El diario económico EXPANSIÓN está publicando una separata con una serie de artículos sobre los retos a los que se enfrenta la, llamada por el diario, sociedad del conocimiento: la seguridad, la propiedad intelectual y la comunicación entre administraciones a través de la red, la colaboración entre universidad y empresa, el uso de la tecnología en las pymes, etc.
Me ha llamado inmediatamente la atención el título LOS DESAFÍOS DE LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO, cuando a mi juicio debería hacerse llamado, en todo caso, LOS DESAFÍOS DE LA SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN. La diferencia entre información y conocimiento no es baladí; es una diferencia sustancial; lo que provocan las modernas tecnologías de almacenamiento y distribución de datos es, en sentido estricto, una acumulación de información, no de conocimiento.
Hagamos la preceptiva visita al diccionario de la RAE: Información, primera acepción: acción y efecto de informar; informar, primera acepción: enterar, dar noticia de algo. Conocimiento, primera acepción: acción y efecto de conocer; conocer, primera acepción: averiguar por el ejercicio de las facultades intelectuales la naturaleza, cualidades y relaciones de las cosas. Se calcula que la información disponible en la red se duplica cada dos meses, pero ¿significa eso que el conocimiento de duplica cada dos meses? No: sobra información, de acuerdo, pero falta conocimiento, ¿de acuerdo? No es lo mismo tener noticia de algo que averiguar la naturaleza de las cosas y sus relaciones. Estar informado no es tener conocimiento de las cosas.
Cuando la información disponible sobre un tema es analizada, validada, estructurada, jerarquizada y orientada hacia la acción se transforma en conocimiento. Para eso hace falta, lógicamente, disponer de la información, pero para transformarla en conocimiento hacer falta criterio. ¿Y qué es el criterio?: volvamos al diccionario de la RAE, criterio (del griego κριτήριον, de κρίνειν, juzgar) es la norma para conocer la verdad, la capacidad de juicio o de discernimiento. Suelo decir que el criterio se acumula con la experiencia –no en todos los casos- y que es lo que te queda, después de haber sabido mucho, cuando se te ha olvidado la mayor parte. Todos pueden acceder a la información pero sólo para los que tengan criterio esa información se transformará en conocimiento.
La sociedad de la información es un concepto introducido por Friz Machlup en 1962, quien describe una sociedad que maneja información –un bien intangible-, por contraposición a la sociedad industrial -que maneja bienes tangibles-. En su obra “The production and distribution of knowledge in the United States” señalaba que el número de empleos que se basan en el manejo de información era, ya entonces, mayor que los relacionados con el trabajo de manipulación de elementos materiales. Más recientemente Yoneji Masuda publicó otro libro de gran influencia “The Information Society as Post-Industrial Society” en donde se consolidó definitivamente este concepto. En 2003 se celebró en Suiza la Cumbre de la Sociedad de la Información en donde se concluyó que ésta debía estar centrada en la persona, ser integradora y estar orientada al desarrollo, para que todos pudieran crear, consultar, utilizar y compartir la información, para lograr un desarrollo sostenible y una mejora de su calidad de vida.
El padre del término Sociedad del Conocimiento fue Peter Drucker, quien lo introdujo en 1969. Drucker se interesó por la creciente importancia de los trabajadores que trabajaban con sus mentes más que con sus manos, y fija el concepto de que somos, en la mayoría de los casos, trabajadores del conocimiento: recibimos información de diferentes fuentes, que elaboramos y transformamos en conocimiento, y que es servido en forma de información al siguiente eslabón de la cadena de producción de conocimiento. Para Drucker la información es ahora el factor de la producción y el conocimiento es el producto. La cadena de valor es, ahora, una cadena de conocimiento.
A Peter Drucker no se le ha hecho justicia, aunque es un autor muy conocido y frecuentemente citado debería serlo aún más. Peter Drucker, nació en Austria en 1909; hijo de un eminente economista, emigró a Inglaterra en 1920 y a Estados Unidos en 1937, en donde falleció en 2005. Fue el pionero en la defensa del principio de descentralización de las empresas. Sus aportaciones sobre la tipología de las estructuras organizativas, las etapas del desarrollo de las mismas y las especificaciones formales que han de satisfacer éstas, son muy notables. El mejor homenaje que se le puede hacer a Drucker, amigos, es leerle, así seguirá vivo su pensamiento. ¡Larga vida a Peter Drucker!
julio 7, 2008 at 5:26 pm
En su día tuve que leerme este libro de Yoneji Masuda por recomendación de mi profesor de sociología del derecho.
