Las empresas pueden hacer mucho daño, no hay duda, pero hacen muchísimo bien: fabrican magníficos productos que nos resuelven problemas o nos facilitan la vida, proporcionan empleos en los que nos ganamos la vida, dan oportunidad de desarrollar su carrera a sus cuadros, compran suministros a sus proveedores dándoles razón de ser, retribuyen a sus financiadores y pagan dividendos a sus accionistas y… también dan ocasión a sus dirigentes de hacer brillantes carreras y de ganar mucho dinero si tienen éxito en su gestión.
Claro que todo eso se debe hacer con total respeto a los compromisos que se toman desde la dirección de las empresas con cada uno de estos grupos de interés, cuyos intereses muchas veces son contradictorios; incluyendo que los directivos también son grupo de interés y que son, a menudo, juez y parte, pues son los que deciden el equilibrio entre los intereses de los demás. A veces esos directivos se las apañan para ganar cantidades obscenas de dinero sea cual sea el resultado de su gestión. También la dirección de la empresa puede lesionar los legítimos intereses de los clientes, empleados proveedores, accionistas, financiadores, etc., a los que está obligado a servir por un contrato tácito o explícito que tiene con ellos, traicionándolos o defraudándolos. Y también puede generar otros daños si la dirección no respeta las leyes, o corrompe funcionarios o representantes de clientes, o se deja sobornar por proveedores, o deteriora el medioambiente, etc.
Esa es la tremenda responsabilidad de los dirigentes, hacer honor a ese compromiso múltiple, y eso es lo que estamos obligados a exigirles.
Esa es la misión de la empresa y esa, y no otra cosa, es la verdadera RSC.
mayo 29, 2008 at 8:45 am
Me olvidaba decir que, encima, las empresas pagan el 35 % de sus beneficios al estado para contribuir a su financiación, que es la financiación de los servicios que el estado les da a ellos y que también nos da a todos, y contribuyen a pagar la seguridad social que nos da servicios de salud y pensiones a todos.
mayo 31, 2008 at 2:29 am
Leyendo cosas últimamente sobre RSC, me da la impresión de que es algo para grandes empresas, y que las pequeñas únicamente se preocupan de ganar dinero; cuanto más mejor y no importa cómo.
Si como decías el otro día en Siemens tampoco se preocupan mucho de la ética, dónde queda todo lo que se lee en los libros y se enseña? quizás el mundo real es radicalmente diferente a esa utopía? o quizás es solo el entorno en el que se mueve cada uno…
mayo 31, 2008 at 7:52 am
El mundo depende de lo que tú hagas Carlos. Es tu mundo.
Haz lo que te toca y exige con tu actitud que los demás hagan lo suyo. Aunque alguno no haga su parte, los demás estamos obligados a ser íntegros. Somos muchos más los honestos, aunque a los golfos se les note mucho.
Un abrazo.
Gustavo Mata
mayo 31, 2008 at 12:15 pm
Sí, siempre he sido un poco «quijote» y defender lo que me parecía correcto, y al final lo único que consigues es sentirte un salmón contra corriente, que te miren raro (y mal) y estar a cada rato cabreado por tener que hacer cosas que chocan frontalmente con tus principios.