Si quieres ver o bajarte la presentación utilizada por Gustavo Mata en la conferencia del pasado lunes 7 de Abril en AEDE Business School, puedes hacerlo aquí.
Si quieres ver el artículo síntesis sobre la conferencia puedes visitar esta entrada anterior de este blog.
abril 9, 2008 at 11:23 am
Muy interesante. Para mí sobre todo la segunda parte. A veces encuentro complicado el equilibrio entre no dar la lata a mi jefe y no ir demasiado por mi cuenta.
abril 9, 2008 at 1:19 pm
Miguel,
Tiene que salirte natural, cada uno tenemos que sacar el máximo partido de cómo somos, no pretender darnos la vuelta como un calcetín.
Un saludo muy cordial y gracias.
abril 9, 2008 at 3:31 pm
Estimado Don Gustavo:
Desde luego una de las mejores conferencias a las que he asistido. Esta mañana he remitido el extracto a un gestor, buen profesional y buen amigo y esta ha sido su contestación:
«Tu correo y el artículo me ha caído como una bendición… Estaba en el fondo del mar y tú has logrado hacerme ver nuevamente la luz.
Muchas gracias Genio ¡!!»
Y realmente, el genio es usted. Gracias por ayudarnos, la red se extiende más allá de donde nos podemos imaginar.
Con toda mi admiración
David Navarro, revolucionario
abril 10, 2008 at 9:13 am
Gracias David, ojalá sea verdad.
Si alguien ha vivido mejor porque tú has vivido merece la pena haber vivido. Así que si le hemos ayudado, !estupendo!
Gracias por los comentarios.
Un saludo muy cordial.
abril 14, 2008 at 10:51 pm
Soy una estudiante de Publicidad que descubrió en 4º que lo que más le gustaba en el mundo era todo lo relacionado con la Organización y Estrategia Empresarial y su funcionamiento tanto interno como externo. Más aún, cuando me incorporé al mercado de trabajo (hace muy poco, la verdad sea dicha) y a una gran empresa, me di cuenta de lo poco que se aplica todo esto en la vida real.
La inmensa mayoría de las veces reina la «estupidez colectiva» de la que hacía referencia en la presentación. Y que, si bien los jefes se apoyan muchísimo en su equipo, lo hacen de manera parásita, de modo que la gente acaba completamente alienada y vacía, sin ilusión. Eso, unido a una absoluta dejadez por parte de los mandos a gestionar de manera adecuada la comunicación interna (rumores y demás) pueden lograr un nivel de frustración muy importante y a la vez, completamente absurdo y evitable.
No sólo es ser un buen gestor del talento, sino un coordinador de personas, como usted decía, pero esto me temo que precisa mucha pedagogía, no sólo de arriba a abajo, sino también de abajo a arriba y transversal.
Usted, desde su experiencia, ¿hasta qué punto ve reflejado esta nueva necesidad de cambiar modo de trabajar en el mundo empresarial actual? ¿Nos encontramos ante una nueva tendencia que se adoptará como una moda, lo ve como una evolución lógica o se hace preciso un cambio casi cultural para que se cambien ese tipo de actitudes?
Muchas gracias desde ya por su excelente blog.
abril 15, 2008 at 9:55 am
Hola Beatriz, me concentro en contestar tu pregunta.
Yo tengo bastantes años y tengo perspectiva para darme cuenta de lo mucho y muy rápidamente que cambian las cosas. ¡No hay duda! las cosas están cambiando, como dice Bob Dylan, que es incluso mayor que yo, pero que seguro que sabes quién es. Y muchas cambian a mejor.
Cuando mis hijos crecían, a mí me llamaba la atención lo que cambiaban sus amigos, porque los veía cada mes o cada quincena sólo una vez. Mis hijos cambiaban igual pero yo los veía cada día y me parecía que no cambiaban, pero ¡vaya si lo hacían!
Cuando uno está inmerso en una empresa, sobre todo si no lleva mucho tiempo, es muy crítico con lo que ve y le parece que nada es como debiera y que nada cambia.
¡Conserva tu capacidad crítica, pues pronto te integrarás y todo te parecerá casi bien! A tu empresa, como a todas, le hace falta que los jóvenes seais críticos. Pero, sobre todo, piensa que el hecho de que las cosas cambien depende de ti. Lo que sería lamentable es que lo que a ti te toque cambiar no lo cambies. La revolución se hace desde abajo, con comportamientos coherentes, y con espíritu crítico. Ya sé que parezco un predicador, pero créeme: ¡es así cómo te digo!
Un saludo muy cordial y buena suerte con el cambio.