En aquel momento muchos de sus conceptos me parecían nuevos y sabíamos que estábamos asistiendo a la definición de un nuevo modelo de sociedad. Pero en la traducción al español del libro no se habla de sociedad de la información sino de sociedad «informatizada».
La sociedad informatizada como sociedad post-industrial, Fundesco-Tecnos, Madrid, 1984
Y es interesante la transformación de esta información en Conocimiento, los criterios que operan. Los sistemas de legitimación de las instituciones creo que deben operar una gran parte de dicha transformación, en la forma de cómo se definen sus estructuras organizativas, las etapas del desarrollo, las especificaciones formales, de las mismas, como usted mismo cita del pensamiento de Drucker.
Lo que a mí me preocuparía es que estas estructuras de organización de conocimiento se apartaran de la vida.
Constituyen universos simbólicos de legitimacion, y la sociedad se explica a traves de ellos, en su caracter nómico y ordenador y su fucion es la de “integración” entre su propósito típico y el que motiva a los legitimadores.
Pero esta faceta de la cultura que reside precisamente en dar tanto poder al imperio de la técnica como algo neutro, puede llevar a ciertas regresiones sectarias, a la desintegración social y cultural que experimentamos, a los diversos imperialismos monocráticos, etc.
El mundo evoluciona pero en nuestros días, su evolución parece entrañar un riesgo para la vida y la creación de valores. De estos últimos subsisten a menudo los sometidos al reino del dinero y al reino de la comunicación, pero esperemos que emerjan medios de comunicación vinculados a la vida y a su cultura.
Gracias y un saludo!
julio 7, 2008 at 9:15 pm
Gracias Klytemmnestra por este brillante comentario.
La vida es un ejercicio permanente de adaptación del ADN al medio.
La cultura de las sociedades humanas es una integración de suposiciones elementales integradas en paradigmas que sirven para interactuar eficazmente con el entorno y para mantenernos cohesionados (Edgard H. Schein). La cultura nos ayuda a interpretar el entorno de acuerdo con la experiencia acumulada en el pasado, llevada a valores y creencias, pero, a veces, eso mismo nos impide entender bien qué está pasando en el presente y hacia dónde camina el futuro.
La cultura es imprescindible para los grupos humanos pero es a la vez una trampa porque nos condiciona. Lo único que lo arreglaría todo sería la participación de todos en todo. Y eso es una utopía. Pero seamos realistas, pidamos lo imposible.
Un saludo muy afectuoso.
julio 7, 2008 at 11:23 pm
Buenas noches Don Gustavo:
Me alegra tener entre nosotros a tan sabios contertulios. En mi ignorancia intento captar que es lo se oculta tras el significado de «cultura» y que es una «trampa» porque nos «condiciona».
Como soy un pragmático, en teoría, y en la práctica un tarambana, solo acierto a pensar en la genealogía de la cultura: La transmisión cultural que procede del Homo Habilis, el primer Homínido que transportaba sus utensilios y enseñaba su confección a sus vástagos. Estos «artefactos» son, a mi parecer, la génesis de lo «cultural».
En todo caso, si lo «cultural» nos condiciona, nacimos condicionados, ya que nacimos en el siglo que iluminó las pinturas de Picasso, el reloj calculadora y los ensayos de Michael Porter.
Una actividad derivada de la transmisión, vía enajenación mediante trueque o por valor de cambio, de éstos «artefactos» es la mercantil.
Así pues la «cultura», antropológicamente y de acuerdo con mis escasos conocimientos, es la simiente del comercio y la economía.
Son las creencias, los valores y formas de expresión artefactos quiméricos, no materiales, que se transmiten con igual importancia que los abalorios o los alfileres. Atrapan porque nacimos atrapados por el pasado de nuestra especie. ¿Qué otra puede presumir de tal condena?
Espero que el señor Hayek, fuera del cambio de ciclo económico proviniente de von Mises, no te robe el sueño.
Un fuerte abrazo
Lord Daven
julio 8, 2008 at 9:58 am
La cultura se origina por la experiencia compartida, por el aprendizaje en grupo, son los éxitos y los fracasos compartidos de un grupo los que van configurando su cultura. Y ésta es la base de su cohesión como grupo y la pauta con la que interpretan la realidad circundante y sus cambios. Por eso es a la vez imprescindible para el grupo, pues le permite entender qué pasa, y planear estrategias para interactura adecuadamente con el entorno y puede ser una trampa al impedirle interpretar adecuadamente algunos cambios que no se adaptan a sus prejuicios y paradigmas. El éxito pasado cimenta una cultura, una forma de hacer que fué exitosa, pero que no garantiza exactamente el éxito futuro.
