El histórico debate entre Hayek y Keynes acerca del origen de los ciclos económicos a raíz de la Gran Depresión, que, como reconocen hasta los más conspicuos neoliberales refugiados en la FAES, se saldó con la derrota intelectual del austriaco, supuso un gran retroceso del pensamiento liberal que duró décadas.
Hayek explica el origen de las fases bajas del ciclo económico a partir del exceso de crédito concedido por el banco central y de los tipos de interés bajos que prolongan artificialmente las fases altas. La expansión del crédito hace que los empresarios inviertan en proyectos arriesgados y poco rentables en los que nunca deberían haber invertido. La corrección inevitable pasaría por la purga de subir los tipos y esperar a que la economía digiriera los excesos.
Keynes, con una brillantez intelectual sobrecogedora, refuta la teoría clásica de que la economía se regula por sí sola. Para ello introduce un nuevo concepto: la propensión marginal a consumir, que es la variación del consumo cuando el ingreso disponible varía en una unidad de salario. C=Co+cYd, donde C es el consumo total, Co es el consumo autónomo (aquel consumo que no depende del ingreso), c es la propensión marginal a consumir, e Yd (Yd=Yt-T+TR, donde Yt es el ingreso total, T son los impuestos y TR son las transferencias) es el ingreso disponible. Si la propensión a consumir es débil y las oportunidades de inversión no son atrayentes, una parte del ingreso que no se consume no se invertirá y la demanda efectiva se reducirá, por lo que la economía se contraerá y el nivel de empleo descenderá. Mientras que para Hayek el aumento del ahorro voluntario provoca una aceleración de la inversión y en última instancia del crecimiento económico, para Keynes, el aumento del ahorro voluntario, en determinadas circunstancias, puede inducir a un descenso de los niveles de renta e inversión. El ahorro y la inversión no siempre están en equilibrio. En las crisis al estado le corresponde actuar para asegurar el nivel de inversión necesario para garantizar el pleno empleo.
Después del debate, Hayek no volvió a tener reconocimiento público hasta cuarenta años más tarde, en 1974, cuando se le concede el Premio Nobel de Economía. Este premio, a nuestro juicio, tiene más que ver con su obra política: “Camino de servidumbre”, en la que critica los sistemas socialistas que eliminan la propiedad privada, lo que conduce a la pérdida de libertad, que con sus aportaciones a la ciencia económica. Hayek ataca en el libro a los regímenes socialistas, sobre todo al nazismo, también, aunque algo menos duramente al comunismo -al fin los soviéticos fueron decisivos para derrotar a Hitler- y también a la socialdemocracia que, originalmente, propugnaba la propiedad pública de los medios de producción, pero desde la democracia, sin recurrir a la dictadura del proletariado que propugnaban los comunistas. Esta obra es considerada la biblia de los neoliberales. Pero no es un libro científico sino, como el mismo autor reconoce en el preámbulo un libro político.
Hoy en día, los socialdemócratas no propugnan la propiedad estatal de los medios de producción. Sin embargo los neoliberales siguen clamando contra el estado y su intervención al grito de que el mejor estado es el menos posible. Claro que a veces, como ahora, se callan; resultaría cómico que con la que está cayendo siguieran en sus trece. ¿Quién se atreve a decir que lo mejor ahora es dejar que todo se hunda?
Yo creo que las tesis de Hayek pueden explicar bastante bien por qué se entra en las crisis, pero las claves para salir de ellas están más bien en el pensamiento de Keynes. Sus aportaciones son, a nuestro juicio, en este sentido, mucho más trascendentales que las de Hayek.
Cada crisis es nueva y es al intentar explicarlas y buscar soluciones cuando se han formulado los mayores avances en la macroeconomía. A salir de la del 29 nos ayudó el pensamiento de Keynes. ¿Quién nos ayudará a salir del atolladero esta vez? ¿Volverá a ser él?
febrero 27, 2009 at 10:03 pm
Hola Gustavo,
en mi opinión, pese a no ser economista ni nada que se le parezca, me parecen bastante claro la única vía para salir de la crisis:
– Trabajo. Más que nunca, más duro que nadie, y más eficientemente que nadie. Sólo el trabajo duro hará que salgamos adelante; hacen falta que vuelva la cultura del triunfador por su propio trabajo y que nos olvidemos todos de los que consiguen triunfar especulando y sin esfuerzo. Como en el cuento de la cigarra y la hormiga, deben volver las hormigas a tomar el mando de la situación.
– Formación e Investigación. Tras la revolución industrial, en la que ciertos paises industrializados vendían manufacturas a los países que sólo tenían productos primarios, por lo que sacaron un gran beneficio y desarrollo, y que estuvo basada en un petroleo barato, ahora llega el tiempo de una segunda revolución. Y ésta será basará en la investigación y en la información, y sobre la base de energía cara y necesariamente renovable. Sólo aquellos países con elevados estándares educativos, investigadores, con acceso a información, e independientes energéticamente hablando, estarán en buena disposición para afrontar el futuro que nos espera; que no nos engañemos, va a ser muy duro para todos.
– Independencia y eficiencia Energética, por lo que ya acabo de comentar, los costes energéticos volverán a aumentar, pues los recursos petrolíferos y gasísticos son finitos, y es bastante probable que hayamos llegado al pico de máxima producción, al contrario que en el consumo.
