El blog de Gustavo Mata

Estrategia: Las reglas del juego en los negocios

… E PLURIBUS UNUM: … DE MUCHOS UNO

De ser muchos a ser uno; ser uno en la diversidad; ese es el lema que figura en el escudo de los Estados Unidos de América del Norte. Ahora son más de cincuenta estados, pero, en su origen, eran trece colonias que decidieron unirse en su lucha contra la metrópoli. La frase latina tiene, alegóricamente, trece letras y procede de un verso de un poema apócrifo, aunque atribuido a Virgilio – Moretum -, que explica algo tan sencillo y poco alegórico como la forma de hacer una ensalada con trece ingredientes. El verso completo dice: color est e pluribus unum.

En España llevamos unos años reconociendo y digiriendo nuestra diversidad; el estado autonómico es un intento – ¿afortunado? – de resolver esta cuestión, que indudablemente está sobre nosotros, amenazante a veces cual espada de Damócles, llena de esperanza para los que quieren que su diferencia sea reconocida. Pese a que somos uno de los estados más antiguos de Europa parece que aún estamos, a estas alturas de la historia, aprendiendo a digerir nuestra diversidad, sin perjudicar nuestra unidad – ojalá -.

Pero no quiero hablar hoy de nuestro estado autonómico. Estoy en América – en Lima -y este pasado domingo, en Bolivia, ha habido un referéndum, extra legal o irregular pero real, para proponer, desde la región de Santa Cruz, una autonomía respecto del poder central de La Paz. Uno no puede dejar de reconocer el paralelismo que ambos fenómenos tienen. Es más, los propios propugnadores del movimiento autonomista declaran inspirarse en nuestra forma de organizarnos, hija de la Constitución de 1978.

Evo Morales, líder sindical cocalero, indígena, de etnia uru, es actualmente el Presidente de Bolivia, elegido por el 54 % de los votos. Evo propone la formación de un estado unitario pero binacional, en el que la mayoría de la población, que es india o mestiza, ejercería, por la fuerza democrática, la gobernación del país; propone también un ordenamiento jurídico nuevo basado en la ley ancestral indígena, que vendría a fusionarse, integrarse o imponerse – eso no se explicita – al sistema anterior. Abrazado a la bandera de ese derecho de los indígenas a gobernar un país en el que son la mayoría – aunque la diversidad de los pueblos indígenas no permite, de forma rigurosa, que sean tratados como si fueran una sola cosa y representados por una sola fuerza – y encabezando durante años todas las protestas, algunas tan poco respetuosas con el ordenamiento jurídico como la que ahora le hacen los autonomistas, alcanza el poder. Nada que objetar a la legitimidad de su victoria pese a lo dicho. La misma legitimidad que la que tienen los líderes de las regiones – los prefectos departamentales -, pues también ellos fueron elegidos por voto directo – y es de señalar que era la primera vez que esto ocurría -. Lo que si es algo más objetable es la aprobación de una nueva Constitución – sin la presencia de la oposición que la boicoteaba, al amanecer y en sede militar -, que está en el origen de la polémica.

Lo más reseñable, a los efectos que hoy pretendo analizar, es que esa nueva constitución consagra que Bolivia es un estado único, pero descentralizado y con autonomías. Evo dice ahora que se refiere a la autonomía de las comunidades indígenas, pero desde Santa Cruz y otras zonas como Tariji, Beni y Pando entienden que se refiere a las autonomías regionales. Estas regiones son las más ricas en el estado más pobre de América Latina y son las que concentran mayor población de origen europeo.

Evo destapó la caja de Pandora y, ahora, le están aplicando su propia medicina. La prepotencia que exhibe a veces el otrora humilde Evo y su capacidad de maniobra con regates en corto secos, es lo que ahora le hacen desde Santa Cruz los autonomistas.

Me preocupa mucho el precedente. Los países americanos son muy heterogéneos; tanto desde el punto de vista étnico, como idiomático, como geográfico, como social, como económico lo son. Si el fenómeno centrífugo prende, lo de los Balcanes en Europa sería una broma al lado de la que se puede formar.

En general, en todos estos países hay un fuerte sentido nacional, pero, sabemos lo fácilmente que prende el discurso demagógico de “nosotros somos diferentes” entre la población.