Todas las culturas que han desaparecido ha sido por su éxito. Han muerto de éxito. Tanto éxito les acabó impidiendo entender algunos cambios que se produjeron en el entorno y que no supieron interpretar.
La base de la cultura está en la participación del grupo, sin grupo no hay cultura y sin participación no hay grupo. La clave de que esa cultura siga siendo exitosa está también en la participación. Sólo las culturas participativas son capaces de sobrevivirse porque se adaptan. De momento es casi una utopía porque cuando tienen éxito se rigidizan casi siempre y empiezan a ser poco participativas y ese es el cominezo de su final.
Hayek bien, pero su «Camino de servidumbre» lo escribió pensando en Hitler y no en Lenin. Por cierto ambas formas de cultura política desaparecidas. ¿Murieron de éxito? ¡Seguro!
Me robaron el sueño las lecturas que me recomendaste, sí. Espero que no me sequen el cerebro como los libros de caballerías le hicieron a nuestro ingenioso hidalgo: Alonso Quijano el bueno, más conocido a causa de sus maravillosos desvaríos como D. Quijote de la Mancha.
septiembre 30, 2008 at 10:33 pm
ESTIMADO GUSTAVO, BUSCANDO UN LIBRO, ME ENCUNTRO CON SU BLOG EL CUAL ES MUY INTERESNATE,JUSTAMNTE ES EL TEMA EN EL QUE ESTOY ESTUDIANDO, MI CONSULTA ES LA SIGUIENTE, EN UNOS DE LOS COMENTARIOS UN SEÑOR:(klytemmnestra)HACE REFERENCIA A UN LIBRO QUE LEYO Y EN EL QUE ESTOY EN BUSQUEDA, Y NO LO PUEDO CONSEGUIE EN NINGUN LADO, UD TENDRA EL MAIL DE ESTE BUEN SEÑOR, O UD TENDRA EL LIBRO QUE ESTOY BUSCANDO, A CONTINUACION LE DETALLO LOS DATOS DEL MISMO: Yoneji Masuda, La sociedad informatizada como sociedad post-industrial.
DSDE YA MUCHAS GRACIAS
INTERESANTE TRABAJO EL DE SU BLOG, FELICITACIONES:
octubre 1, 2008 at 10:35 am
Gracias por los elogios.
Le paso a Klymmnestra su petición.
Se trata de una señora.
Saludos.
diciembre 26, 2008 at 4:54 am
Por casualidades y azares de la vida, me llega un trabajo universitario relacionado con el libro de Yoneji Masuda en el que está investigando un alumno de Brasil que está haciendo una estancia temporal aquí en Sevilla.
Es interesante exponer algunas de las conclusiones que se vierten:
Habla de varias fases en el desarrollo de la informatización. Y se refuerza el hecho que debe existir una visión a largo plazo, en la que el Gobierno establece un diálogo o discusión sobre el hecho de que la democratización del acceso a la información mejorará a medida que aumente la productividad de información.
El problema del derecho a la intimidad atañe también a un grado mayor de proyección de su fase. La información ahora esta proyectada sobre el bien social y en los campos sociales, compilando datos acerca del control de tráfico, asistencia sanitaria y educación. El propone que, para no afectar la privacidad del ciudadano, el gobierno debería crear una comisión compuesta de personas civiles y representantes publicos a fin de controlar el uso de estas informaciones, a bien de la toma de medidas sociales y económicas para impedir posibles discriminaciones sociales.
La última fase apuntada por Masuda es sobre las unidades productoras de información que desempeñarán un papel decisivo, cercano del que vivimos hoy. Habrá la posibilidad de obtener información y resolver problemas desde un terminal doméstico que tiene contacto con un servidor central, y es lo que nos posibilita hoy hacer transacciones bancarias y ver nuestro correo electrónico desde un ordenador personal.
Alude a que “la privacidad” pasará por un cambio cualitativo radical. El tema de la intimidad, que surgió como un derecho humano fundamental en el curso del desarrollo de la moderna sociedad civilizada, perderá gran parte de su significación histórica. Incluso el derecho humano a la «información» cambiará drásticamente de carácter.
El derecho humano “a saber” se transformará en el derecho humano a “utilizar la información”, y el derecho humano de protección de los secretos se transformará en un «deber» humano o en el «compromiso ético» de compartir la información. Esto es lo que se puede llamar, con gran precisión, el giro copernicano en la privacidad de las personas.