En fin, que en mi opinión, con estos tres parámetros y mucha, mucha paciencia, el futuro que nos espera podrá ser esperanzador, aunque difícilmente vuelvan los tiempos del crédito fácil y el crecimiento rápido sin control.
Ah, y otra cosa muy importante. No esperemos que los políticos nos saquen del agujero. De esta situación sólo podemos salir nosotros mismos, por nuestros propios medios, trabajando, formándonos, y ahorrando en todos los aspectos (incluidos el energético).
Salud-os
febrero 28, 2009 at 3:27 am
Te dejo este artículo de Xavier Vives, relacionado con este tema que expones:
«Salir de la crisis»
Xavier Vives – Director del Centro Sector Público-Sector Privado de IESE
http://www.agendadeprensa.com/febrero25/van_44.htm
Esta expansión ha fomentado la idea de que para crecer y ganar dinero no hacía falta esfuerzo, y esto ha permeado en la sociedad, empezando por la escuela. Ahora se espera que el Estado benefactor solucione la crisis y proteja completamente a los ciudadanos. No va a suceder por más declaraciones que se hagan.
La salida de la crisis requerirá más trabajo y esfuerzo con una compensación que no crecerá en términos reales, y un cambio de modelo productivo que haga más competitivas las empresas.
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Por otra parte te refiero la opinión de un economista polémico Nouriel Roubini, (le llamaban el ‘doctor Fatídico’, hace tres años, a este profesor de la Universidad de Nueva York que predijo el ‘pinchazo’ inmobiliario y una recesión mundial. Y fue ridiculizado por ello.) que ahora dice en una entrevista en The Guardian:
-«La idea de que todo se debe al pánico y a la falta de confianza es una estupidez. Se ha perdido sin remedio la confianza del consumidor, por supuesto, pero ¿se debe eso a que la gente sea irracional? No. Sus ingresos están cayendo, pierde su casa, pierde en la bolsa… Si eso no es malo, ¿qué es lo malo?».
-Desde un punto de vista académico, la cuestión de qué es lo que va a ocurrir a partir de ahora es fascinante, «éste es un territorio sin explorar, una política monetaria que no tiene nada que ver con la ortodoxia». Roubini no se corta un pelo a la hora de formular nuevas predicciones. La primera es que podemos olvidarnos por completo de 2009, «es un año perdido». Además, cree que la mayoría de las economías avanzadas corren el riesgo de entrar en quiebra, de ser la siguiente Islandia: «Si hubiera problemas en una gran institución de Suiza, los Países Bajos, Bélgica o Irlanda, sus gobiernos no contarían con los recursos suficientes para acudir al rescate». También piensa que «Gran Bretaña está tan mal como EEUU, y está más atada de pies y manos por condicionamientos fiscales y por la necesidad de un consenso europeo».
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Y otra opinión más la del famoso economista premio nobel Paul Krugman:
-«Hacia 1945, la deuda del Gobierno se había disparado, pero el porcentaje de la deuda del sector privado respecto al PIB era sólo la mitad de lo que había sido en 1940. Y este bajo nivel de deuda privada contribuyó a que se dieran las condiciones propicias para la gran expansión de la posguerra. Puesto que no hay nada parecido a eso sobre el tapete, ni parece probable que vaya a haberlo en un futuro próximo, las familias y empresas tardarán años en liquidar las deudas que tan alegremente contrajeron. Lo más probable es que el legado de nuestra época de ilusión -nuestra década con Bernie- sea una larga y dolorosa depresión» (EL PAÍS pág 22, suplemento NEGOCIOS).
http://www.agendadeprensa.com/febrero23/pais_22.htm
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No siempre estará el Estado para recoger la mano. Se tratará más bien de un esfuerzo ciudadano conjunto y colectivo y de políticas conjuntas entre todas las instituciones políticas, económicas y laborales.
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Esto por ejemplo puede observarse en el caso de la segunda potencia mundial económica, el Japón:
El consumo no puede estimularse en Japón una vez que el Gobierno ha reconocido que la economía está en deflación (¿cómo va a consumir nadie cuando se avisa que los precios de hoy serán más altos que los de mañana?). La política presupuestaria tampoco puede actuar con un endeudamiento del 120% del PIB. Y la política monetaria poco puede estimular (bajo los efectos de la «trampa de la liquidez») con unos tipos de interés que han vuelto a situarse desde hace años en el 0,0%. Es lógico que cualquier medida de reactivación que pueda proponer Aso tenga poca credibilidad: los japoneses necesitan «pactar» un apoyo de su principal cliente, los EEUU, para lograr una depreciación sostenida del yen que estimule las exportaciones, lo cual es algo difícil de conseguir en un momento en que la economía de los EEUU se encuentra, como poco, en proceso de deflación.
Su sistema económico es incapaz de responder a los habituales estímulos de reactivación (tipos cero y compra de acciones) que sí que surten efecto en otras economías.
Porque la alternativa es el proteccionismo y eso lleva a una prolongación de la Depresión económica global. Así que Obama tiene que convertirse obligatoriamente en un líder que resucite a Keynes/Hayek del Imperio Americano.
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*Son noticias de interés que estaban ahí acumuladas.
Feliz fin de semana!
febrero 28, 2009 at 1:25 pm
Dilecta Ishtar, en esta crisis se están confundiendo demasiado las causas con los efectos y las soluciones con las causas.
Hay mucho demagogo falto de rigor arrimando el ascua a su podrida sardina;¡cómo siempre!
¡Qué trabajoso es separar el grano de la paja!
Un saludo afectuoso.