Para Alder, un sistema heterogéneo sólo se mantiene cohesionado si comparte un objetivo común, externo al sistema, que le trascienda. Si no, el sistema se desagrega en subsistemas que tratan, cada uno de ellos, de encontrar su propio objetivo, para lograr cohesionarse. Si tampoco lo encuentran, el proceso se puede reiterar hasta llegar a un perfecto modelo tribal, con cientos de grupúsculos que lucharán unos contra otros. Los países heterogéneos deben tener esto claro: …E pluribus unum.

Gustavo Mata, Lima, 7 de Mayo de 2008

7 Comentarios

  1. Es es justo lo que necesita ahora Bolivia Lo que América necesita es una unión política y económica, una zona homogénea en cuanto a reglas e instituciones que propicie seguridad, estabilidad, y el desarrollo económico de la zona. Creo que ya hay algún discurso en esa línea y quizá dentro de unas décadas podamos ver algún intento serio en esa dirección.

    Por cierto, hay que ver lo que se aprende leyendo este blog. Es como tener un corresponsal privado en el exterior 😉

    Un saludo!

  2. Pedro, gracias, yo sí que aprendo contigo.
    Sé que es una utopía, pero, como decían en el 68, en Mayo, en París, «seamos realistas, pidamos lo imposible»:¨¿por qué no aspirar a una unión mundial?
    Algunos de los problemas de la humanidad – externalidades negativas de la actividad económica del hombre sobre la tierra: cambio climático, agotamiento de recursos no renovables, pobreza, etc. – tienen efectos tan grandes a largo plazo y tienen tantos costes de transacción entre los que los originan y los que los padecen(teorema de Coase), que si no se abordan globalmente, no se resolverán, y nos va a ir muy mal. A mí no me queda mucho, como para agobiarme, pero tengo nietos…

  3. Estoy de acuerdo, algunos de los problemas de la humanidad se deben abordar globalmente, o a gran escala. El coste de las transacciones es un tema clave. Un ejemplo muy bueno es el de las bombillas de bajo consumo energético. La Comisión Europea está cada dos por tres sonando el bombo y el platillo «cuánta energía podemos ahorrar si todos usamos estas bombillas», y no lo dudo, hay un potencial tremendo en algo muy simple. Europa no puede permitirse el lujo de desperdiciar tanta energía en iluminación. Incluso las grandes empresas fabricantes europeas (Philips, Osram(SIEMENS), o GE en Europa) aprovechan este tirón mediático para promocionar sus productos en un mercado «protegido». Lo que no todos saben es que los aranceles en europa son de más del 60% para este tipo de bombillas. Así entiendo que los grandes fabricantes dediquen esfuerzos a promocionar estas bombillas. ¿Actitud paradójica, ilógica, hipócrita, o las tres?

    http://www.dw-world.de/dw/article/0,2144,2758446,00.html

    A veces las soluciones están en frente de nuestros ojos, pero no somos capaces de verlas.

  4. Hola Pablo, necesitamos una conversión global a la causa, caernos del caballo, como Saulo, y darnos cuenta de lo que nos estamos jugando.
    Un saludo muy cordial.

  5. Un problema muy serio que tenemos como especie es que nos tenemos en muy alta estima y somos incapaces de pensar en tiempo geológico (que diría Punset). A lo más que llegamos a pensar es a 30-50 años (y eso gracias a las hipotecas).

    Gustavo, llevás más razón que un santo.

  6. ¡Ay, América es tan grande!: cuando vuelas sobre los Andes y ves cómo la tierra de la placa continental se levanta empujada hacia arriba por la placa que se hunde debajo de ella, o piensas que el Amazonas inicialmente era una cuenca fluvial que desembocaba en el Pacífico y ahora lo hace en el Atlántico, empujada también por la subducción de la placa, ves la vida y el tiempo con esa escala geológica que reclama Punset.
    Cuando piensas en lo que acaba de pasar en Birmania -100.000 muertos -, o lo que supuso el tsunami para una zona tan próxima a la del desastre actual piensas: ¡Somos tan pequeños! Pero somos muchos y por nuestra insensatez tenemos al planeta al borde del colapso explotando los recursos no renovables con una miopía total, que nos impide, como especie, ver más allá de nuestras narices.
    Tú sí que tienes razón.
    Un abrazo Pedro.

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