Nadie esperaba tanto de la cumbre del G-20, y sin embargo lo acordado no es suficiente para atajar la crisis. Veinticuatro países, el 80% de la economía del mundo, reunidos en la cumbre del G-20 en Londres, acordaron acciones para enfrentarse a la crisis económica más grande y más global que se ha conocido. Por una vez los compromisos son claros y precisos.
Al final las posiciones previas enfrentadas han dado lugar a un consenso integrador. ¡Como debe ser! Aunque estábamos perdiendo la costumbre después de tantos años de administración republicana en los EEUU que se ha caracterizado por huir de la multipolaridad y el consenso imponiendo a todos sus esquemas.
Habrá mayor regulación financiera como exigían Alemania y Francia: al menos habrá una lista de paraísos fiscales, se regularan los hedge funds, se supervisará mejor a las agencias de calificación. Y habrá inversiones, aunque mucho de lo que se acuerda en ese sentido ya estaba predefinido antes de la cumbre. También se reforma el FMI al que se le aumentan en un 200 % los recursos, dando mayor entrada a los países emergentes -China, India y Brasil- en los órganos de decisión. Se anuncia también la permanencia de la política de tipos de interés bajos.
Aunque se dice que no se incrementará el proteccionismo no se impulsa con firmeza una política de estímulo a la apertura comercial en todo el mundo. Tampoco se ataja el escándalo de las retribuciones de los altos directivos.
Aquí os dejo el texto que han acordado. Leedlo.
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