES (EN ESTE CASO EL MILAGRO DE LA MULTIPLICACIÓN DE LOS PRECIOS DE…)

La COAG ha presentado su primer Índice de Precios en Origen y Destino (IPOD) elaborado sobre 25 productos agrarios, y la conclusión es que el precio que percibieron los agricultores por las frutas y verduras que vendieron el pasado mes se ha multiplicado de media por 4,27 al llegar a los consumidores. Más de cuatro veces más caro que en origen. O sea un margen de intermediación del 400%. Para los productos ganaderos: el cerdo se multiplicó por 4,97 veces; la ternera por 4,58; la leche por 2,64; el cordero por 2,62; el pollo por 2,3; los huevos por 2,16; y el conejo por 2,05.

Este milagro de multiplicación del precio es comparable al de la multiplicación de panes y peces evangélico, aunque en esta ocasión no son los pobres hambrientos los beneficiados sino los intermediarios a los que cuesta trabajo imaginar con hambre con semejantes márgenes.

La distribución detallista alimentaria está tan concentrada, y tan integrada verticalmente hacia atrás, que actúa en la práctica como un cártel oligopolístico. Los agricultores y ganaderos actúan en un entorno perfectamente competitivo y se ven forzados a vender sus productos al coste de producción sin apenas más margen que el que permite la retribución de los factores de producción a su coste, cuando lo tienen; a veces venden a pérdida o no recogen las cosechas. Ciertamente el poder de negociación de los mayoristas en origen a la hora de fijar los precios es infinitamente mayor que el de los agricultores, que es nulo, y eso deviene en lo que comentábamos. Si esos mayoristas son ya las centrales de compra de las grandes cadenas de hipermercados y supermercados, o actúan en su nombre, casi como empleados de las mismas, nos encontramos con que se juntan todos los eslabones de la cadena de valor entre el productor ganadero o agrícola y el consumidor final. Está claro que el consumidor final tampoco tiene poder de negociación de los precios. Y que las cadenas sí como prueba el escandaloso margen con el que actúan.

En España tenemos un grave problema de inflación. ¿Alguna idea para atajarlo? ¿Tendrían que actuar las autoridades? La Ley de Defensa de la Competencia 15/2007, de 3 de Julio, creó, una institución independiente del Gobierno, la Comisión Nacional de la Competencia (CNC), que integró a los antiguos Servicio y Tribunal de Defensa de la Competencia para preservar, garantizar y promover la existencia de una competencia efectiva en los mercados en el ámbito nacional. Tiene atribuidas funciones de arbitraje, competencias consultivas y labores de promoción de la competencia en los mercados. ¿Dónde se han metido? ¿Hay alguien ahí…? O sea que ¡tenemos una Comisión Nacional de la Competencia! ¡Y tenemos una distribución que multiplica por cuatro el precio en origen de estos productos y no pasa nada! ¡Atenme esa mosca por el rabo, amigos! Una propuesta: que le den a los responsables de la CNC un plazo de un mes para que arreglen eso y si no ¡a la calle esa pandilla de ineptos! ¡Son nuestros empleados! ¡Lo que cobran sale de nuestros bolsillos! Por cierto, ¿cuánto cobrará el Jefe de la cosa…?

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