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Os he elaborado este pequeño resumen que desde la filosofía del derecho y la teoría social tiene interés en la definición que produce sobre estos nuevos conceptos.
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Un saludo!!
Deseando que estéis pasando un tiempo precioso navideño junto a la familia y amigos, bendencido por algo mágico en las vidas de todos vosotros, y tus contertulios!!
diciembre 26, 2008 at 5:34 am
Me interesa también conectar con una nueva idea que descubro a partir de Peter Drucker porque está en consonancia final con la idea, Gustavo, de la transformación de la información en Conocimiento, que da lugar a la parte central de tu artículo.
En un libro de Adela Cortina, «Ciudadanos del mundo, hacia una teoría de la ciudadanía», se habla de este autor y de su obra «La sociedad postcapitalista; la gestión en un tiempo de grandes cambios».
Drucker viene defendiendo desde hace algún tiempo que la sociedad de futuro es la sociedad del saber, en ella la verdadera riqueza será el saber y concretamente lo que denomina «conocimientos», en virtud de los cuales una persona es capaz de aplicar el saber al saber.
Por eso entiende Drucker que al obrero industrial que era el grupo de trabajadores más numeroso de los años cincuenta sucederá el «trabajador del saber», que a fines de este siglo representará en Estados Unidos un tercio, o más, de la fuerza laboral.
Se trata de lo que Cortina define como una nueva clase dirigente: los «trabajadores del saber».
Ahora bien, esta «sucesión» no significa que los obreros industriales podrán convertirse en trabajadores del saber adquiriendo esos conocimientos por medio de la experiencia, porque no se adquieren a través de la experiencia, sino mediante un aprendizaje convencional permanente, que no está al alcance de todas las fortunas mentales.
Se producira entonces -vaticina Drucker- una nueva «división de clases», que ya no tendrá como elemento distintivo la posesión de los medios de producción, sino la posesión del saber.
La clase poseedora lo será de un saber práctico, aplicable, sin el cual una empresa no puede valerse de las nuevas tecnologías, y las clases desposeídas lo estarán a su vez de ese tipo de saber.
Por eso en los países en vías de desarrollo quedará anulada la «ventaja» de los bajos salarios, y tendrán que adquirir el saber para lograr desarrollarse.
La cuestión no es entonces que los grupos sociales estén dispuestos a distribuir las horas de trabajo, sino que existirá un tipo de trabajo no susceptible de ser distribuido.
Y sobre todo que los nuevos trabajadores no constituirán el grupo más numeroso de la población, ni se convertirán en gobernantes, pero sí compondrán -afirma Drucker- la clase dirigente.
Un nuevo conflicto de clases parece, pues, abrirse camino entre trabajadores del saber y quienes se ganan la vida por medios tradicionales y un nuevo reto se presenta al ideal de la ciudadanía ética y democrática.
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Este tema es tan interesante y comprometido y se adentra tanto en ese sentido que tú elogias de las ideas de este pensador y de hacerle justicia, que no me he resistido a transmitíroslo.
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Muchos saludos fraternos!!
diciembre 26, 2008 at 5:07 pm
Dilecta Ishtar, como siempre poniendo tu inteligente dedo en la llaga de mi ignorancia, como un bálsamo.
Siempre he rechazado, tal vez incoscientemente o mejor subconscientemente, la idea de pertenecer a la élite de los que poseen las cosas, pero no me produce rechazo la idea de intentar petenecer a la élite de los que saben y de ahí mi interés por las ideas y la permanente lucha que tengo planteada contra mi ignorancia. Pese a que cada día soy más consciente de lo que ignoro, mi curiosidad no para de acrecentarse. Me temo que me van a faltar varias vidas para poder saciarla.
No sé a dónde va el mundo, pero la idea de que la información esté al alcance de todos y que la ventaja de unos sobre otros consista en quién sea más capaz de convertir ésta en conocimiento me encanta. Ya sé que eso sería algo así como un nuevo despotismo ilustrado pero si todos pudieran acceder a la educación y tuvieran a su alcance la información, cualquiera, según su capacidad, podría convertirse en parte de la élite de los más sabios o los menos ignorantes. Es una utopía.
De todas formas encuentro que cada vez hay más información pero menos conocimiento. Faltan estructuras formales para integrarlo y falta, como decía en mi artículo, criterio. El criterio es eso que te queda después de haber sabido mucho, cuando ya se te ha olvidado una gran parte. Tú si lo tienes amiga.
Un saludo muy afectuoso y muy navideño con un haiku inspirado en las creencias de los mexicas.
Rueda el tiempo
La vida se repite
¿A dónde vamos?